Capítulo 4: Mudanza

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Laurel

El día de la mudanza llegó, primera vez que lo hago, a muchos no les gusta porque tiene que empezar desde cero, pero yo la veo como una ayuda para olvidar todo el pasado, desde el primer momento que vi donde sería mi nueva casa me gustó amo ese estilo de las palmeras en las calles, aunque debe ser horrible en el momento de la limpieza, el camión había llegado primero ya que tuvimos una parada para comer – tranquilos son de confianza -, la casa no estaba mal con una escalera en la entrada y tenía una terraza en el último piso.

- Laurel, por favor ayúdame a bajar las cajas, recuerda que hoy tienes que ir a donde las malteadas – dijo mamá.

Si... las malteadas, mi mama conoce a la dueña y al enterarse que nos mudaríamos me tenía un cargo reservado.

- Si mamá lo sé eso no se me iba a olvidar – dije, tomando las cajas.

Al menos las cajas del carro no estaban tan pesadas como las del camión y así fui bajando una por una, cuando iba por la ultima veo a un chico que viene hacia mi dirección, piel trigueña, cabello negro con el vello facial algo crecido y un poco más alto que yo, le di una media sonrisa – porque no sabía que más hacer – y siguió su camino y yo el mío.

- No te distraigas con el primer chico que veas – dijo mama

- Si mama no lo haré – dije entrando a la casa.

Me pareció un chico atlético aunque no se le nota que practica algún deporte, pero esa mirada me hipnotizó, pero como me dijo mamá no me puedo hacer distracciones con otro chico, no quiero pasar por lo mismo otra vez, que es una de las causas del por qué nos mudamos, no deseo volver a caer de donde me levante. Con todo ya adentro lo siguiente fue acomodar.

- toma tus cosas y llévalas a tu habitación – dijo mama

Solo eran 5 cajas, entre ropa, libros, revistas y artículo para mi último nuevo año en el liceo, con todo ya listo baje para terminar de ayudar a mamá. En la sala me asomé por la venta y vi al chico pasar de regreso llevaba unas bolsas de supermercado.

- ¿Qué hora es? – Dijo revisando su reloj - ¡ay! Se me está haciendo tarde, me tengo que ir hija, Diana te va a llamar para que vayas a donde las malteadas – dijo despidiéndose

- Esa bien mamá, nos vemos – dije

Y así fue, llamo la señora Diana para que fuese a buscar el uniforme me envió la dirección aunque ya sabía dónde estaba, allá me indicaron que volviera después del almuerzo para que me fuese familiarizando con el área de donde me tocaba.

Llegando a casa mamá me escribió para que preparara el almuerzo porque se iba a tardar así que me coloqué manos a la obra, mientras cocinaba coloqué mi play list de bachata de fondo en la cocina, específicamente de Romeo El malo es la primera en sonar, pasta con albóndigas fue lo que se me ocurrió para el almuerzo, el teléfono no dejaba de sonar por el grupo de mis dos amigos que sabían me mudaba.

- David: ¿llegaste?

- Camila: muéstranos fotos de tu nueva casa

- Yo: Si ya llegue, ahora les mando fotos.

- Camila: Pregúntale a tu mama si podemos ir el sábado y salir.

- David: Que no se te olvide.

- Yo: jajaja eso no se me va a olvidar, ahora les respondón estoy haciendo el almuerzo y no dejare que se me queme

- Camila: okis bye.

Atracción inesperada de un veranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora