PARANOIA

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Recientemente me mudé con mis padres a una nueva casa, era grande, eso me incomodaba, ya que durante toda mi vida he vivido en casas pequeñas, además, suelo ser bastante paranoico, al mínimo ruido que oiga o pequeña sombra que vea ya me imagino lo peor, por lo que quedarme solo en casa es una auténtica pesadilla para mi.
Uno de los primeros días, mis padres habían ido a casa en busca de las últimas cajas que nos faltaban, yo me encontraba escuchando música acostado en el sofá cuando la melodía de mi teléfono fue interrumpida por el sonido de una persona tratando de abrir la una de las puertas del edificio de donde vivía, no descarte la idea de que trataran de entrar a mi casa,  sin embargo, no me asuste demasiado, ya que creí que mis padres habrían llegado con las cosas que nos faltaban; hasta que segundos más tarde me acordé de algo que me dijeron: "Estate atento, porque no vamos a llevar llave", mi cuerpo se tensó debido al miedo que sentí en ese momento, me levanté lentamente del sofá mientras pensaba en donde esconderme; recorrí la habitación con mis ojos varías veces hasta que pude visualizar un paraguas, decidí tomarlo como arma para poder defenderme y tratando de hacer el menor ruido posible, me acercaba lentamente hacia la puerta principal, apoyé mi oreja contra la puerta y pude notar como aquellos intentos por abrirla  habían sido remplazados por el sonido de unos pasos acelerados que segundos más tarde, se convirtieron en suspiros; atemorizado decidí hacer algo, miré por debajo de la puerta y pude verlo, alguien estaba parado enfrente de mi casa, no pude ver su rostro, pero con solo saber que estaba allí, me hizo reaccionar rápidamente, abrí la puerta y aferrándome bien al paraguas, con mis ojos cerrados golpeé a aquel hombre; sin siquiera fijarme en quien era, volví a encerrarme, apoyando mi espalda contra la puerta, pude oír el grito de mi madre, supuse que ese hombre iba a atacarla, dispuesto a protegerla, agarre firmemente el paraguas y volví a abrir, dejando visible a mi madre llorando de rodillas en el piso mientras llamaba a una ambulancia y a mi padre tirado inconsciente en el piso.
Al final todo fue culpa de mi paranoia.
O quizás no, ya que en la madrugada, después de que mi padre fuera llevado al hospital y mi madre me buscara un psicólogo, se escuchó el grito de mi vecino de arriba, por lo visto se habían colado en su casa y robando objetos de valor, pero, lo peor de todo es que su perro yacía muerto, atravesado por una bala, y tumbado en un charco de sangre.

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