♡٤໋໋۪࣪࣪۫ boo.

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Era difícil precisar el momento en el que Draco había empezado a observar el firmamento, pintando figuras de criaturas etéreas en las nubes, pero aún más difícil era, saber el momento en que se perdió entre pensamientos.

Solo notó el paso de las horas al sentir una corriente de frio viento recorrer su espina dorsal, robándole tanto un escalofrío como un suspiro, se levanto ya resignado acerca de seguir allí, si algún maestro llegara a verlo, hurtarían puntos a su casa, y no tenía ninguna excusa válida.

Una vez logró entrar a las mazmorras cerró sus ojos, dejándose guiar por su instinto y por el camino que trazaba con su mente, la melodía del arpa que Snape dejaba hechizada cada noche, acompañada por el sonido de la leña perdiendo su humo en la chimenea, lo hacía sentir en aquel paraíso que minutos antes se encontraba observando, todo era perfecto.

Hasta que fue obligado a salir de su efímera fantasía al estrellarse contra uno de los ventanales, el cual soltó unas pequeñas y oscuras gotas de agua, abrió sus ojos arrepintiéndose de haber descuidado sus pasos, llevó una de sus manos a su cabeza, hasta que una risita lo sacó de su mente. Desde sus brazos, hasta sus piernas, todo se transformó en piel de gallina.

—Lo lamento, profesor Snape, creí escuchar algo y por eso bajé, en fin, ya noté que era usted, que descanse, adiós.— Estuvo a punto de subir a su cuarto y esconderse rogando que no robaran puntos, hasta que se dio cuenta de que nadie respondió, Severus nunca dio una respuesta sarcástica —¡Lumos!— Encendió la punta de su varita, empezando a avanzar por toda su sala común, y allí estaba de nuevo esa risa, esta vez tras el —¡Sé qué estás ahí, cobarde!

Sin embargo, todos los presentes estaban consientes de que el cobarde era el, tan solo era necesario observar sus piernas temblar ante el no saber que se escondía de el en aquella oscuridad, o si en algún momento una de las ventanas se derrumbaría por el golpe que le dio, y quien se burlaba era alguna sirena traviesa.

Sintió unos brazos rodear su cintura, una respiración clavada en su cuello, cerró sus ojos con tanta fuerza que veía pequeñas estrellas,

Una respiración se clavó en su cuello, cerró sus ojos con tal fuerza que veía estrellitas, rogaba que fuera Peeves, o incluso tal vez el barón sanguinario, pero ellos jamás abrazarían su cintura, al menos no de esa forma. Estaba a punto de desmayarse.

—¡Boo!— Susurró una voz en su oído —Amor— Pausa —Soy un fantasma.

-No leas mi mente. Y, ¿Fantasma? Fantasma mi abuelo— Empujó a su novio al notar que era el causante de su miedo, pero no contaba con su astucia; Este lo había tomado de la capa, logrando así que ambos cayeran, y por un pequeño error de calculo, no al sillón, si no al suelo. —¡Auch! ¿Qué fue eso, Potter?

—Te ves demasiado tierno asustado, deberías hacerlo más seguido.

Su rostro se llenó de pura y verdadera confusión —¿Qué? No contribuiré a tu fetiche de miedo, o algo.

—Te quiero como a nadie, Draco.

Se giró, para así lograr apoyar su espalda en su pareja —Yo igual.

—Entonces deberás apoyar mis fetiches de causar miedo— Una pequeña risa hizo vibrar su pecho.

—Considerable, pero debes esforzarte más— Acomodó las piernas del contrario, para que estas lo abrazaran, giró su cabeza —Eres casi tan hermoso como yo, Hazzy— Dos pequeños cabellos en forma de rulos estaban sobre la frente de su novio, los separó con sus dedos índices.

—Pronto deberíamos ir a nadar al lago— Besó cortamente sus labios, haciendo que se sintiera algo nervioso, a pesar de llevar casi cuatro años de relación, no se terminaba de acostumbrar a pruebas de amor físicas, y menos en ese espacio, en el cual si alguno de su casa bajaba, todo se iría por la borda, así que, nuevamente acomodándose, se recostó a su lado, aún en su pecho, sus cabezas estaban casi juntas.

—No, ¿Estas loco, mi vida? Eso si jamás. Subamos— Unió sus dedos, lo miraba de una forma que daba a entender que rogaba por subir al sillón.

—Quedémonos aquí, frente al fuego, juntitos.

—Pero me gustan las noches gélidas, ¿Para que arruinarla con el fuego?— Lo miró, con sus labios en línea recta, los cuales fueron besados.

—Es el fuego de nuestro amor, pequeño.

—Deja de llamarme así, soy mayor que tú.

—Está bien, señor 168 centímetros— Giró sus ojos.

—Siento que pronto amanecerá, y cuando amanezca, tendrás segundos para correr.

—Y por ahora, ¿Qué harás?

Lo pensó por un momento —Amarte.

—¿Dejarás de hacerlo en la madrugada?— Recibió un sonido a modo de afirmación —Bien, hasta entonces aprovecharé para contar los lunares en tu cuello— Se acercó de una forma casi peligrosa para molestarlo, causó una reacción casi instantánea en su novio, un pequeño temblor, su aliento rozaba nuevamente aquella piel de porcelana.

—Potter— Suspiró— Detente.

—Son nueve, y— Suspiró —Recuerda que dijiste que me amarías hasta el amanecer, llámame de una forma cariñosa.

—Bien, cariño, en vez de contar lunares, cuéntame ¿Cómo te enamoraste de mi? Es decir, sé que soy fabuloso, pero no lo sé, siempre he tenido esa duda —Le dio un espacio para responder.

—Bien, te contaré una historia— Lo rodeó con uno de sus brazos, Draco casi de forma instantánea cerró sus ojitos —Todo empezó en primer año, era el primer día y me confundiste con Theodore Nott, luego dijiste que no lo sentías, que yo debería sentirlo por no ser el— Rio al recordar sus palabras de hace ya seis años —Me pareciste curioso, pero entonces, Ron se burló de tu nombre, y te enojaste. Con el paso de los días me di cuenta de que estabas lleno de detalles, y ya sabes, no soy alguien que destaque mucho, pero tu sí, entonces pude descubrir muchas cosas que no noté antes.

—Oh, me saliste acosador, ¿Debería dejarte? Estás obsesionado conmigo, es aterrador— Se recostó en su hombro, soltaron una risa corta.

—Empezamos a crecer, me empecé a dar cuenta de mi amor por los detalles, detalles de los que estabas— Se corrigió rápidamente —Estas lleno. Y vi, entonces, que me empecé a enamorar, porque a pesar de tener trece años, me parecías la respuesta perfecta a cada pregunta acerca de algo celestial. Todo mi mundo dio un vuelco cuando Neville me contó que Astoria, esa niña de primer año, besó a Draco, pero no a cualquier Draco, si no a Malfoy, a quien siempre tanto desee. Pensé que era algo lógico que estuvieras con ella, es decir, ambos son sangre pura y ricos, mientras que para mi, en ese entonces, el verme al espejo era ver a un mestizo de clase media-baja, que lo que tenía en mayor cantidad era el amor de sus padres, me sentí mal por días, hasta que confesaste que eras gay, pensé que fuiste valiente, pero recordé que en el mundo mágico era algo normal, en realidad no importa, seguirás siendo valiente para mi. Y un día, estuve mucho tiempo observándote en la biblioteca, estabas tomando una leche de chocolate en cajita, preguntándome si debería lanzarme o no, leías un libro de fantasía, y casi de forma tonta, pensé que en mi mundo, tu eras la fantasía. Cuando te vi salir, creí que no debía esconderme más, y me declaré, no pensé que reaccionarías así, pero fue la mejor decisión de mi vida, porque ahora, te tengo aquí— Sonrió al recordar —¿No te parece que te amo demasiado? Y tú, Draco Lucius Malfoy Black, ni siquiera me-

Se detuvo al darse cuenta de que era absurdo seguir hablando, las largas pestañas de su novio descansaban sobre sus mejillas, sus labios estaban entre abiertos y los rayos de sol mañanero bañaban su piel, piel de la que probablemente se sentiría avergonzado si estuviera despierto, besó cortamente los labios del rubio.

¿Debería despertarlo, dejarlo en aquel sillón dormido, o llevarlo a un cuarto? Sería mejor la última idea, sería mejor dormir juntos hasta su primera clase.

Pero Draco nunca durmió, solo fingía dormir para que aquellas traicioneras lágrimas de felicidad no lo delataran, amaba a Potter, como nunca había amado a nadie. Y el lo amaba, como nunca nadie lo amó a el.

Sin embargo, pronto lo enfrentaría por la visión tan miserable que llegó a tener de sí mismo.

Nunca he escrito fluff, espero me haya quedado bien, ªªªª.

¡Boo! ✧ DrarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora