2

686 13 2
                                    

No hay nada como un buen sueño, o un buen baño,
o una calle tranquila donde puedas pasear a los perros, acomodar los huesos y tomarte un café.

Nada como una buena borrachera con los amigos que quieres y el trago que te ahoga; o una tarde sin ruido, o una mañana sin despertador.

Nada como un simulacro de incendio en las oficinas que compartes con gente aburrida que tiene una sola ambición: que llegue el fin de semana para dejar de verse.

Nada mejor que identificar el día por el color en el tendedero de los vecinos cuyas vidas te importan una fregada: el lunes blanco, el martes azul, el miércoles lencería y negro, el jueves tutti frutti para los niños y el viernes otra vez blanco.

Nada como una mañana de 20 de noviembre en la que sabes que no hay nada que celebrar pero tienes descanso obligatorio.

Nada como andar sin desayunar, sin pantalones, sin ideas, sin remordimientos, sin material para una película que cambiara a las siguientes 10 generaciones.

Nada como respirar y cerrar los ojos mientras los noticieros de las 10, 11 y 12 sincronizan sus ideas y nos muestran un mundo de promesas sin cumplir.

Nada como bajar el switch de la vida por unos instantes y brincar borregos de 100 en 100 hasta saturar la cerca.

Nada como bajarle al baño y que todo ( borregos, borrachos, simulacros, vecinos, calzones, switch, vida, ambiciones y oficinas) de vueltas y vueltas y vueltas hasta llegar a la cañería principal para caer en el lago de: ¿A quien carajos le importa?

Nada como graduarse de explorador y dedicarse a resucitar almas.

Nada como abrir la blusa de la mujer que amas y descubrir una bomba que estalla - al instante- y acaba con el edificio en el que vives, la calle en la que vives y la vida en la que vives...

Nada como un buen sueño, un buen baño, una calle tranquila, una buena borrachera. Nada como tu blusa, perder los pantalones, una bomba.

No hay nada mejor -lastima- que un cambio de vida

Piedras SueltasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora