¡Daniel!, y esos dos son mis hombres, siento una rabia por dentro, así que por esto es que no podían cumplir órdenes. Veo a Dani pegándole un golpe a uno de ellos. Se lo tiene merecido. Pero el otro está por pegarle a Daniel. Corro y alcanzó a detenerle el brazo antes de que le pegué. Con aún su brazo en mi mano le digo:
- Así que en esto estaban tan ocupados, asaltando a muchachos por la calle.
- ¡Eh! Quien te crees qué eres.
- Qué quién me creó que soy.
- Ah, perdóname, no nos dimos cuenta de que eras tú.
Serán imbéciles. Los veo alejarse lentamente hasta que los pierdo de vista. Vuelvo y alzó la cara hacia Daniel, para decirle:
- ¿Estás bien?
Parece aturdido, como si estuviera viendo a un fantasma. Y le vuelvo a preguntar:
- Daniel. ¿Te encuentras bien?
- Disculpa, pero como sabes mi nombre. ¿Nos conocemos?
¿Que? No me reconoce, bueno tal vez tenga un poco de sentido, en el instituto solía vestir de manera más formal, no con una chaqueta larga, jeans rotos, una blusa floja y con varios piercings. Y tenía el cabello más arreglado, supongo que no me veía tan cansada.
- Dani, soy yo, Irina.
- ¿¡Irina!?
Definitivamente no me reconoció, entonces sí que he cambiado.
- Te lo vuelvo a preguntar. ¿Te encuentras bien?
- Ehh, si, disculpame, es que te veo muy diferente.
- Si bueno, tu igual has cambiado. Pero, ¿Porque has regresado a la ciudad?
- Voy a la facultad de aquí.
- Vaya, ¿Te acompaño a la Universidad?
- Si, venga.
Así que ha vuelto a la ciudad por los estudios, la verdad no sé cómo sentirme al respecto. Pero tampoco espero que volvamos, en su momento me resultó duro su partida. Creo que lo extrañé.
- ¿Y tú qué me cuentas?
- Pues no mucho, como verás todavía vivo aquí.
- Por lo que veo venías del bar ¿no?
- Ehh si. ¿Cómo sabías que venía del bar? Ese lugar no estaba cuando vivías aquí.
- Es que estuve en el bar antes con Ana, Lucas, Alexa y Peter.
Vaya, qué raro, estuve en el bar desde la tarde y no lo vi por ningún lado.
- ¿Y estás feliz de volver a la ciudad?
- Si, bastante, no me hubiese esperado que hubiera gente de la época del instituto.
- Sí bueno gente si que hay. Por cierto. ¿Qué estás estudiando?
- Arquitectura. ¿Y tú? Supongo que te veré mañana.
- No iré.
- ¿Que? No puedes faltar a la clase.
- Sí que se puede, es cuestión de voluntad.
No le diré, la verdadera razón.
- ¿Por qué me miras de esa manera?
- Es que de verdad qué has cambiado. Tú físico y tú en general.
- Si bueno, he cambiado y punto. La gente cambia, nos juntamos a grupos distintos.
Creo que le conteste muy fuerte, pero es que simplemente no me pueden entender.
- Si bueno, me alegra volverte a ver.
- Igualmente.
- ¿Nos volveremos a ver por aquí?
- Posiblemente.
- Pues que descanse hermosa dama.
- ¿Hermosa dama? Que duerma bien damisela en apuros.
- Hey.
- Adiós.
Aunque no se si sería bueno que nos volviéramos a ver. Pero si que lo he extrañado. Y ahora tengo que sonarme a estos maes que lo intentaron asaltar y quién sabe qué más hubieran hecho. Pero ahora no, quiero ir a descansar a mi casa.
Mi casa, un departamento pequeño, apenas entras, a unos cuantos pasos, hay una mesa con dos sillas en cada extremo, tanto las sillas como la mesa tienen del lado derecho la pared. A la izquierda se ve la cama, si la cama, es como un estudio habitación, solo que no se ve como en las revistas, en la pared del frente hay una combinación un escritorio y una mesa para la televisión, que a pesar de ser una pantalla no es muy moderna que digamos. Al lado derecho del mueble está una puerta que lleva al baño, que en mi opinión es lo más bonito del departamento, el lavamanos, pegado a la pared izquierda, con la parte superior hecha de piedra caliza, abajo unos armarios hechos de madera. Al lado derecho del lavamanos está la ducha, tanto pared como la puerta de cristal, obviamente a excepción de las paredes de concreto recubiertas de cerámica, por ser el baño, con las que comparte, y en frente de la ducha el váter, que tiene al lado unos cajones. Luego entre el escritorio y la cama está otra puerta en la que hay una especie de pasillo lo suficientemente ancho como para una persona, a los lados del pasillo se encuentra todo lo que necesita una cocina. Y esa es mi minúscula casa. Me vine a vivir aquí el penúltimo año del colegio.
Desde entonces he estado sola con mi gato negro, un lindo macho de ojos azules. A pesar de que mi prima vive aquí mismo, he decidido vivir sola, ella siempre ha sido como una hermana para mi, ya que nos criamos juntas. Literalmente tenemos la misma edad y rasgos muy parecidos. Tanto mi madre y mi tía eran hermanas gemelas, y como nosotras somos como copias de ellas, pues compartimos la mayoría de los rasgos. Pero como le tengo tanto cariño, lo mejor sería que no viviese conmigo. Pero sigo al pendiente de ella. Siempre me anda preocupando.
- Hola guapo, cómo estás Venus.
- Meow.
- Me alegro.
Cristina desde pequeña ha tenido el sueño de ser modelo, y lo ha cumplido, en el último año del instituto la contactó una agencia de modelaje, y actualmente está por terminar sus estudios de relacionista pública. Desde que empezó en ese mundo de la moda, mi madre ha gestionado su carrera. Pero desde que le empezaron a exigir más, mi madre no se ha preocupado mucho por su salud, y Cris cree que no tiene nada de malo. Pero de verdad me da miedo de que pueda pasar algo.
Ahhh, será mejor que me deje de hacer mis rayadas mentales. Me siento cansada, me iré a la cama.
- Vamos a dormir Venus.
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Intoxicación
RomanceEsta historía esta inspirada en el juego Corazón de Melon, pero desde una perspectiva distinta, los que lo han jugado entenderán a que hace asemejo la historía, al los que nunca lo han jugado les será una historía nueva, pero disfrutable. Les recomi...