Capítulo Uno

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Como odio este maldito lugar, al igual que esta gente que no me deja en paz. Pero no me queda de otra, si quiero llegar a fin de mes.

- ¿Entendiste bien Irina?

- Si señor,buscaré nuevas zonas donde vender e intentar engañar a los policías.

- Perfecto.

Por más que lleve haciendo esto me sigo sintiendo culpable por tener que intoxicar a estas personas. Ahhg, después de todo ellos son los que eligen comprar la droga. Pero aún así... Una vez vendida ya no es mi problema.

Ocupó desestresarme, voy a tomarme algo al café. Uff, esta calle es muy concurrida a esta hora del día, espero que haya una mesa vacía.

- ¡Irina! ¡Primita! Es raro verte por aquí.

Joder, lo qué me faltaba.

- ¿Y tú qué haces aquí? No deberías estar en la facultad.

- Ya terminé las clases. Por cierto hablando de la universidad, no crees que tu también deberías de estar en la uni.

- No empieces otra vez Cristina.

Cuántas veces le tengo que decir que no me interesa.

- Es que el decano me está preguntando por tí, dice que sería bueno que volvieses a las clases. Además dice que por tus notas no te tendrías que preocupar, sabe que eres una estudiante con futuro.

- Pues dile que no he pensado en lo más mínimo en regresar.

- Pero Irina...

- ¡Pero nada! Y será mejor que vuelvas temprano a casa vaya a ser que te de algo.

Creo que mejor me voy al bar por un trago. Por qué diantres no lo puede entender, lo mejor es que no me vean en la facultad. Ni que me relacione con nadie. Después de todo ya he logrado que todos me odien.

Arrrg otra vez esa rubia oxigenada dando con su banda sus conciertos. Hoy voy a tener dolor de cabeza, como me desagrada Eva. Aunque su música no es tan mala.

- Señor, me puede servir un tepache.

- En seguida.

Tengo ganas de beber algo dulce.

- Aquí tiene.

- Gracias.

Me pregunto si Cristina ya habrá llegado a su casa. Lo que menos quiero ahora es encontrar la tirada por ahí en la calle. Vaya, hoy el bar está vacío, bueno era de esperarse es lunes, todos de seguro deben de tener clases mañana. Ya me lo acabe, no sé si pedir otro.

Mejor no, no quiero llegar borracha a mi casa.

¡Si es cierto! Se me olvidó que tenía que avisarle a los muchachos de los nuevos lugares de venta. Venga, voy a llamarles.

-Hola, soy yo, Irina.

- Irina, ¿dígame qué sucede?

- Te hablo para ordenarles que tienen que cambiar el lugar de venta, vayan a la zona sur, para que le digan a los camellos. Y si ves a la policía cerca de alguna de las zonas me avisas.

- Vale guapa, pero en este momento andamos algo ocupados. Lo haré mañana antes del medio día.

- Más te vale que mañana ya hayan cambiado de zona. Y no me vuelvas a llamar así, si no quieres que te corte el pescuezo.

Tssk, qué irrespetuoso.

Las once de la noche, ya es muy tarde, me iré a mi casa. Salgo del bar y notó un frío tremendo. Me cago en todo. Aunque ya lo había notado antes, siempre me da mal rollo esta ciudad de noche. Y más si no hay nadie por la calle. Me dispongo a girar la esquina.

Bueno y ahora qué, apenas giró la esquina veo que hay una pelea, dos tipos contra un muchacho. No estoy de humor como para meterme en peleas. Será mejor que haga la vista gorda. ¡¿Pero que?! Ya he visto esa cara antes. El muchacho al que están asaltando es...

IntoxicaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora