3. Pepinillos

146 20 28
                                    


Al llegar a un supermercado totalmente desconocido para mi, bajé con lentitud y precaución. Tenía que dar cada paso con cuidado, literalmente aquella camisa que estaba atada a mi cintura, era mi salvación de vida.

—Te aseguro que no sé te ve nada, confía en mi —él hablo a mi lado, sacando mis manos de la camisa.

—Estoy asustada.

—Lo se, pareces un pequeño chihuahua cuando tiemblan—él río, para luego tomarme del brazo—. Vamos a comprar tus toallas higiénicas.

—No digas eso, es totalmente vergonzoso —sentí como mi rostro se tornaba rojizo.

Michael sólo guardó silencio, pero de igual modo siguió arrastrándome hacía el interior del local.

Al entrar, caminó hasta un guardia de seguridad, éste se encontraba completamente serio, pero sonrió levemente al vernos acercar. Seguramente se reía de mi rostro asustado, tal vez a él le gusta ver sufrir a las mujeres con sus problemas.

—Señor, una pregunta —oh no, él no preguntaría aquello, quise interrumpirlo, pero él se cubrió mi boca con su mano—. ¿Dónde se encuentra el pasillo con protectores femeninos? Ya sabe, aquí un gran problema a mi lado.

El guardia sólo río, seguido de aquello, golpeó suavemente el hombro de Michael.

—Pasillo cinco, eres un gran chico, admiro que sigas aquí con la chica. Ya sabes, ellas son insoportables en sus días —habló sonriendo.

Quise protestar, pero de mis labios no sé formuló nada, fruncí mi ceño y bufé derrotada. Michael asintió, y agradeciendo, nuevamente me arrastró hasta aquél pasillo.

Él seguía cubriendo mi boca, personas que pasaban por nuestro lado, nos miraban extrañados o algunos se reían. Claro, rían de mis desgracias.

Al llegar al pasillo indicado, Michael me soltó, iba a protestar por lo anterior, pero él me apuntó con su dedo, para luego llevarlo hasta su boca, demostrando que guardara silencio.

—¿De cuáles usas? —preguntó, observando todo el pasillo

Les juro que cuando esté completamente recuperada, me vengaré de esto.

—Nocturnas y grandes —susurré, cruzando mis brazos bajo mi pecho.

Él asintió, para comenzar a buscar entré todos los utensilios que habían allí.

Yo no me iba a mover de aquí, bastante avergonzada me encontraba para buscar mis toallas higiénicas, que él lo hiciera, y muriera de vergüenza.

Pero al parecer, para él era totalmente normal buscar utensilios femeninos, o tal vez no sé avergonzada de la situación. Ahora soy yo quién admira su fuerza pública.

Él caminó por todo el pasillo negando con su cabeza y buscando mis protectores, era un gesto bastante tierno y extraño. Al final, agradeceré su ayuda.

Quise hacerme aún más pequeña cuando un grupo de adolescentes ingresó al pasillo, y comenzaron a buscar no sé que, ahora ya no estábamos solos.

También, por el otro extremo, ingresaron dos señoras adultas, ella charlaban entré sí, riendo.

Perfecto, el pasillo estaba completo de mujeres y...Michael. Mis deseos con lanzarme al piso y llorar, cada vez aumentaban mas.

—¡Dannie!— gritó Michael, llamando mi atención—. ¿Eran grandes o extra grandes? —preguntó, girando hacia mi, mostrándome las dos opciones.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Nov 11, 2020 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Menstruation  •Michael Jackson•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora