Por siempre.

23 6 2
                                    

Él caminó con cuidado por las aceras húmedas del barrio, habían casas pequeñas, con cálidos sentimientos en el interior. Muchas familias se preparaban para el festejo de año nuevo, aunque nunca lo celebraban, y él tenía ganas de verla. Sus nombres son irrelevantes, pero se amaban. Llegó a una casita no más grande que las anteriores, pintada de un ligero color pastel.  Observó el balcón de la chica que le hacía suspirar, y ahí estaba, tan radiante a pesar de ser casi medianoche. Él emitió un leve sonido, a lo que ella simplemente respondió con una sonrisa. Estaba decidido, esta noche escaparían de sus hogares, con el fin de unir sus almas de una buena vez.

El chico subió a un árbol, que estaba curiosamente colocado en la posición perfecta para tener acceso al balcón de esa casa, como si aquel roble estuviera enamorado, dándole serenatas de hojas caídas a aquella hermosa y pintoresca construcción .Él era trapecista, por lo cual trepar le era tan fácil como hablar, pero a ella aún le daba miedo que tropezara por accidente y cayera. La vida del joven se componía de un desayuno, almuerzo y cena de riesgos, su día a día en el circo fue lo que permitió que se conocieran hace un año, mientras la carpa estaba de gira en el pueblucho.

--¿Estás lista? -preguntó al caer como una pluma sobre el suelo del balcón.

--Lista, pero, ¿No deberíamos avisarles a mis padres? Podrían preocuparse... -añadió con un tono de molestia.

--Si se los dijeras no nos dejarían irnos -con suavidad colocó una palma de su mano mojada por trepar el árbol en sus cálidas mejillas, a lo que ella cerró los ojos por el frío contacto.

--Tienes razón, ya no hay vuelta atrás.

A la muchacha se le dibujó una sonrisa en los labios, y cogió una cajita que estaba sobre la baranda. Dirigiéndose a su acompañante, este le ayudó a descender de su casa a través del roble, y al caer en el húmedo césped, las luces de la choza se encendieron, curiosas de lo que pasaba afuera.

Una estruendosa voz se oyó en el dormitorio, era su padre, quien estaba sumido en la cólera al no ver a su hijita en la cama. Los jóvenes comenzaron a correr hacia la carretera central, escuchando a lo lejos los gritos incesantes de la madre y los bufidos grotescos del progenitor.

Ya llevaban tiempo trotando, hasta que lograron alcanzar ese anhelado destino, que se componía de un simple lago, iluminado por la luna en cuarto menguante, formando una sonrisa, feliz de verlos al fin juntos.

--Ya casi es media noche -dijo la joven y sacó la cajita del bolsito de su vestido.

--Espera... -la interrumpió rápidamente- quiero hacer algo antes.

Con cariño agarró sus caderas y ambos se fundieron en un beso tierno, cálido y largo, sus labios lanzaban una erótica danza que hacía sonrojar hasta a la luna. La chica colocó sus manos en la nuca del contrario buscando acortar la distancia inexistente entre ellos, mientras sus respiraciones se entrecortaban. Sintiendo un vacío, ambos se separaron, dejando un pequeño hilo de saliva que aún conectaba sus labios, y tomaron la cajita entre sus manos. El chico, cuyo nombre es Manuel, se arrodilló frente a Ingrid, sosteniendo aquella caja de cubierta roja.

--Ingrid...tu amor lo es todo para mí...¿Te gustaría pasar conmigo la eternidad? -susurró al compás de la brisa nocturna.

--Me encantaría, Manuel.

--¿Por siempre?

--Por siempre -aseguró.

Ambos sonrieron y abrieron la caja. Una preciosa cuchilla diminuta se encontraba ahí, brillando y luciendo su filo.

El reloj marcaba las 11:56pm del 31 de diciembre. Manuel agarró el bisturí, y, cual hermosa presentación de ballet, hizo un profundo corte en el cuello de Ingrid, aunque no lo suficiente para asesinarla al instante. La muchacha cayó en sus brazos con la mejilla apoyada en su hombro, cerrando los ojos con ternura y disfrutando del manantial que emanaba de su cuello. Su amante repitió el acto en el suyo propio, quedando ambos en un abrazo carmesí, con una enorme sonrisa en sus ya mojados labios. Cayeron al suelo, felices, en un charco de amor, mucho amor. ¿Y la luna? La luna sonreía a las 12:00am, dándole la bienvenida al nuevo año, y al nuevo par de almas que vagarían por el lago de las ánimas.

Por siempre.

~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•
Aquí os dejo otro relato que publiqué hace un tiempo, corregido ya.
Espero les haya hecho creer un poco en el amor verdadero, pequeñas almas :)
Os quiere:
Sally♡

Sopa de tinta y pensamientosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora