Esto es para ti.

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Somos adolescentes.

Somos adolescentes, y se supone que deberíamos estar disfrutando de nuestra adolescencia, no estar así, como ahora.

Es tarde, ya es de madrugada, y me pregunto el por qué de tantas cosas.

¿Por qué nos acomplejamos?

¿Por qué estamos tan tristes?

¿Por qué pasan tantas cosas malas?

¿Por qué, todo?

Llegar a la respuesta de todas esas preguntas es difícil, porque vamos, hay un millón de factores para cada situación, cada persona es un mundo diferente, y cada quien tiene razones diferentes.

Algunos pasan esta etapa mal por la falta de un ser querido.

Otros por baja autoestima.

Otros por bullying.

Otros por las tres, e incluso más.

El punto es que ya no disfrutamos lo que hacemos.

Esos momentos fugaces de felicidad se quedan en nada, los olvidamos por el simple hecho de que el dolor es lo único que conocemos, que no hubo, ni habrá nada después de eso, pero nos equivocamos. De niños fuimos felices: reímos, lloramos, bailamos. Realmente lo disfrutamos... Lo disfrutamos mucho, pero lo hemos olvidado.

En la actualidad, la presión social recae sobre todos los adolescentes, no importa de qué lado del mundo seas o a qué clase social pertenezcas, siempre habrá una figura que deberías cumplir, según tus padres, los profesores, o tus amigos.

"Si no haces esto no puedes ser mi amigo."

"Deberías ser cómo él."

"No eres lo suficientemente bueno.".

" Estás gorda."

Estas palabras, dichas por la persona correctamente incorrecta te pueden hacer cambiar, entonces dejas de ser tú. Apartas tu esencia y empiezas a ser como te moldean las personas.

Te empiezas a vestir de forma provocativa, empiezas a fumar, dejas de comer, estudias más, y todo esto por satisfacer la necesidad de control de los demás.

Puede que sea la persona menos indicada para estar diciendo todas estas cosas, debido a que traté de satisfacer a los demás; y puede que por eso mismo también sea la adecuada para decirlo, también sufrí y me dejé manejar.

Pero no más.

No más noches de llantos por no ser lo suficiente.

No más amargura por un comentario.

No más mala vida por la opinión de los demás.

He decidido vivir mi vida de la forma más perfectamente imperfecta, la mía.

Yo misma seré dueña de mis acciones, emociones y pensamientos. Y quiero que también hagas lo mismo, que te adueñes de tu vida, por esa razón, es tuya y no debes dejar que nadie la maneje.

Sé que te pasan cosas tristes, unas más que otras, pero la solución a esto no es llorar, es ser fuerte. De cualquier forma, lo puedes ser. Si has considerado alguna vez el suicidio y sigues aquí, eres fuerte.

Si pensaste en cortarte y no lo hiciste, eres fuerte.

Si pensaste en vomitar y no lo hiciste, eres fuerte.

Si pensaste en fumar y no lo hiciste, eres fuerte.

Eres fuerte y eso nunca lo debes olvidar.

Quizá una de las mayores facultades que posee nuestra mente es la capacidad de sobrellevar el dolor, de una forma u otra, aprendemos a vivir con todas estas cosas malas a nuestro alrededor, y algunas veces, olvidamos las que más nos hacen daño, por simple auto protección.

Y ahí está todo. Olvidar lo que te hace daño. Cuando olvidas, ya no te pueden herir, o no si tú no lo permites.

El punto es que no quiero que sigas sufriendo, quiero que tomes las riendas de tu vida y las lleves por un nuevo camino, uno mejor que el de ahora, porque aunque no lo creas, lo puedes hacer.

Haz lo que más te gusta.

Ve a un parque y mira a la gente divertirse, y también intenta hacerlo.

Lee un libro.

Canta.

Dibuja.

Corre.

Haz ejercicio si quieres.

Pero haz algo que realmente disfrutes, que tú sientas que te da paz por un momento.

Y tal vez así, haciendo esas pequeñas cosas, tu vida pueda ser una más feliz.

»»Sé que no me conoces, ni yo a ti, pero pienso que eres muy importante aquí.

Lo hice con mucho cariño, especialmente para ti.

—Con cariño, Mar ««

Frases vacías.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora