Capítulo 2

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Una alarma espantosa nos despertó por la mañana, cuando volteé a ver la hora, eran las siete de la mañana. Solo podía pensar:  ¿Quién carajos se despierta a esa hora en un fin de semana? La resaca me estaba matando, como lo predije. Entraba demasiada luz por las ventanas y el dolor de cabeza estaba comenzando a aparecer.

Me dirigí al baño casi gateando. Todavía estaba muy mareada y tenía unas ganas tremendas de vomitar. Cuando al fin conseguí llegar al baño y me vi en el espejo, mi delineador estaba corrido y se difuminaba en mis ojeras, parecía un oso panda. Busqué cualquier jabón que tuviera Alyssa para poder lavarme la cara y no parecer tan acabada. Cuando terminé de hacerlo, noté que mis manos estaban temblando a causa de la resaca.

Un rato después, bajamos para desayunar, había vasos y basura por todos lados. Julieta no era muy buena cocinera, pero aún en medio de su resaca, hizo un esfuerzo para prepararnos unos panqueques. Noté que ella estaba peor que yo, porque parecía a punto de desmayarse y no recordaba absolutamente nada. Por suerte yo sí, y le conté de su pequeño espectáculo al lado de la piscina.

- Oye, Julieta... – Dijo Alyssa. – No es tan malo como se escucha, pero si... diste de que hablar.

- Esta bien. – contestó Julieta, con un tono despreocupado. – No es como si me importara demasiado, pronto lo olvidarán.

- ¡Oh, Margot! ¿Cuándo empiezas a trabajar? – preguntó de pronto Alyssa.

- Pues... Comienzo el lunes. – contesté. – La verdad, espero que la resaca que tengo se cure hoy. Sería una molestia si no.

Pasé el resto del día ayudando a mis amigas a limpiar la casa y por suerte quedó bastante limpia. Verán... no soy una persona a la que le gusta ordenar y limpiar, pero lo hago cuando la situación lo requiere. No lo haría si me estuvieran obligando, tiene que ser por mi propia voluntad.

Cuando regresé a casa, saludé a mis padres y después, fui directo a mi cuarto a dormir.

Por mil razonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora