Kanashimi, la felicidad existe

El principio del derrumbamiento.

Recuerdo aquellos días de agonía y desesperación, cuando nadie tenia esperanzas en la humanidad y cuando nadie pensaba que cada rayo de luz podría, algún día, ser algo maravilloso, algo lleno de eso que a las personas les faltaba, felicidad. En aquellos tiempos las personas tenían algo mas importante por lo que preocuparse antes que saber la capacidad de alegría que podían aguantar.

Yo vivia solo, no tenia casa pues me pasaba todo el día acostando en el césped lleno de flores de toda clase y colores, mirando al cielo, los rayos del sol, eran preciosos.

Normalmente pensaba en la paz, fe, amor, esperanza, tranquilidad...pero sobre todo en la felicidad extrema, eso era una de las cosas que mas me gustaba hacer, pues solamente veía al ras del suelo en el que me acostaba cosas que me hacían pensar en todo lo que me gustaba, pero un día me planteé levantarme del césped en el que siempre estaba acostado, y mire a mi alrededor, solo había césped donde yo estaba, al igual que el sol, todo el resto del cielo estaba de un tono gris sucio, no comprendía el porqué, pero me parecía extraño.

Empeze a caminar sin rumbo y de repente a lo lejos de la nada vi a una chica, mientras caminaba la observaba, tenia el pelo rosa y un tipo de ropa que nunca había visto, del mismo color que ese cielo sucio, solo se que esa ropa estaba rota...rota como su mirada, estaba llorando, no se como se siente cuando lloras de tristeza...solo de emoción, pero de todos modos decidí hablar con ella. Me fui acercando mas y conforme me acercaba iba desapareciendo el césped y el cielo azul que toda mi vida me habían acompañado, hasta que le toque el hombro, entonces desaparecieron completamente.

-Mmm...esto...perdona

-¿Qué queréis ahora? ¡No he hecho nada malo!- Me interrumpió entre lágrimas

-No, bueno...yo- No sabia que decir, el echo de hablar con ella me volteó la sonrrisa.

-Solo quería sentarme, llevó días corriendo, ¡Estoy cansada de todo!

-Oye...¿Por qué corrias? Quiero decir, si no has hecho nada malo...

- Me persiguen, saben que lo conozco

-¿El que conoces?

-Hace no mucho, encontré un libro en el suelo de mi pueblo, se le cayó a alguien... Se titulaba "La felicidad" y me entró curiosidad por leerlo...¿Sabias? Felicidad es al parecer un sentimiento, el mejor sobre el que he leído, pero nunca he sentido eso...y

-¿¡Nunca has sentido felicidad!?- Me asombre muchísimo, la primera persona que conozco y no ha sentido la felicidad nunca.

-¿Tu si?- Me preguntó ya con pocas lágrimas en el rostro

-¡Claro que si! Todos los días, pero me extraña que tu nunca...

-Solo lo conozco...porque nos lo prohíben

Entré en shock, ¿Como que se lo prohibían? En ese momento no entendí como alguien podía privar a otra persona de un sentimiento tan profundo y majestuoso.

-¿Como...qué...? - No sabia que preguntarle, la verdad.

-Esta prohibido...por eso nunca brilla el sol, por eso las calles están fabricadas con lágrimas desesperadas y por eso llevó días corriendo... Saben que se lo que significa la verdadera felicidad...¡Me persiguen! ¿Y sabes que quieren hacer cuando me encuentren?- Le empezaron a brotar lagrimas de nuevo.

-¿El qué...? - Pregunté con temor.

-Ah...- Suspiró -Me...me quieren asesinar

Cuando escuche esa palabra...me rompí por dentro, sentía una presión muy fuerte en el pecho, dolía...como cuando te pinchas al cojer una rosa, no, que va, dolía más que eso.

Ella, después de pronunciar aquella palabra, empezó a llorar de nuevo, recuerdo que fue la primera vez que se me mojaban los ojos de dolor...de tristeza.

-Mira, no debí contártelo...no quería hacerte llorar- Se percató de ello.

Le miré a los ojos y ella a mi, y entre un suspiro de angustia y un temblor indescriptible la abracé, la abracé con todas mis fuerzas mientras notaba sus lágrimas caer por mi hombro. Ella también me abrazó

En ese momento supe que no todo es como yo pensaba...

-Me llamo Kanashimi

-Me llamo Shiawase

Comprendí que ni todo es de color de rosa, como su pelo, comprendí que al igual que su ropa a veces hay cosas rotas y de colores sucios que no son agradables a la vista.