1. Ofertas Tentadoras~.

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      –¡¿QUIÉN DEMONIOS LO DEJÓ ENTRAR...?!–vociferó Blitz al teléfono. –¡¡NO ME IMPORTA SI AMENAZÓ CON VIOLARTE, MOXXIE!! ¡¡¡COMO ME VIOLE A MÍ EN TU LUGAR, TE VOY A...!!!–.

      La puerta de la oficina se abrió.

        –¡... D-d-darte unas encantadoras vacaciones, por supuesto!–. Blitz sonrió con cierto nerviosismo y dejó el teléfono sobre la mesa, cohibido por la presencia del otro.  –Ejejejeje... ¡Stolas! ¡Q-qué graaaan sorpresa! Eh... ¿Qué puedo hacer por ti esta vez?–.

       El demonio búho le sonrió, ligeramente halagado, desde el marco de la puerta. Stolas entró a su oficina con paso suave y elegante, contoneando su inmenso manto blanco. Se detuvo a escasos metros de su escritorio, sentándose en la silla de enfrente y cruzando con cuidado sus largas piernas. Desde allí le observó, sin dejar de sonreírle, con la cabeza alta y soltando un ululeo coqueto. Blitz se estremeció.

       –Oh, Blitzy~... Qué encantador recibimiento de tu parte–ronroneó Stolas, con su habitual tono aristocrático. Dirigió una mirada divertida al resto del cuarto. –Siempre me emociona visitarte en el trabajo... ¡Es tan estimulante...!–.

       –Ejejeje... En efecto, lo es–. Blitzø dirigió discretamente su mirada al borde de su escritorio, donde se hallaban los botones de emergencia. En particular, donde se hallaba el que decía “Stolas.

      –Desde luego, visitar los barrios bajos es todo un prodigio para mí–siguió comentando el búho, observando el lugar más detenidamente. –Es tan... Diferente, a lo que estoy acostumbrado... ¿Comprendez vous?–.

       –S-s-sí, entiendo perfectamente, Stolas–contestó él, tratando de aparentar normalidad. No le venía bien hacer enojar a Stolas, no cuando él mismo le permitía conservar su libro. Tal vez podría convencerlo para que se fuera... –Pero, ¿sabes? No hay necesidad de que vengas de tan lejos para verme, ¿eh? La gente podría sospechar de, em... “Lo nuestro–.

       Blitz apoyó su mentón entre sus manos, sonriéndole a medias y rogando a Lucifer para que Stolas se lo tragara. La sola mención de lo “suyo le revolvía las entrañas.

      Sin embargo, Stolas no cayó tan fácilmente. El príncipe búho se alzó con dignidad y le dirigió una siniestra sonrisa. Un ligero punto amarillo se hizo visible en su pupila... Y su voz cobró un tinte amenazador.

       –Oh, Blitzy... Creo que ya conozco el truquito ése de parecer preocupado para que me vaya... .

      “Blitzy golpeó el escritorio, frunciendo el ceño de la frustración. “Rayos, eso casi nunca fallaba... ”. Stolas se echó a reír. La pupila amarilla desapareció, y volvió a hablar con su usual coquetería, guiñándole un ojo de la satisfacción.

      – ...Pero aprecio que hables de lo nuestro, cielo. Empezaba a creer que no lo veías de esa forma–.

       –Y no lo hago–resopló Blitz, finalmente dejando a un lado las apariencias. Le dirigió una mirada de muy mala gana al más alto, frunciendo el ceño. –¿Qué putas quieres ahora, imbécil?–.

      Para sorpresa del imp, Stolas desvió su mirada, mirándose las uñas sin mucho interés.

        –Bueno... es un asunto extremadamente delicado–confesó, sin mirarle. –Requeriría de, bueno, la más absoluta discreción... –.

       –¡No me digas~! Se trata de otro de tus fetiches, ¿verdad?–lo acusó el otro, señalándole con el ceño fruncido. –Es lo mismo que me dijiste cuando confesaste que te gustaba el... –.

Operación V.I.A. /Una Historia de Helluva Boss ❤️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora