Capítulo primero: Sábado.

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Era un día lluvioso, se podía deducir con solo prestar algo de atención a los sonidos del exterior. A Osamu siempre le había gustado bastante el olor de la lluvia, de alguna forma, lo tranquilizaba; por lo que ese día había reunido las fuerzas suficientes para levantarse y salir. Sus piernas incluso estaban entumecidas, pero eso lo solucionó con un par de estiramientos. Hecho eso, procedió a vestirse y salir de una vez por todas.

Por otra parte, Atsumu estaba en la cocina bebiéndose un café. Ni siquiera le gustaba, pero se lo tomaba para tener las fuerzas suficientes. Era un sábado aburrido, si no se tomaba uno probablemente iba a desfallecer del sueño. Miraba por la ventana: las gotas de la lluvia iban resbalándose por el cristal de forma lenta pero segura. Seguramente iba a llover todo el día, el pronóstico también lo tenía claro.

────Joder.────soltó, de cierta forma, irritado. ────Esto es aburrido. Ni siquiera podré ir a entrenar.

────El gimnasio tiene techo. No creo que te vayas a mojar.

Se formó un silencio de un par de segundos, pero no incómodo, más bien nostálgico. Este cesó cuando el rubio decidió dejar la taza en la encimera y girarse, para encontrarse lo que llevaba esperando por ya meses. Su hermano estaba apoyado en el marco de la puerta, aún desganado, pero al menos se sostenía.

──── ...Samu.────eso fue lo único que pudo decir antes de abalanzarse sobre él, abrazándolo con todas sus fuerzas. El contrario correspondió con un único brazo dándole palmaditas en la espalda.

────Solo por hoy.────aclaró mirando a su hermano, tenía los ojos rojos. En la noche también había llorado, pero eso ya era algo habitual. ────La lluvia me relaja, así que me interesa más escucharla que quedarme en el mismo estado de siempre.────usó un tono desinteresado, después de todo, en el fondo, seguía dolido. E iba a seguir estándolo por mucho tiempo.

El mayor de los hermanos se limitó a asentir, sin soltar a su acompañante. Era una de las pocas veces en la que podía abrazarlo, sentía que había hecho el progreso de dos años en solo un día. Le hacía realmente feliz volver a ver a su hermano, al menos fuera de la habitación y sin tanta oscuridad de por medio. Una idea fugaz se le pasó por la cabeza.

────Samu, ¿quieres desayunar?, ayer solo comiste un par de galletas. Si no comes es normal que estés tan cansado siempre.────aconsejó, aunque ya sabía la respuesta a esa pregunta con solo mirar a su hermano a los ojos.

────No.────negó el peligris.

────Ya no me extraña.

Soltó una sutil risa al decir eso y luego volvió con su café, mirando fijamente la ventana. Por el lado contrario, Osamu abrió la puerta de la casa, y salió al jardín, poniéndose bajo la lluvia. Atsumu abrió la ventana con una ceja arqueada, dejando que las gotas mojaran la parte de la cocina que esta cubría.

────Te vas a resfriar, Samu. Entra, vamos.

────Este día me recuerda a cuando jugábamos con mamá a las escondidas.

❝ ────¡Os encontré!────dijo la mujer de forma alegre, abrazando a sus hijos por la espalda, los cuales empezaron a reír con total descontrol

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❝ ────¡Os encontré!────dijo la mujer de forma alegre, abrazando a sus hijos por la espalda, los cuales empezaron a reír con total descontrol.

────¡Noo!, ¡no puede ser!────chilló Atsumu, tratando de librarse del agarre entre risas tiernas, su hermano estaba por el estilo.

────¡Mamá es muy buena jugando al escondite!────exclamó Osamu con una gran sonrisa, mientras su madre los llenaba de besos a ambos.

────Sería más difícil para mí si os escondieráis en sitios diferentes cada uno. Siempre os escondéis juntos. ❞

Ellos obedecieron el consejo de su madre. A veces se peleaban por los escondites buenos. Ahí, empezaron a distanciarse un poco.
Pero aún así, eran buenos momentos.

Atsumu miraba a su hermano, sonrió de forma suave y cerró los ojos

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Atsumu miraba a su hermano, sonrió de forma suave y cerró los ojos.

────Es cierto.────susurró, dejó el café en la vajilla y salió al jardín para estar con su hermano, el cual miraba al cielo, incluso dejando que las gotas de lluvia cayeran en sus ojos.

────Todos los días pienso en qué hice para que todo cambiara.

Ambos se quedaron en silencio y se miraron. Osamu con nostalgia, Atsumu con cierta confusión.

────¿Quién dijo que la culpa fuese tuya?

────¿No es obvio?, solo se quejaba de mí, creo que ya lo notaste.

────Sí, pero...

El rubio se quedó en completo silencio. No, su hermano no debía enterarse de la verdadera razón por la cual su madre la tenía tomada con él. O al menos no ahora, no quería destruirlo más.

Fin del Capítulo Primero.

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