Parte 2: Alejándose

108 8 1
                                    


Estaba de viaje; quería escapar de su pasado, se encontraba adolorido tanto física como mentalmente, ese sujeto le dio mucho sufrimiento, estaba en un avión viendo las nubes pasar, la noche estaba estrellada, el cielo estaba más que bello, su pequeño retoño estaba dormido en su regazo y su pareja a lado de él.                                                             
Tenía insomnio tenía miedo a que...si cerraba los ojos él apareciera y le hiciera daño o a su hijo, no, eso no lo iba a permitir

Pain: estás bien amor? - miraba preocupado a su pareja

Hidan: lo siento, te desperté

Pain: sentí que algo no andaba bien

Hidan: lo siento, no paraba de pensar en...todo

Pain: deja de pensar en eso, ahora nos dirigimos a un nuevo futuro donde no vivirás ese infierno - le decía con ternura mientras le sujetaba la mejilla - porque no me importa si no es mi hijo lo quiero como si lo fuera y así será

Hidan: lo sé, siempre fuiste así con él, te tiene un enorme cariño y gracias a ti olvidará ese mal sabor de boca que nos dejó

Pain: te lo prometo - le da un beso en los labios y se vuelven a acomodar para esta vez dormirse los dos.

Hidan se sentía cobarde por salir así sin dar explicaciones a su antigua pareja, ahora estaba en rumbo a Francia donde se casará con Pain, su primer amigo que tuvo cuando era niño, ese pelinaranja siempre estuvo para cuándo lo ocupaba, fue a quien le contó sobre los diversos abusos y mal forma de comportarse de Kakuzu y siempre tenía un consejo para darle cuando lo ocupaba.

Pain: ya llegamos - estirándose mientras miraba ese bello lugar tan romántico

Hidan: esto será muy buen inicio

Kaomi: este lugar se ve muy grande - dice en tono de entusiasmo el pequeño peliplata - papá luego nos alcanzará - era un niño de 6 años, claro que no sabía nada de lo que pasaba entre su familia

Hidan: tal vez hijo - le acaricia la cabeza - y si no viene mejor - el pequeño lo mira confundido - luego te cuento lo que pasa entre tu padre y yo - le da un beso en la frente

Pain: ya vayamos a la casa y luego vemos todo

Hidan: primero descansamos

Pain: claro, para eso vamos a la casa, para descansar y relajar la cabeza - se coloca detrás del albino mientras le hace masaje en los hombros

Kaomi: eso suena bien - empieza a caminar más rápido

Hidan: no te separes mucho - dice preocupado

Pain: espero que me acepte como su nuevo padre - mira como el de piel tostada se retira jugando con cualquier cosa

Hidan: yo digo que si, anda caminemos - le sujeta la mano para empezar a avanzar

Querían que fuera un nuevo inicio, una nueva vida para olvidar aquello mal vivido que pasó en esos años.





Mientras tanto en Japón un moreno se encontraba de mal humor sentado en el borde de su cama con una mirada apagada, en sus manos tenía una carta que su esposo había dejado para él

Kakuzu: eres un maldito Pain, no conforme con perder, te robas a mi familia, te voy a encontrar para matarte con mis propias manos - estruja la carta para posteriormente romperla y ponerse de pie

Estaba más que tomado, había ido inconcientemente a un bar y bebió y bebió hasta quedarse sin dinero, eso no era típico en él, amaba el dinero y ahora se encontraba tirándolo sin sentido, por alguien que no valía la pena....no, eso no es verdad, él amaba a ese chico albino y mucho

Kakuzu: que habré echo para que me dejaras así sin más - se decía a si mismo

Niño: disculpe señor - se para frente a él - me da para comer - le pedía con una carita de tristeza

Kakuzu: lárgate, no tengo nada, hubieras venido antes - aún estaba ebrio así que no sabía lo que decía - déjame irme de aquí

Niño: está bien señor, que llegue bien - dice para después hacerse aún lado para que el mayor pasara

Kakuzu: que educado niño - se dice mentalmente pero se retira del lugar sin voltearlo a ver.

Era de mañana, tenía que ir a trabajar, no quería pero tenía que recuperar lo que perdió ayer; se baño, se cambió, desayunó y tomo las llaves de su casa para salir de su cómoda casa

Niño: buenos días señor - saluda el pequeño pelinegro, Kaku no sabía quién era ese niño delgado

Kakuzu: buenos días? - contestó con duda - que quieres

Niño: ayer me dijo que viniera antes si quería que me diera para comer - dice con temor y sonrojandose - y pues no quise seguirlo pero no sabría donde encontrarlo

Kakuzu: ya me acordé - dice frotándose la nariz - porqué tuve que hablar - dijo en su mente - escucha niño - el pequeño lo mira - ayer no era yo quien te hablaba así que

Niño: lo entiendo - dice triste - gracias señor, perdón por molestarlo - se retira

Kakuzu: ten - le extiende un billete de 50 - pero que sea comida y nada malo, entendiste - le aclara como amenaza

Niño: muchas gracias - dice llorando y tomando el billete - le prometo que no será nada malo, gracias, gracias - y se va llorando

Kakuzu: un motivo más para trabajar para recuperar también esos 50 pesos - y se retira a su trabajo

Equivocados con el amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora