Oscuridad latente | Minsung

Capítulo 20

Susanne

Mordisqueé la lechuga con cansancio, sin captar siquiera su sabor. Se iba triturando hasta llegar a su inminente destrucción, tal como sentía que me estaba ocurriendo a mí. A cada día que pasaba me costaba cada vez más reconocerme como un ser humano, o al menos un ser sintiente.

La Dama Oscura me había dicho que si quería ser eficiente debía dejar que ella me ayudara a desprenderme de aquello que retenía todo mi potencial y yo había accedido, sin embargo me estaba dando cuenta de que en el proceso me estaba perdiendo a mí misma.

―Cariño, ¿te encuentras bien? ―me preguntó Dean, consternado.

Alcé la cabeza para encontrarme con su acaramelada mirada y le dediqué una sonrisa.

―Por supuesto, sólo estoy cansada. Últimamente el trabajo está siendo muy intenso.

―Te veo infeliz con lo que haces ¿Por qué no los dejas e intentas buscar otro lugar? Dudo que te exijan ni la mitad de lo que te piden en la Liga Racial.

―Ya sabes que no puedo salir de ahí.

―Tienes que intentarlo. Hemos de cuidar a nuestra pequeña Claudine y no creo que sea bueno para la niña que su madre llegue a casa a altas horas de la noche o que a veces desaparezca durante días porque necesita estar sola. Te están cambiando, Susanne, cada vez me cuesta más reconocerte.

―Mi querido Dean, a veces eres lo único que consigue aferrarme a la humanidad. Sé que actúo de forma rara, pero has de aceptarlo y apoyarme de todas maneras. Te prometo que si algún día veo que el nivel de exigencia se sobrepasa a lo que estoy dispuesta a aceptar, no dudaré en abandonar la Liga Racial.

―¿Por qué tengo la sensación de que eso nunca va a llegar o si ocurre ya será demasiado tarde?

―Confía en mí, lo tengo bajo control.

Me repetía eso a diario, sin embargo yo misma sabía que aquello no era cierto.

...

Me recogí el cabello en una coleta alta, el único peinado que sabía hacer de manera decente.

―Hoy vas a cambiar el proceso de fecundación ―me advirtió la Dama Oscura.

Tomé un vaso de agua y me volteé hacia mi superiora, quien había vuelto a cubrir su rostro con un velo.

―¿Puedo preguntar qué novedad se va a incorporar? ―quise saber.

―Hemos estado intentando que los contaminados embaracen a mundanas sin alteraciones, sin embargo pueden ser interesantes los resultados que surjan de la procreación con otras mujeres mágicas. Quiero que Han Jisung se ocupe de fecundar a nuestra nueva elegida y que use la técnica de sometimiento, en la que amedrantan a las chicas. He visto que muchos, incluido él, la usan de forma espontánea, es necesario que la mejoren.

―De acuerdo, mi señora.

Terminé de beberme el contenido del vaso y me fui hacia el edificio periférico, donde las elegidas estaban custodiadas.

Todo aquello ponía entredicho la poca moral que me quedaba, dado que era plenamente consciente de que aquellas jóvenes estaban allí en contra de su voluntad para satisfacer el voraz apetito sexual de, al fin y al cabo, criminales, sin embargo tenía la presunción de que la nueva actividad que la Dama Oscura tenía planeada era bastante más sádica de lo que se había atrevido a contarme.

Me encontre con Ludwig, el encargado de supervisar el cuidado e higiene de las elegidas. Lucía serio, mucho más de lo normal.

―Si buscas a la pobre desgraciada que van a fecundar hoy, es la de la habitación 138. No me puedo creer que estés de acuerdo con esta aberración.