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-Mm, bueno hola jovencitos.- sonrió la mujer al lado de la puerta. 

-Ah, hola soy michael y queríamos saber si tendría un poco de agua para nosotros.- lo fulminé con la mirada. 

-Eh, disculpe el se refería a que hemos estado corriendo todo el día por..unos problemas nada grave y no tenemos absolutamente nada.- la mujer rió 

-Pero claro, nenes. Pueden pasar, de hecho se ven muy agotados.- sonreímos. 

-Muchísimas gracias.- ella dejo que pasaramos.

Al entrar me encontré con una casa bastante arreglada, muebles bien limpios, un sofá que parecía muy comodo y un pequeño televisor encima de una mesa. 

La señora desapareció por unas cortinas que supongo yo llevarían a la cocina. 

-¿Crees que sea de confianza?.- susurré. 

-Claro.- dijo algo intranquilo. 

Michael caminó hacía una esquina donde había una planta y sonrió con nostalgia, justo cuando la señora entraba con galletas y agua. 

-Oh querido, esa planta ha estado siempre aquí, los dueños anteriores la dejaron, ellos decían que era para que "una parte de ellos quede ahí".- él asintió 

-Lo sé, me acuerdo perfectamente, era un niño chiquito cuando jugaba a esconder mis soldados entre las hojas.- desvió la vista un tanto dolido y caminó a mi lado. 

-Tomen asientos chicos. 

Caminé hacia el sofá y cerré mis ojos al tocar la tela de el mismo, estaba tan cansada que podría estar durmiendo ahora mismo. 

-Veo que están cansados. 

Asentimos.

-Tiene que ser algo muy grave para que hayan corrido, espero que eso no nos meta en problemas a ami.- rió, yo sonreí lentamente. 

-No lo hará, tanquila. 

Comimos las galletas y nos terminamos nuestro vaso de agua en unos minutos. 

-Pueden irse a acostar, tengo una habitación de sobra si quieren ir.

-Por supuesto.- no lo dudé y me levante, michael al lado mio agarró mi mano y me di vuelta.

-Tendrás que acostarte conmigo.- me miró coqueto, yo reí

-A esta altura haría lo que sea.

Entré a la habitación y la señora nos dijo un par de cosas, que por el pasillo teníamos un baño que podríamos usarlo pero el agua caliente fallaba. 

Me acosté a un costado de la cama mientras que michael se quitaba los zapatos, hice lo mismo yo y finalmente sentí que mi cuerpo descanzaba verdaderamente.

-Hey.- susurró en mi oído.

-¿Qué? 

-No podemos quedarnos aquí, no podemos aprovecharnos de la pobre señora. 

-Michael dejame dormir.- me acomodé más cerca de él mientras él pasaba un brazo por mis hombros. 

-Lo sé, solo me preocupa que si nos encuentran le puedan hacer algo a ella.- besó mi frente. 

-No le pasará nada, además dentro de poco le llegará su hora.- lo miré mientras él se reía. 

Cometí el error de mirarle los labios, él puso una sonrisa picarona cuando notó mis ojos en sus labios. 

-Sé que te morís por probarlos.- se acercó a mi.

-No, claro que no. 

-Claro que sí.- acerco su boca a mi cuello haciendomé cosquillas. 

-¿Y porqué me mirabas los labios?- sentí como sonreía en mi cuello. 

-No los miraba.- mentí mientras el corazón me salía del pecho. 

-Sí lo hacías.- cada vez estaba más cerca de mis labios.

-Besame.- solté sin pensar

Él apoyó sus labios con los míos en un beso más tierno de lo que pensé que sería. Sus labios se movían lentamente. Estos eran muy suaves y para nada como le lo imaginaba. Le devolví el beso a los minutos mientras él agarraba mi cintura. 

-Michael.- dije entre sus besos.

-Mhm?

-Ahora no hagas esto.- dije mientras sentía como su mano intentaba levantar mi remera. 

-¿Por qué?

-No estamos en nuestras casas.- el sonrió levemente y asintió

mental disorders » m.c {editando}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora