Érase una vez un sueño

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Dos personas sentadas, silencio. Una puesta de sol se puede ver a lo lejos. La tranquilidad se respira en todos lados.

-Huyamos- dice él

-¿A dónde?- responde ella curiosa

-¿A la luna?- dice él mientras la mira

Ella sonríe tímidamente-¿No está un poco lejos?

-¡Al mar!

-No esta tan lejos- dice aun sonriendo. Él le coge la mano y se levanta con una sonrisa de vencedor

-Vayamos al fin del mundo

Oscuridad. Pitidos. Despertador

Ella se levanta de la cama con aspecto triste, se viste, se va hacía la cocina y prepara un poco de café en una taza. Coge el café aun humeante del asa y se dirige hacia la ventana de la cocina. Termina de desayunar y sale a coger el coche

Él se levanta de la cama y observa atentamente su cuadro: una gran luna resplandeciente está pintada sobre la orilla de un mar, es un cuadro hecho por él y es su mayor orgullo. Se levanta y se acerca a levantar a su compañera de piso

-Samanta, que hoy tienes clases

-No quiero volver a la universidad, no teniendo que dar clase con esa profesora

-Es tu madre, puedes negociar con ella el cómo te trata

-¡Si me he ido de casa es porque no se puede hablar con ella! ¡Déjame en paz!

Él suspira y se pone algo de ropa encima, se prepara una taza de leche, se la toma y coge el móvil

Pi

Pi

Pi

-¿Diga?- se escucha una voz femenina a la otra línea

-María, soy Álvaro

-Lo sé, te tengo guardado y cuando llamas sale algo cómo: Pesado llamándote

-Ja, ja, ni puta gracia- tiene el tono enfadado

-¿Qué te ocurre? Solo me llamas a estas horas cuando ocurre algo importante

-Tengo que cortar contigo

Silencio

-¿Hay algún motivo en especial por el cual estas cortando conmigo por teléfono a las siete de la mañana? ¿He sido yo? ¿Has sido tú? Álvaro esto no me hace gracia.

-Es un presentimiento

Ella cuelga

La vida amorosa de Álvaro y María no estaba pasando por su mejor etapa pero no era motivo para que él cortara con ella. Él se había enamorado de la chica de su sueño. La chica con la que quiere huir, ahora solo tenía que encontrarla. Cuando un artista tiene una musa, aunque solo sea en un sueño, tiene que perseguirla. No es que sea una oportunidad que escapa, es que el verdadero arte solo se ve una vez en vida.

-¿Álvaro- Samanta estaba mirándolo desde atrás- acabas de cortar con tu novia con la que llevabas un año por un presentimiento?

-Me gusta cuando dices obviedades, tu cara se ve más hermosa.

-¿Y qué vas a hacer ahora? María me ha enviado un mensaje diciendo que si estabas en casa porque quería verte, le he dicho que has salido pero apuesto un euro a que viene.

-Voy a buscar a mi musa onírica y voy a ir a un amigo que tengo para saber a dónde ir.

-Álvaro, no hagas ninguna locura

Cafetería en una calle de la ciudad, hay una persona haciendo un dibujo sobre una servilleta de papel, solo tiene tres colores: azul, negro y rojo. El ambiente vivo que se respira en la cafería hace parecer un completo extraño el solitario hombre de la mesa apartada que pinta una servilleta y que no tiene más compañía que una taza de chocolate aun humeante. De repente aparece un hombre de mediana edad y se sienta junto a Álvaro.

-Me gusta cuando pintas porque haces algo que pocos saben. Creas arte

-Un elogio interesante pero me interesa que me digas donde esta este sitio y esto- levanta el papel y lo muestra-no sé si se puede llamar arte

El otro hombre coge el papel y se pone a mirarlo, inmediatamente ve claramente el lugar donde está

-Debes pasar por debajo de la vía del tren y subir hasta que las casas  empiecen a separarse unas de otras, luego giras a la izquierda y te sientas en las rocas. Solo en ese sitio puedes apreciar este paisaje de puesta de sol

-Recuérdame que te invite algún día a una cerveza si esto sale bien, espero que cuando dices que te conoces la ciudad al dedillo sea cierto

Andando las cosas se ven de otra manera, por eso Álvaro decide ir andando. Va poco a poco recorriendo las calles ascendentes de la ciudad  mientras se dirige a un sitio que hasta ahora solo ha existido en sueños. Hay un ambiente agradable y parece que todo va a salir bien.

Sube, sube, sube, pasa el puente, sube, sube, izquierda. Hay una mujer sentada en la piedra. Es una musa. La musa. Ella está sentada con unos auriculares puestos y… y… es hermosa. Álvaro se sienta junto a ella, ella se da cuenta, le mira y sonríe.

Dos personas sentadas, silencio. Una puesta de sol se puede ver a lo lejos. La tranquilidad se respira en todos lados.

-¿Cuánto tiempo llevas aquí?

-Desde que me he levantado

-Huyamos- dice él

-¿A dónde?- responde ella curiosa

-¿A la luna?- dice él mientras la mira

Ella sonríe tímidamente-¿No está un poco lejos?

-¡Al mar!

-No esta tan lejos- dice aun sonriendo. Él le coge la mano y se levanta con una sonrisa de vencedor

-Vayamos al fin del mundo

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