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Todo ocurrió cierta mañana de cierto día de abril. 

-¡Oppa! Por favor, no me dejes- suplicaba de rodillas aferrada a la mochila que el chico sostenía.

-Sunhee sueltame- el chico giró su cabeza para ver a su hermana detrás en el piso frente a la puerta principal de la casa, suspiró, levantó la vista al frente para encontrarse con la mirada triste de la anciana- ya estoy arto de estar aquí- escupió las palabras con rabia- suéltame- volvió a decir- ¡que me sueltes dije!- tomó las manos de la chica bruscamente haciendo que estas cayeran al suelo donde ella estaba.

-Oppa, por favor, te prometo que cambiare- dijo sin mirarlo a la cara, con la vista puesta en el suelo- haré lo que me pidas, no te volveré a desobedecer pero por favor no me dejes- levantó la mirada a su hermano con lágrimas en las mejillas los labios temblando por la impotencia de no poder hacer algo.

-Ya escuche esas promesas mucho tiempo, espero y puedas cumplirlas...sin mi- dijo finalmente antes de salir por la puerta sin mirar atrás.

-¡Oppa, no te vayas!- gritaba desesperada, viendo a su hermano alejarse. 

No supo cuánto tiempo había pasado, cuánto tiempo había estado en el suelo llorando, hasta que sintió las manos de alguien acariciarle la espalda con pequeños círculos. Se limpió las mejillas y la nariz, se enderezó aun en el suelo para poder ver la cara de la anciana, se lanzó sobre ella volviendo a llorar sobre su hombro.

-Tranquila, yo sigo aquí- la anciana le consoló- seremos tu y yo, saldremos adelante juntas- le tomó de los hombros para verla a los ojos-¿si? no lo necesitamos a él, solo hay que ser fuertes- la mujer le dijo limpiando las mejillas de su nieta.

-Todo es mi culpa, siempre es mi culpa- dijo la chica entre sollozos.

-No digas eso, él tomó la decisión de dejarnos, no lloraremos por el, no quiero que derrames una lagrimas mas por el, yo estoy aquí para ti- le dijo acariciándole la cabeza para consolarla. Le sonrió tratando de borrar cualquier indicio de tristeza en los ojos de su nieta. La regreso a sus brazos buscando la manera de demostrarle que ella estaría a su lado sin importar que.

Los recuerdos de ese día siempre estaban presentes, si ella hubiera escuchado lo que su hermano mayor le dijo, estarían juntos, como su madre les pidió en su último suspiro. Pero el pasado ya no se puede cambiar y tiene que aprender a vivir con las  consecuencias de sus malas decisiones.

IN A SPRING DAYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora