II

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Dicen que el tiempo borra las heridas, físicas o emocionales. Pero nadie te dice que ese tiempo puede reabrir la herida.

3 años después de que su hermano las abandonó, su vida siguió el ritmo que tenía que tomar. Le costó adaptarse a la idea pero sin embargo, no se dejó caer, no estaba sola después de todo, tenía a su abuela y era lo único que necesita.

-Abuela ya estoy en casa- dijo desde la puerta principal de la casa, quitando sus zapatos- ¿abuela?- caminó por la casa hasta llegar a la sala, encontrandola vacía. Miro por la ventana que daba al patio trasero y divisó a la anciana regando las flores que acababa de plantar. Corrió para pararse a su lado con una gran sonrisa en la cara.

-Oh ya estás aquí, ¿qué tal la escuela?- preguntó la mujer dejando aun lado la regadera.

-Solo bien- suspiro- abuela, ¿por qué plantas flores en otoño?- observo las flores confundida.

-Sunhee-ah, cuando el otoño llega todo se vuelve más triste, así que este año decidí plantar flores para que la tristeza no nos ahogue- la anciana puso su mano sobre el hombro de su nieta, haciendo que esta se girara a verla con una sonrisa en los labios- tambien, traera buena suerte para que obtengas un alto puntaje en tu examen y asi entraras a una buena universidad.

-Aaagh ni me lo recuerdes, tengo mucho que estudiar- hizo pucheros cruzandoce de brazos-¿y si mejor no voy a la universidad y me quedo aquí contigo? podemos abrir una florería o un café o un restaurante- comentó emocionada.

-No. Por supuesto que no. He pagado tu escolaridad por muchos años para que me lo regreses de esa forma, tienes que ir a la universidad, si o si. ¿escuchaste?- la regaño.

-Aaay ok ok. Pero al menos merezco una buena comida. ¿no lo crees abu?- dijo haciendo que su abuela sonriera.

-Por supuesto que sí, cariño. Vamos a dentro el frío ya se está sintiendo- ambas entraron a la casa dejando atrás el frío que se empezaba a sentir.

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-¡Abuela! ¡Abu! ¡Abuela!- Sunhee gritaba emocionada saliendo de su habitación corriendo hacia la sala donde su abuela se encontraba, un día de diciembre, donde la nieve cubría el patio trasero y el frío se podía sentir hasta en los huesos.

-¿que pasa? me asustas, recuerda que ya estoy mayor un dia de estos me provocaras un ataque- la anciana dejo el hilo y la aguja de lado en sofá, con una mano en el pecho reclamando a su nieta que había salido eufórica.

-Entre entre entre entre- saltaba de emoción mientras decía- entre abuela ¡ENTRE!- la anciana se paró del lugar en el que estaba olvidando la bufando a medio terminar, con sus manos cubriendo su boca.

-¿A la universidad?- dijo casi en un susurro.

-¡Sí!- gritó emocionada, corriendo a los brazos de su abuela con las lágrimas de felicidad formándose en los ojos de ambas.

-Felicidades cariño sabía que lo lograrias- y envolvió a su nieta en un cálido y apretado abrazo- preparare tu comida favorita ahora mismo...oh...oh...podemos ordenar pollo frito si quieres- se separó de ella para verla a los ojos, limpiandole las mejillas que cubren restos de lágrimas- Estoy tan orgullosa de ti, Lee Sun Hee, como no tienes una idea- la joven le sonrió con sus ojos brillando y amenazando con derramar mas lagrimas. Regreso a abrazarla. Y Lee Sun Hee no podía ser más feliz en la vida, el olor al perfume de su abuela inundado su nariz junto con el estofado de kimchi que tanto amaba era la combinación perfecta para describir su felicidad.

IN A SPRING DAYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora