LIMA LA MUERTA

Capítulo 1

Se escucha la radio en la cabina, estación: RPP

"Las manifestaciones no cesan. Pobladores de todas las regiones continúan protestando por la falta de agua, escaces de medicinas y la inseguridad. El gobierno peruano está al borde del colapso. En la capital, la violencia se intensifica cada día y los ciudadanos duermen con la incertidumbre de no salir de esta crisis. Buenos días, mi nombre es Fiorella Chirinos conductora de RPP Noticias y estos son los titulares".

Se apaga la radio y se escucha levemente el bullicio de la ciudad.

La realidad peruana en estos últimos meses recibió un sinfín de golpes políticos, económicos y sociales. En este crítico contexto, la naturaleza desgastada por la erosión humana decidió regular la sobrepoblación gestando en la cuenca del río Rimac, un patógeno derivado de la rabia. Un virus que reanima los cuerpos y detona el impulso primitivo de consumir cualquier tipo de carne. Este extraño virus extraído de la ciencia ficción encarna múltiples terrores, un dato importante es que sólo se transmite por contacto físico que incluyan fluidos corporales. Si te muerde o corta, el agente paógeno transmite el virus y desencadena una serie de síntomas que son fáciles de identificar. Fiebre, decoloración de la piel y fuerza sobrehumana son los más destacados.

Es una mañana calurosa de verano. El sol aparece a las 6:00 AM. La ciudad inicia con un día más de rutinas necesarias para sobrevivir. Dentro de este mar de caos y desorden, nos ubicamos en el distrito de San Martín de Porres, en el departamento 1015 del edificio Japón. Un joven de nombre José de 26 años se despierta con la intensión de llegar lo más pronto a la casa de un compañero de trabajo. Ducha fría, jeans, zapatillas y un polo negro con letras blancas. Antes de salir del departamento toma las llaves y un pan a medio comer. Llama el ascensor y antes de entrar, la puerta del departamento de al lado se abre. Una chica sale de la mano con una niña de 8 años.

La muchacha se acerca y saluda con una ligera sonrisa a José - Buen día - a lo que José responde también con una sonrisa menos sutil - Hola.

La niña al percatar un leve e incómodo momento decide participar - Mami, ya llegó el ascensor. José avergonzado cede el paso.

Ingresa al ascensor y pregunta con voz ansiosa - ¿A qué piso disculpe? - lo que desencadenó una tímida risa por parte la joven. Sin embargo, la niña contesta la pregunta - Al primer piso, por favor - con un ligero tono de ironía.

Las risas entre la muchacha y José dispersaron la tensión creada por las ansias del silencio - ¿Es su primera semana aquí en el edificio? - Pregunta José con voz temblorosa. La señorita responde con una sonrisa pequeña y afirmando con la cabeza.

Soy José. Mucho gusto. - Se presenta con evidente nerviosismo en sus palabras. La muchacha vuelve a sonreír y acomoda sultimente un mechón suelto de su cabello por detrás de la oreja. La niña los observa y eleva los ojos junto a un suspiro antes de salir del ascensor.

El ascensor abre las puerta y el silencio se inturrempe. La señorita hace una señal con sus manos para que la niña saliera al pasadillo. La señorita camina detras de la niña y antes de que el ascensor cierre sus puertas, la muchacha voltea y con una voz dulce le responde - Naomi. Mucho gusto. - Las puertas del ascensor se cierran y José esboza una pequeña sonrisa.

El destino es la casa de John, su compañero de trabajo que solía organizar fiestas en su departamento. Camina hasta el paradero y se coloca los audífonos. Elige su playlist favorita y guarda el celular. El bus llega al tope de personas. Se acomoda y paga su pasaje. El reloj marca las 12:30 del día, los noticieros emitían por segunda vez los sucesos más recientes en las últimas horas.

Sin embargo, en un programa de la radio RPP se transmitía una entrevista al científico especializado en microbiología, Román Castillo, por su reciente nominación al premio nobel. Su investigación sobre un nuevo virus evolucionado de la rabia.