Locos de Amor

3. EN EL PRIMER MES

WWX llegó a su casa a dormir 20 horas seguidas. Al otro día se levantó con hambre y sed, y no pudo pensar nada más que llegar a la cocina a ver qué había. Al dar el primer trago de agua revivió la mirada de los ojos dorados, y por gemir tomando agua casi se ahoga. Santo Dios, ¿qué había sido eso?, ¿cómo era posible que una persona con sólo mirar a otra pudiera arrollarla?, ¿cómo esa estatua podía ser impasible y al mismo tiempo arrasarlo con sólo clavarle los ojos como si estuviera sacándole el alma, el corazón y el cerebro? Lo más increíble: durante los segundos, minutos u horas en que estuvo perdido en la mirada... no sintió ningún dolor, no sintió tristeza ni remordimientos ni rebeldía, nada, sólo una atracción profunda, un despojarse de sí mismo liberador y muy peculiar.

Durante los días que siguieron Jiang Cheng moría de celos. Adoraba a sus hermanos; Yanli y WWX eran los grandes amores de su vida y nunca se había planteado separarse de ellos. Aunque nebulosamente algún día se casarían y cada uno haría su vida, eso era un lejano y vago futuro que en realidad de ninguna manera estaba listo para enfrentar.

El chiflado ese con cara de tumba había impactado tanto a WWX que todos los días a toda hora, estaba hablando de él, cuando menos lo esperaba salía al tema, en medio de una película que nada tenía que ver salía un comentario, al sentarse a comer los acompañaba en la conversación, al salir a la calle iba con ellos, hasta en los pinshis sueños se aparecía y pintaba la expresión de WWX de vívidos colores. Era casi imposible que unos minutos de convivencia, porque ni una palabra habían cruzado siquiera, diera material para tanta conversación por parte de WWX. La única explicación es que su hermano se había contagiado de la misma locura.

Y... ¿si se iba con él? Estando los dos locos, igual y decidían marcharse a quién sabe dónde. Sólo de pensarlo, se le encogía el corazón y sentía que la furia lo invadía. Para él, la sonrisa y la alegría de WWX eran como el aire que respiraba, su voz, su risa, sus travesuras y la forma en que lo abrazaba colgándose de su cuello con un brazo, él no se imaginaba volver a vivir sin él, peor aún, no podía concebir que dado el caso WWX no le diera prioridad en su vida, ni lo pensara ni lo extrañara, ni considerara que valía la pena vivir con él que era su hermano y que había compartido todo con él, desde su espacio hasta su familia; nada se había reservado para sí Jiang Chen, sus pensamiento, sus ilusiones y esperanzas, sus pesares, sus gustos, su ropa, sus juguetes, el amor de su hermana y de sus padres, su comida, su escuela, sus tareas... todo lo había compartido con WWX y ahora por primera vez caía en la cuenta de que nada de eso serviría para retenerlo a su lado. Que en cualquier momento lo abandonaría sin ningún pesar y sin voltear atrás. ¡Y justo cuando más lo necesitaba porque acababan de morir sus padres!

Jiang Cheng sentía que se iba desdibujando en el corazón de WWX, a pesar de los años, a pesar del amor, a pesar de necesitarlo tanto, y el muy idiota le estaba entregando ese mismo corazón a un total desconocido, a un tipo que ni siquiera le había dicho su nombre. Odiaba a ese maldito monolito, porque veía que le estaba robando a una de las personas que más amaba. Entre más le dolía el inminente abandono, más se enfurecía y más se distanciaba de WWX, más lo ridiculizaba y agredía porque de pronto había resultado ser el más gay de los gays.

WWX no sabía qué hacer. Si buscar o no a Lan XiChen para llegar a Lan WangJi o dejar de lado este asunto que podía llegar a parar no sabía hasta dónde. Sentía emoción y susto, no creía estar preparado para entrar a una relación intensa, estando como estaba medio roto por dentro. Además, de que no sabía nada de Lan WangJi, más allá de su nombre. Por supuesto que peinó Internet y todas las redes sociales buscando información de él y de su familia, y al llegar el primer mesaversario de la muerte de sus padres ya se sabía de memoria todo lo que había encontrado. Y pensó que dejaría todo por mientras al destino, a ver qué pasaba el día de la primera visita mensual al cementerio.