Bienvenido de Vuelta a Tree

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En “El Jardín de la Gran Rosa Escarlata” se encontraba Thariús, un Médico Cuervo del Primer Imperio y que por los recientes acontecimientos de los “Árboles de la Vida" brotando en diversos mundos propagando el virus “Fungí” por los dominios del hombre, se ha visto obligado a regresar a su planeta natal: Tree.

Thariús, es un hombre alto midiendo 1:90 de altura quien, por regla estricta de la marina, lleva su pelo teñido de rojo cortado en forma de mohicano corto iniciando desde su nuca hasta su frente, sus ojos son verdes como la esmeralda, tiene una fina nariz y cuenta con una barba poblada negra en forma de candado.

Al ser un doctor cuervo, viste estrictamente con una túnica oscura que está por encima de la armadura reglamentaria tipo “caballero negro”, ornamentada con decorados áureos o violetas de flores como: rosas y otros diseños como cráneos, espadas o espinas.

Una equipación que es igual a la de los guerreros medievales, siendo capaz de cubrir desde el pecho hasta por debajo de las rodillas con gruesas capas de acero; una cobertura efectiva contra ciertos proyectiles, espadas sin energía y objetos pulso cortantes menores, pero, con ajustes futuristas, teniendo múltiples aditamentos para la munición, fundas para las pistolas, vainas para los cuchillos, bolsas para granadas y algunos otros espacios destinados únicamente para los doctores cuervos como:

“La varilla metálica” capaz de encogerse o alargarse la cual es empleada para la revisión o inspección de ciertas zonas de sus pacientes, la punta cuenta con una pequeña aguja que extrae muestras y las almacena en capsulas de identificación, “El Cuchillo de Plata Bendecido” que sirve para la lucha efectiva contra los no muertos y los licántropos así como el “Incensario”, que comúnmente no suele ser utilizado pero, quienes lo portan, llevan consigo un gran aliado contra los demonios del “Hades”. La libreta de notas, la pluma de halcón y el frasco sellado de tinta, son objetos meramente opcionales.

En su espalda, Thariús porta la típica caja médica o como comúnmente la llaman los soldados regulares:

La Barbería Instantánea

Su razón se debe a que es una maleta de madera con una gruesa correa negra de cuero de bovino donde se almacenan las pócimas, las jeringas, las muestras y el equipamiento quirúrgico que emplean dichos doctores cuervo.

La desgastada túnica oscura de Thariús, no es carente de ornamentos, sobre su cuello cuelgan diversos cráneos de pacientes a quienes no consiguió salvar, exactamente son tres los cuales acorde la tradición, fueron bañados en oro para que el siempre cargara con su peso, alrededor de su cuerpo se envuelven diversas cadenas oxidadas que no limitan su movilidad y un poco por encima de su collar cuelga un crucifijo plateado cuyo centro tiene una hermosa piedra escarlata.

Con todo ese equipamiento carga Thariús, quien se encuentra en “El Jardín de la Rosa Escarlata” sentado en una banca de mármol puro, recargando todo su peso en la pulcra pared del mismo material, fumando su cigarrillo marca "Faros" regalo de despedida de sus compañeros paracaidistas “Los Osos”.

El doctor acerca su cigarro a sus labios inhalando lentamente como si quisiese que ese momento durara eternamente, le traía los recuerdos del último mundo en el que había servido, uno que estaba siendo amenazado por secesionistas quienes profesaron abiertamente su decaída a manos del “Virus” levantándose en armas en contra del primer Imperio.

Más que la sangre, los disparos y la agonía, lo que verdaderamente recordaba Thariús, era el cielo, uno más azul que el agua y más puro que la nieve, uno que todavía no había sido dañado como en Three, cuya vida hacia siglos que llevaba subsistiendo bajo tierra, a miles de kilómetros de una superficie alterada por el “Gran Árbol Muerto” cuya vida se dividía en cuatro clases sociales muy marcadas y todas alejadas de la oportunidad de una vida tranquila como en otros mundos.

Thariús, tras inhalar su cigarro lo alejo de sus labios aun manteniéndolo entre su dedo anular y el dedo de en medio de su mano derecha, levantando su cabeza al techo manteniendo sus ojos cerrados aun con el humo dentro de su boca.

Finalmente, después de unos segundos, lo libero en forma de diversos anillos consecutivos, un truco sumamente difícil que le enseñaron a realizar sus amigos paracaidistas.

-¿Sabes que está prohibido fumar en el Jardín Sagrado verdad? - cuestiono una figura con una voz gruesa, pero, que no parecía molesta, pues esta se encontraba acompañada de cierta mofa.

Finalmente, el doctor agacho su cabeza y abrió sus ojos para ver a la incógnita figura, percatándose que se trataba de Tharén, el hermano menor de su difunto compañero de armas Thórk. Un joven de una estatura un poco por debajo a la de Thariús, midiendo aproximadamente 1:80 o 1:85.

Siguiendo con las tradiciones, al morir su hermano, Tharén, tuvo que ocupar su lugar en la labor de doctor cuervo, por lo que vestía con la túnica blanca y con la “Cruz de Santiago” verde al centro de esta en señal de ser novicio.

A diferencia de los que ya dejan sus días de prácticas atrás, los novatos; tienen estrictamente prohibido quitarse sus máscaras de cuervo, por lo que incluso dentro del “Jardín de la Gran Rosa Escarlata” deben de continuar portando dicha protección, no pueden vestir con el sombrero negro, ni tampoco usar la corona de espinas, por lo que el rostro de Tharén, solo era una mera mascara de cuervo carente de ornamentos y con unos visores de amarillenta tonalidad, limitandose a utilizar una capucha larga que está incorporada a su túnica.

Por el resto, son iguales a los que ya se habían graduado, llevan cadenas y uno que otro cráneo lo que significa que llegaron a fallar en alguna práctica.

-Es el único lugar donde uno puede estar sin máscara, además aquí regularmente veníamos tu hermano y tu prima cuando éramos novicios para huir de los “catedrales” – respondió con molestia Thariús, mientras rascaba su nuca con su mano izquierda la cual estaba cubierta con un guante negro y cuyos nudillos contenían una serie de números blancos escritos en romano.

-Sí… A veces Thalía, habla de ustedes y de sus días de novicios. No es la misma desde la ofensiva de Belyye Rozy, ahora solo enseña a los novicios y trata de olvidarlo – comento Tharén, con cierta desilusión y pesar en sus palabras mientras centraba su mirada en el rosal que se encontraba a un lado de ambos.

-Tienes que entenderla muchacho… Belyye Rozy… Fue… A veces en los concilios piden irracionalidades, esa ofensiva fue una de ellas, perdimos a demasiados efectivos para una ciudad que el enemigo recuperó en días posteriores a su captura y de entre todos los afectados… Tu prima esta incluida.-  Comentó Thariús, quien apago su cigarro en la banca de mármol, colocando la colilla en una de las bolsas internas de su armadura solo para ubicarse a un lado del hermano de su difunto amigo, sujetando su hombro con su mano derecha como si se tratase de un consejo de un padre a un hijo.

Tharén, agradeció al amigo de su hermano sus palabras y únicamente se limitó a indicarle que en media hora iniciaría un nuevo Concilio, donde Thariús, estaba obligado a estar presente.

El doctor de rojizo corte, regresó a la banca de mármol para recoger su máscara, una hecha de huesos de humanos con forma de cuervo cuyos orificios respiratorios estaban recubiertos con flores aromáticas, el resto estaba tallada a mano teniendo detallados de bajas marcadas con números romanos y cruces, aunque, en su pico coloco un crucifijo de madera que colgaba de la misma, aunque, por encima había envuelto diversas telas negras las cuales utilizaba cuando sus vendajes se acababan.

Thariús, tomo aire, como si le pesara volver a respirar ese delicioso aroma floral, por lo que tuvo que aguantar un minuto con la máscara en ambas manos y cuando finalmente se armó de valor, se colocó su protección, cuyas paredes de cuero al tocar la piel de su portador, encendieron las luces rojas de sus ojos que tras unos segundos aclararon la visión de Thariús, quien, parpadeo siete veces hasta que finalmente se volvió acostumbrar a la nueva vista.

Luego, el doctor tomo su sombrero de copa, en el cual había colocado dos coronas de espinas cruzadas en forma de X colocándolo encima de su máscara girando su vista a Tharén, quien le veía fijamente parpadeando una y otra vez hasta que finalmente pronuncio con su gruesa voz:

-Bienvenido de vuelta a Tree –

El Árbol EnfermoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora