Blanche Kawaii

CAP. 10

Todos los mercaderes se congelaron simultáneamente ante las palabras de Abigail. ¿Algo que le pueda gustar a un niño? Abigail que conocieron nunca hizo tal pedido en el pasado.

Tal como iban las cosas, los comerciantes no serían bienvenidos en el castillo nunca más. Un comerciante de cabello castaño, después de muchas dudas, abrió la boca para decir:

- [Tengo un verdadero artefacto mágico en mi poder].

- [¿Confío en que no sea algo así como ese vestido invisible otra vez?]

- [¡Por supuesto que no, Su Majestad! ¡Chicos, allá, tráiganlo!]

Ladró la orden a dos criados que inmediatamente saltaron a la acción. Regresaron enseguida, llevando un objeto grande y plano con una tela sobre él.

- [Este es un espejo mágico hecho por hadas. Dicen que es un espejo de la verdad.]

El comerciante observó la cara de Abigail con inquietud, el sudor frío goteando por su espalda. Para su alivio, la reina parecía bastante intrigada esta vez.

- [... ¿Un espejo, dices?]

Abigail se levantó y se acercó lentamente al objeto cubierto, con la mirada fija en él. Extendió una mano y la tela salió para revelar una superficie brillante y reflectante. El brillo en sus ojos se intensificó cuando puso su mano contra / sobre el espejo y murmuró por lo bajo, [Espejo, espejo.]

Las palabras fluyeron naturalmente, casi como si ella hubiera tenido el espejo desde el principio. Sus labios se separaron una vez más.

- [¿Quién es el más bello de todos?]

La superficie reflejada comenzó a ondularse. El reflejo de Abigail se desvaneció bajo una capa de oscuridad negra, seguida en breve por una voz.

- [No tú, por lo menos. Esa estúpida pregunta tampoco te está haciendo ningún favor.]

Una respuesta insolente. Todos los comerciantes palidecieron como uno solo cuando lo escucharon. El comerciante responsable de este creciente desastre, en particular, estaba a un paso de un colapso mental. Temblando como una hoja, logró encontrar su voz.

- [Lo siento mucho, majestad. ¡Parece que los sirvientes trajeron un espejo defectuoso...!]

Los sirvientes antes mencionados también estaban al borde del colapso, pero no fue nada comparado con la frustración adicional que sufrió el comerciante cuando el desconcierto dio paso a la comprensión. Los espejos mágicos se hicieron originalmente para servir como compañeros de conversación para las mujeres nobles. Fueron hechos para felicitar a la otra parte sin fin.

Entre estos espejos estándar, llenos de elogios, un espejo se destacó. Un rebelde que se negó a cumplir su propósito. Se había puesto a un lado para ser devuelto a las hadas, sin embargo, los sirvientes pensaron por error traer a ese espejo de todas las cosas....

- [¿Un defecto? ¿Me acabas de llamar defecto? ¡¿Piensas compararme con basura que solo puede arrojar halagos ciegos?!]

El espejo enfurecido prácticamente hacía espuma en la boca. El comerciante arrojó la tela a toda prisa, reduciendo de inmediato la ofensa del espejo a aullidos sordos, aunque aún inteligibles.

- [¡Hey tú! ¡¿Qué demonios estás haciendo?! ¡Quítame esta cosa!]

- [¡Llévate esto y tráeme uno diferente!]

- [¡S-sí, señor!]

Mientras el espejo indignado llenaba los oídos del desafortunado comerciante con lo que claramente era un vocabulario completo de improperios, los sirvientes se apresuraron a hacer lo que se les ordenaba.