El Recuerdo De Kookie

QUINTO Y ÚLTIMO ENCUENTRO

"Ten, tío" Tae le alcanzo el cucharon a su tío Hobi que estaba frente a la cocina poniendo sal al estofado, este le sonrió amable y le soltó un "gracias pequeño". El menor sonrió feliz. Le encantaba ayudar a sus mayores. Contento se dio la vuelta para regresar a su silla cuando sintió que se abría la puerta principal. 

"PAPÁÁÁÁÁ" grito, asustando al mayor quien se giro para verificar al pequeño viendo que no estaba. Sonrió. Sus amigos ya habían llegado. 

El pequeño corría hacia el hall esperando encontrarse con sus papás para que lo llenaran de besos en sus mofletes, así que cuando tuvo al pálido a la vista chillo y acelero para llegar a sus brazos. Cosa que no paso. Su mirada se detuvo, al igual que su cuerpo, cuando vio que detrás de las piernas de su papá se encontraba un niño que lo miraba con su dedo gordo en la boca. Quedo paralizado, hasta que la puerta se volvió a abrir dando paso a su papi Jimin. 

Chillo otra vez, sin darse cuenta del pequeño brinco que dio el pequeño por el susto, y volvió a correr pero en dirección al cachetón quien lo agarro en sus brazos; lo lleno de besos ocasionando que Tae soltara risas ante las cosquillas que le generaba. El pequeño se aferro más al pantalón de Yoongi llamando su atención, quien de inmediato lo levanto.

Sintió que se escondió en su cuello mientras una manito se aferró a la polera gris que traía. Tímido. Le acaricio la espalda, mientras esperaba a que su pareja e hijo mayor se terminaran de saludar. 

Tae agarro con sus manos la cara de su papi, dando a entender que se quedaba sin respiración por las risas. Jimin le dio un último beso para luego mejorar su agarre. 

"Papi! ¡casi me matas!" exagero el menor agarrando su pancita.

"¿Quieres más besitos?" el menor negó con su cabeza moviendo su flequillo.

"¿Y a mi no me das besitos?" Yoongi sintió como Kookie se aferro aun más. Mientras Tae se estiro feliz hacia él para darle un sonoro beso en el cachete. Aunque su mirada se poso exclusivamente en el niño desconocido que se escondía en su papá. 

"Papá ¿Quién es el niño que se esconde? ¿Tiene miedo?" Jungkook al escuchar lo dicho por el contrario dejo de esconderse y negando fuerte con la cabeza le respondió.

"Yo no soy un miedoso, soy un niño grande" frunció su ceño mirando al niño de cabello negro, él no le tenía miedo, no le temía a nada ni nadie. "Y soy Kookie" se sintió intimidado con la mirada de Tae que volvió a esconderse en el cuello del pálido. Bueno, quizás si tenía un poquito de miedo.

"¡¡Waaa Papi!! Se parece a Buuny" para él ese niño se parecía a su conejito de peluche "¿Nos lo podemos quedar?" Tae miro con suplica a Jimin y luego a Yoongi, con su carita de cachorro. 

Jimin bajo a Tae, Yoongi hizo lo mismo con Kookie. Aunque costo desprenderlo de él, lo logro, aunque en todo momento mantuvo sus caricias en la espaldita. 

"Kookie el es Tae, nuestro hijo" le hablo suave Yoongi "y Tae, el es Kookie, y no es un peluche" Tae asintió en comprensión. 

"Te acuerdas de lo que hablamos la otra noche en tu cuarto?" Tae pensó en todas las charlas que tuvo con sus dos papás hasta que hubo una que llego a su mente. Aplaudió.

"Sisisisisisi!" chillo contento "¿El va a ser mi hermanito?" sus ojos brillaban mirando al pequeño que tenía otra vez su dedo gordo en la boca; no entendía nada. Jimin y Yoongi se miraron, sabían que su hijo no pararía con las preguntas. 

"Tae, ¿Por qué no llevas a Kookie a jugar contigo mientras nosotros cocinamos?" Tae asintió extendiendo una mano hacia el pequeño, quien miro a los adultos primero. Yoongi le acaricio su pelo para que entrar en confianza. Dudo unos minutos más, para luego volver a mirar a Tae que seguía a la espera. Agarro la mano de aquel niño que le regalo una sonrisa cuadrada y lo llevo consigo hacia un lugar en particular, su cuarto. 

"Ese niño siempre nos deja en un aprieto, amor" Se rio Yoongi parándose correctamente y luego ayudo a su pareja. 

"Ni que lo digas" le dio un beso como agradecimiento "Anda con Hobi mientras yo vigiló a esos dos" el mayor asintió "no quemen nada ¿bien?" y con eso fue hasta el cuarto de su hijo. Aunque se quedo en la puerta.

Pudo escuchar las risas de ambos niños, que a pesar de haber comenzado un poquito mal, se estaban divirtiendo entre ellos. 

A Jimin se le hincho el pecho de orgullo y amor. Su sonrisa no podría ser borrada con nada.