Capítulo uno.

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>>Por los ásperos caminos del pueblo montañez al que llaman South Park, corre la leyenda  de una solitaria bruja.

Traidora a la humanidad... ¡Vaga por el bosque del pueblo buscando una presa fácil a la que engañar y devorar con sus afilados dientes!«

Los niños que escuchaban atentos la historia gritaron con temor, uno de ellos con los ojos más iluminados que la maestra, Wendy Testaburger, había contemplado en su corta vida.

—No teman, chicos — Wendy dijo mientras depositaba el libro de leyendas en su escritorio —. Mientras el equipo de caza esté de nuestro lado, ninguna bruja ni criatura les pondrá las manos encima. — sonrió con calidez.

—¡Yo daría lo que fuera por ver una bruja! — comentó con emoción un pequeño niño en la parte de atrás del aula.

—¿Estás loco, Ike? Mi mamá dice que tienen uñas filosas como cuchillos y nariz puntiaguda como zanahoria. 

—Tu mamá no sabe nada — dijo Ike, a lo que la niña frunció el ceño —. Mi papá y mi hermano son cazadores y nunca han hablado así de una bruja. ¡Diles, Karen! Tu hermano también es cazador.

Toda la clase volteó a ver a la pequeña, causando que saltara en su asiento.

—Bueno... Kenny no habla mucho sobre eso...

—¡¿Lo ves?! — interrumpió Ike, saltando sobre su pupitre de madera —¡Cuando vea una bruja la voy a traer para que la vean todos ustedes! — finalizó con una sonrisa de victoria.

Una revuelta inició en la clase.

—Bueno — Wendy habló más fuerte para acallar a sus alumnos —, no sabemos con exactitud como se ve la bruja, lo que sí sabemos es que es peligrosa. Mantenganse alejados de cualquier peligro, sobre todo tú, Ike. — recalcó.

El niño se limitó a refunfuñar con los dientes, provocando una leve risilla en la maestra y los demás estudiantes.

—Bien, ahora quiero que abran su libro en la página 48.

Los estudiantes suspiraron con cansancio. Este sería otro día largo en su jornada escolar.

•✩•

A las afueras del pueblo, llegaba un muchacho reluciente de piel morena, un recién graduado estudiador de filosofía que venía desde la gran ciudad en busca de una vida plena y tranquila, un azabache que respondía al nombre de Craig Tucker. 

Mientras el joven observaba el letrero de madera que marcaba "¡Bienvenido a South Park!" se preguntaba como sería su día a día en un ambiente completamente diferente al que estaba acostumbrado. El sonido de las patas de su caballo chocando con la tierra se marcaba en su mente como si de las manecillas del reloj se tratase; tic tac, tic tac, tic tac... comenzaba a volverse tedioso. Craig dudó todo el camino si había hecho la elección correcta, después de todo, dejar a su familia y su rutina atrás no era un cambio fácil, pero en el momento en el que sus ojos conectaron con la campana en lo más alto de la iglesia, las construcciones viejas y el bullicio que para nada tenía punto de comparación con su lugar natal, Tucker se enamoró del pueblo; El panorama ruidoso, altanero y moderno, se había transformado en una brisa rural y modesta que se metía por su nariz para salir lentamente por la boca. Se sentía contento.


Se bajó del corcel con los ojos abiertos. Su atención variaba entre el olor suave a pan casero y los viejos ladrillos que sostenían las edificaciones. Pasaba cada rincón de la aldea mientras memorizaba el orden de los negocios que la conformaban "Ahí hay una panadería... ¡Una librería!" pensaba.

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⏰ Última actualización: Mar 31, 2021 ⏰

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