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El primer café de la mañana.

Sus ojos verdosos se encontraban sobre su taza de café, imaginándose formas entre las pequeñas burbujas que se formaban en la espuma.

Sentía murmullos que paseaban sobre sus oídos, pero al parecer los inexistentes dibujos sobre la espuma eran más interesantes que la voz distorsionada en el fondo. Si se puede desenfocar una imagen, también se puede desenfocar los sonidos.

ㅡ ¡Harry! ㅡ una voz femenina despejó todos sus pensamientos poéticos hacia sus pequeñas burbujas en el café.

ㅡ ¿Mh? ㅡ exclamó poniendo toda la atención de sus ojos esmeraldas en la muchacha de cabellos rojizos frente a él, forzando una dulce sonrisa que era capaz de derretir a cualquiera.

Cualquiera que no se diera cuenta de que aquella era una sonrisa forzada.

ㅡ Deberíamos hacer algo juntos. Estamos todo el día en casa y ni siquiera me das un beso.

ㅡ Estamos tomando un delicioso café juntos, Ginny.

Otra vez aquella sonrisa.

Y un suspiro por parte de la pelirroja.

Ginny Weasley, la muchacha que logró cautivar el corazón de Harry Potter en sus últimos años en Hogwarts. Era una mujer digna de captar miradas cuando caminaba por las frías calles inglesas, pero sin embargo, la única mirada que ella necesitaba era una de destellos verdes. La tenía, pero no lo suficiente como ella quería, sentía que últimamente su novio actuaba indiferente cuando ella buscaba algún tipo de afecto y claramente tenía el derecho de reclamar, al final de cuentas era su pareja ¿no?

Las delicadas manos femeninas arrancaron al joven de su relación poética con su café para dar una vuelta por la fría ciudad y pasar tiempo con su pareja como realmente se debía.

Sus dedos se unieron y Ginny sonrió.

Y tan pronto como vio posible, tomó a la muchacha entre sus brazos para alcanzar sus labios naturalmente rosados, uniéndose en un beso de amor único y dulce, donde la gente solitaria que pasaba, los observaba con atención. Odiaba la muestra de afecto pública, pero tampoco quería hacer pasar un día de mierda a la mujer que lo había hecho feliz cuando nadie más se encontraba a su lado.

Última caminata del día.

Abrió lentamente sus ojos verdes, observando que no estaba en su propia habitación y que tampoco tenía capacidad alguna de moverse. Su respiración comenzó a agitarse.

Una voz gruesa y ronca se escuchaba detrás de la puerta. Risas, risas y risas.

Sus labios se abrieron para decir algo, pero al abrirlos, no era posible emitir algún sonido. Un hombre demasiado alto, de contextura delgada lo observaba desde el marco de la puerta con rastros de ironía en sus ojos grises, acercándose a él para cerrar sus dos ojos con la mayor delicadeza del mundo, susurrando algo inaudible en su oído.

ㅡ ¡Harry! ¡Harry!

Y la voz de su novia, nuevamente interrumpió, pero esta vez en sus sueños.

ㅡ Estabas gritando, me he asustado demasiado.

ㅡ Tranquila, estoy bien.

Su sonrisa forzada junto a un abrazo.

Y volvió a dormir con la pelirroja en sus brazos.

Pero su mente no dormía cuando daba vueltas por cada rincón de su cabeza, carcomiendose en sus propios pensamientos.

Había perdido la cuenta de cuántas veces soñó con él. Con Draco Malfoy.

"No me gusta el café, Potter."Donde viven las historias. Descúbrelo ahora