El inicio del sufrimiento.

1.5K 64 12
                                    


Sus palabras entraron por sus oídos bloqueando su mente en ese preciso instante. ¿Qué había dicho? Su cerebro estaba tratando de poder procesar esa nueva información. Sus pupilas se habían hecho más pequeñas, su corazón se aceleró y su respiración se detuvo. Todos los sonidos del ambiente cesaron de repente. Todo quedó en silencio. Algo le atravesó el pecho como un proyectil y se llevó la mano a la zona ahogando un gemido doloroso. Sus piernas temblaron y cayó al suelo. No, no quería sentir ese dolor. Tenía que cesar. Sus extremidades se detuvieron, paralizadas. La voz se le esfumó y el pánico le invadió.

—¿Gabi?—La voz de Riccarlo le trajo al mundo real. Alzó la mirada y sus ojos llamativos se centraron en la figura masculina del adolescente que tenía delante de él.—¿Me has escuchado? Te has puesto pálido.

Gabi parpadeó un poco con la respiración algo agitada. ¿Pálido? Miró al suelo jadeando de manera silenciosa. Que sensación más aterradora había sentido, ese sueño se había visto tan real. Sonrió como solía hacer y se guitó la toalla de su cuello que secaba sus largos cabellos rosas.

—Claro, me alegro mucho por ti Riccardo, siempre fue muy fan tuya.— respondió 

La mirada de Riccardo pareció iluminarse por esas palabras. Abrazó a Gabi por sorpresa y le pegó a él. Gabi se sonrojo, eso hizo que se sintiese más dolido, pero dijo nada. Simplemente medio correspondió al abrazo. El entrenamiento había terminado y ellos eran los últimos que quedaban antes de irse, además de los compañeros que se habían quedado para recoger los materiales. Riccaedo fue el primero en terminar todo y recoger sus cosas para irse a casa.

—¿Nos vamos juntos?—preguntó Gabi casi a punto de terminar también.

—Lo siento Gabi, pero dije que iría con Rosi hoy, vamos a ir a tomar algo.—dijo Riccardo como respuesta.—Nos vemos mañana en clase.

Le dedicó una sonrisa y se marchó. Callado se había quedado Gabi. Dejo de atarse su zapatilla y miró al suelo. Cuando la puerta se cerró apretó los labios conteniendo ese llanto que iba a salir. Se llevó la mano a la boca evitando eso. No, no iba a llorar.

Una vez listo salió del vestuario para volver a su casa. La noche estaba cayendo ya, el sol estaba a punto de ocultarse del todo. No se veía, pero aún había luz. Atravesó toda la parte que de la entrada para llegar hasta el final del recinto del instituto y al girar la esquina vio de lejos a Arion, se veía feliz, como siempre, iba golpeando un balón con las rodillas, ni después del entrenamiento cesaba pasión por ese deporte. Por unos instante sintió envidia de esa felicidad y rabia por no sentirla. Se giró para ir por el otro lado. No quería ver a nadie en ese momento. Se llevó las manos a los bolsillo y caminó por la calle en silencio con la mirada sombría. ¿Por qué? Estaba seguro de que Riccardo también le amaba, era tan cariñoso con él. ¿Se había confundido? Estaba claro que con esa noticia sus ojos le habían engañado. Había estado ciego todo este tiempo.


Ese fin de semana tuvieron un partido contra el Instituto Alpino. Gaby no estuvo centrado en ningún momento, su mente no hacía más que pensar en Riccardo y su relación con Rosi. Habían pasado varios días ya desde que se lo dijo y Gabi no había cambiado su actitud hacia Riccardo, pero si fallaba en los entrenamientos constantemente. Y el día del partido jugó muy mal. Al acabar la primera parte iban perdiendo 0-2. Mark, el entrenador miró a Gabi y dijo la formación de la segunda parte dejó a Gabi en el banquillo sacando a Aitor Cazador en su lugar. Todos se sorprendieron pero Gabi solo sonrió con un poco de desdés. Solo se sentó en el banquillo y no prestó atención al partido. 

El pitido final se dio y el Raimon ganó 3-2. Todos lo celebraron, menos Gabi. Sabía que no había hecho ni el mínimo esfuerzo y eso le costaría caro el poder jugar más partidos. Era uno de los defensas titulares, pero no tenía ganas.

Esa tarde se marchó sin decir nada sabiendo que el Lunes tendría una charla con el entrenador. Pero antes de poder alejarse lo suficiente Riccardo se le acercó.

—Eh Gabi, ¿estás bien?—preguntó.—Hoy no has jugado como sueles jugar.

—No he dormido mucho...—se inventó esa escusa. Había dormido perfectamente.

—Ya, ¿te parece que vayamos a tomar algo?—preguntó Riccardo.

Por un momento Gabi pareció sonreír, hasta que el capitán dijo lo siguiente:

—Rosi, Airon y Skye se apuntan.—dijo.

Se quedó mirando hacia el pequeño grupo que se estaba formando. Entre ellos Víctor también se había unido.

—Capitán Víctor también se apunta—dijo el joven entusiasta del futbol.

—Genial.—sonrió Riccardo.

Pusieron rumbo hacia el puesto de fideos. Gabi caminaba por detrás viendo como Rosie iba pegada a Riccardo, sabía que Rosie había estado enamorada de Riccardo siempre, en secreto había sido su "competencia". Veía como ambos parecían ser felices. Skye y Arion iban también muy juntos, pero sabía que eran amigos muy cercanos.

—No pareces muy contento con la relación de Riccaedo y Rosie.—dijo Víctor a su espalda.

Gabi se sorprendió y miró hacia deteniendo su andar.

—¿Por qué dices eso?—preguntó.—Claro que estoy feliz de su relación... Riccardo es mi mejor amigo.

Víctor solo soltó una risita mientras sonreía de manera burlona. Con el paso del tiempo se había ido abriendo a los demás. Ya no era tan serio y frío como antes, pero seguía teniendo un carácter fuerte y serio y si tenía que gritar lo haría.

—Me parece que te estás engañando a ti mismo.—dijo.

En ese momento Gabi abrió los ojos como platos.


Continuar...

Ojos CiegosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora