Especial De Navidad

835 59 73
                                    


Finales de diciembre, vacaciones de Navidad. Una festividad que occidental que entró en Japón y ahora es parte de su cultura también. Todas las calles se han adornado con las luces típicas de dicha fiesta, hay renos, Papás Noeles, árboles, la pista de hielo. Las calles llevan ya tiempo cubiertas con un manto blanco debido a las bajas temperaturas. Muchos institutos organizan el llamado "Baile de invierno" o "Baile de Navidad". Y el Raimon no se queda atrás. Ese día en clase la tutora explicaba que ese año los organizadores del baile serían la clase de 3-B, pero ellos contribuirían para ayudar con la decoración del instituto. Gabi miraba hacia otro lado ausente en sus pensamientos. Navidad, la verdad no era nada fuera de lo habitual. Según la tutora hablaba la campana sonó y todos se levantaron para ir a tomar el almuerzo. Tenían mucho que hacer. Riccardo se giró sobre su silla hasta dar con la mesa de Gabi que estaba justo detrás de la suya

—Oye Gabi, ¿sabes qué? Voy a tocar en el baile.—sonrió Riccardo.

Gabi abandonó sus pensamientos y miró a Riccardo. Se veía más feliz que de costumbre. Sabía que había tendido una pelea con Rosie, él había le encontrado llorando en medio de la calle y como solía hacer le consoló. El cambio de un día para otro era muy notable. Riccardo era menos cabezota que él, pero también fingía en ocasiones. Y lo sabía. Nadie mejor que él le conocía. De pronto Riccando cambió de tema.

—Oye, este año también haré una fiesta por mi cumpleaños. Ya sabes, lo de todos los años.—dijo.

—Sí, cosas se ricos.—se burló un poco Gabi para hacerle de rabiar un poco. Riccando le fulminó con la mirada haciendo que Gabi dejara de reírse.— Bien, bien, solo estoy de broma. Iré, no te preocupes por eso. Pero sabes no me acostumbro a ese tipo de cosas.

—Son muchos años ya Gabi.—sonrió Riccardo.

—¿Y no es más fácil ir a la bolera o a patinar sobre hielo?—preguntó Gabi.

—Sabes lo que opinan mis padres al respecto, lo sencillo no va con ellos.—dijo él.

Gabi rodeó un poco los ojos y suspiró. Sabía perfectamente como eran los padres de Riccardo. Eran muy majos sí, pero muy estrictos a veces. La familia de Riccardo era muy conocida gracias a sus padres. Un compositor de fama mundial y una cantante de ópera. La música corría por las venas del único hijo de los Di Rigo. Suspiró. Su cumpleaños era justo el día después de Navidad y por costumbre invitaría al club de fútbol. Otro compañero se acercó para hablar con Riccardo y comentarle algo sobre el profesor de música y que fuese a verle inmediatamente. 

Gabi le despidió y miró por la ventana. ¿Y ahora qué? De repente su mirada fue hacia la puerta y se encontró con Víctor allí mirándole. ¿Víctor, qué hacía ahí? Se puso rojo y su corazón se aceleró un poco. Hacía semanas que su cabeza daba vueltas entre Riccardo y él. Cada vez pensaba menos en Riccardo y más en él. Habían sido muy cercanos en los últimos dos meses. Sonrojado desvió la mirada un poco. Cogió lo que sería su comida y salió de la clase mientras algunas de sus compañeras suspiraban por Víctor.  Se había olvidado que ya se había acostumbrado de que viniese a buscarle y almorzar juntos. Caminaron hasta uno de los pasillos que solían estar solitarios y allí se sentaron en las escaleras.

—No he visto a Riccardo en tu clase.—comentó Víctor mientras abría su tartera y sacaba su termo con un poco de sopa miso caliente. Sirvió uno de los vasos de tapa y se lo tendió a Gabi. Con el frío que hacía no venía nada mal un poco de una bebida caliente.

—Fue a hablar con el profesor de música.—respondió mientras agradecía la bebida caliente. Tomó el vaso entre sus manos y sopló un poco para beber. ¡Estaba increíblemente buena!—¡Qué rica! De nuevo te has superado.

Ojos CiegosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora