↝ 𝓔𝔁𝓽𝓻𝓪 ↜

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Frío, vacío, sin ningún sentido, como si algo le faltará...

Así podría describir su vida un pibe ojiverde de veinticuatro años, quien aparentaba ser una persona normal, sin muchos problemas encima, aunque por dentro fuera todo lo contrario a eso. Mauro Román Monzón, así se llamaba aquel desdichado, quien por alguna razón sentía que su vida estaba incompleta, que había algo que no lo dejaba disfrutar a plenitud de ella, siendo un sentimiento de angustia que le acompañaba todos los días, sin excepción alguna.

El ojiverde tenía salud, trabajo, una buena familia y amigos que lo querían mucho, pero a pesar de tener esto y más, no se sentía del todo feliz. Siendo algo que no lograba entender del todo o explicar muy bien, contrastando de gran manera cuando era pequeño, ya que había sido un niño bastante inquieto, risueño, hiperactivo, yendo de un lado a otro sin detenerse.

Pero mientras fue creciendo, esa personalidad alegre que una vez tuvo, pareció desaparecer, como si aquel niño alegre hubiera muerto con el paso de los años. Aunque ese comportamiento extraño que los demás decían que tenía, pareció incrementarse, cuando cumplió los veintidós años.

Monzón el día de su cumpleaños se la pasó decaído y triste, llegando a llorar a cada instante, sin saber el porqué de su repentino llanto, haciendo que los demás se asustaran y preocuparan por el. La madre de Monzón parecía ser la más angustiada por el comportamiento de su hijo, pero cada intento que hacía por averiguar lo que le sucedía al ojiverde, le resultaba inútil, nada más que un vano esfuerzo.

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—Mauro, Mauro. — dijo una voz muy conocida para el mencionado, aunque no supiera a quién pertenecía. —Vamos, date prisa. — indicó la misma voz. —¡Que no me queda mucho tiempo! — dijo alterado.

—¿A donde vas?, ¿porque tenes que irte?, ¿quién sos? — preguntó Monzón, quien se encontraba en un lugar que no conocía, siendo una extensa propiedad y una enorme casa que tenía a su alrededor, todo le era desconocido, menos un enorme árbol de gran follaje.

—No tengo tiempo para explicártelo, solo sígueme. — ordenó la voz, la cual se escuchaba cada vez más lejos. —¡Mauro!, ¡Mauro!, ¡date prisa! — exclamó, haciendo que el mencionado comenzará a caminar sin ningún sentido.

—¡Espera! — gritó, no sabiendo a quién le gritaba o a dónde iba. —¿¡Quien sos!?, ¿¡quien sos!? — exclamó al no escuchar más aquella voz, que una vez más había desaparecido. —P-por fa-vor no me de-jes, p-por fa-vor no lo h-hagas. — sollozo cayendo de rodillas, sintiendo como el suelo se hundía y caía a un extraño vacío...

𝐄𝐥 𝐄𝐧𝐚𝐦𝐨𝐫𝐚𝐝𝐨 𝐘 𝐋𝐚 𝐌𝐮𝐞𝐫𝐭𝐞 : 𝓛𝓲𝓽𝓬𝓴𝓸 : FINALIZADA : ✅✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora