☆ℒovℰ iՏ ℒovℰ ☆

☆...★...☆...Prólogo...★...☆...★

Antes de empezar.... me gustaría decir que el contenido de esta historia es serio.... tiene traumas y escenas que para mi son delicadas.

No busco ofender a nadie, todo es mera imaginación de mi pobre cabecita loca.

Roy~

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El baño en el que ahora se encontraba Jin era pequeño pero acogedor, y a pesar de no ser tan femenino como él consideraba que debía ser el baño de una chica, la delicada fragancia del jabón de lavanda lo ayudaba a relajarse.

La bañera era un poco pequeña para el cuerpo tan robusto del joven. Para entrar en ella, tenía que sentarse con las piernas abrazadas contra su pecho, pero al menos el agua subía lo suficiente como para cubrirle hasta el borde de los anchos hombros.

Suspiró aliviado cuando, por fin, sus músculos comenzaron a relajarse. Apoyó la mejilla sobre la cima de sus rodillas, cerrando los ojos, intentando entender cómo había terminado allí. No me malinterpreten. Sabía cómo habían sucedido las cosas, pero todo se sentía tan surrealista. ¡Hace apenas una hora había sido rescatado como una damisela en peligro! Y ahora estaba pasando la noche bajo el refugio de una chica que apenas llegaba al metro sesenta y que, ¡oh sí!, manejaba una espada como una samurai legendaria. Todo eso después de darle una ¡tremenda paliza! a sus agresores y dejarlo a salvo de un destino incierto. ¿Qué demonios?

La atmósfera en el baño era un contraste absoluto con el caos y la incomodidad de su jornada. La luz suave de la lámpara proyectaba sombras cálidas en las paredes, y el vapor se arremolinaba lentamente sobre el agua de la bañera. El sonido del goteo constante de la llave se mezclaba con el leve murmullo del agua, creando una sinfonía relajante que llenaba el espacio.

Jin cerró los ojos, permitiendo que el calor y la calma lo rodearan, en un intento de escapar de la ansiedad que lo había acompañado durante la noche.En definitiva, había sido una mala idea acompañar al ebrio de su hermano mayor hasta casa y quedarse sin dinero para pagar un taxi de regreso. En conclusión, caminó media hora por el barrio a las diez de la noche. No quería ser paranoico, no quería predisponer a su mente histérica a posibles escenarios donde sería robado, golpeado... o incluso asesinado.

Sin embargo, aquel lugar era su refugio, una burbuja de paz que contrastaba con las angustias previas. Las imágenes del parque y el miedo se desvanecían poco a poco, reemplazadas por el suave resplandor del baño y la sensación reconfortante del agua caliente. En el silencio del baño, el mundo exterior parecía un recuerdo lejano. Los sonidos urbanos se habían desvanecido, reemplazados por el relajante goteo del agua y el cálido abrazo del vapor. Jin se permitió dejar atrás el temor y la inquietud, al menos por un momento, y simplemente se sumergió en la paz que el baño le ofrecía.