Elsa.
—Olivia— exclamó una chica con el cabello blanco sobrepasando con su tono de voz a los presentes y consiguiendo así atraer la atención de la mayoría de los presentes, entre ellos Elsa.
Miró de reojo a la nombrada, parecía desorientada, miraba inquieta a su alrededor para a continuación dirigirse a paso rápido hasta donde estaban sus amigas.
—Y entonces le rompí el corazón — expresó Laia con alegría. Segundos después tras mirar a su amiga y comprender que esta ni siquiera fingía no escucharla la golpeó con fuerza en el brazo.
Elsa abrió la boca sorprendida y le devolvió el golpe sin pensarlo.
—Au — se quejó la morena claramente indignada. —Ahora venía la mejor parte.
Elsa alzó una ceja y sonrió.
—Llevabas diez minutos contándomelo, podrías habértelo ahorrado e ir al grano.
—No puedes saber que llevo diez minutos hablando, dado que no me escuchabas.
—Ey! No soy tan mala —exclamó indignada. —Desconecté en el primer minuto, hablábamos de Pablo.
Laia infló sus mejillas de forma graciosa.
— Ese chico se fue de la ciudad cuando papá descubrió que había sido mi novio por dos días. —miró al cielo derrotada. —Aunque según el, solo habló con él.
—¿Ahora hablaremos de ese chico que no me interesa? —preguntó sarcásticamente Elsa. —Genial, Laia.
—Claro, tú no tienes un padre que espanta los chicos, quiero un novio.
—Como digas, no me interesa el amor.
—Llegó por quien lloraban —gritó al entrar el profesor de historia.
—Nadie lloraría por un rostro tan feo —río una chica y algunos la siguieron. El hombre la miró con indiferencia.
—En el próximo examen partes con un -2 , y viendo tus capacidades intelectuales el resultado será negativo. —más risas y él comenzó a acomodar sus pertenencias en la mesa.
Elsa fijó su mirada en dos chicos que estaban mirando confundidos al hombre. Parecían un poco cohibidos. Examinó descaradamente sus rostros y cuerpos, eran guapos y desconocidos.
Seguramente serían nuevos, mientras intentaba ignorar a Laia había oído conversaciones lejanas sobre los chicos nuevos.
—Oye— llamó con vehemencia Ana, una perra en celo, o al menos eso le parecía a Elsa. —¿Me das tú número de teléfono?.
La mayoría del aula estalló en carcajadas y ahora todos miraban a los chicos.
Ambos eran castaños, con la diferencia de que mientras uno llevaba el cabello desordenado sobre la frente el otro lo llevaba más largo y lo pasaba hacia atrás con su mano derecha.
Un tic nervioso, detectó rápidamente.
—Que gran recibimiento —habló el chico del tic. —Mi nombre es Gerard Gálvez —se aclaró la garganta un poco nervioso. —Encantado de conocerlos. —dio una sonrisa y miró a su compañero que parecía ausente. Miraba a la chica que había pedido su teléfono.
—Si si, pero no me interesas. —un silencio se hizo entre los adolescentes. —Quiero saber cómo te llamas tú, eres menos raro.
El chico en cuestión frunció el ceño.
—¿Acabas de ofender a mi mejor amigo y pretendes ligar conmigo después?.
—Antes y después, tú amigo no me interesa en absoluto, ya te lo he dicho.
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Instituto Singapur (Zodiaco)
Teen FictionQue sabrás tú de mala suerte. El 20 de agosto a las dos de la madrugada se incendio el instituto de estos 6 protagonistas. El 14 de septiembre descubrieron que debían asistir al instituto Singapur. Conocido por los relatos de sus exs alumnos. Si el...