16.- Hora de la Verdad

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aun seguía evitando a harry, el a intentado hablar conmigo muchas veces pero simplemente lo evado aun no es tiempo para afrentarlo, ya todo Hogwarts dejo de llamarme Lupin ahora soy la hermana de Potter. muchos de Slytherin dejaron de hablarme a excepción de Theo y Blaise, y Malfoy por otra parte me evita y no entiendo porque eso no me gusta eso para nada. No es que fuéramos los mejores amigos pero el no se portaba así conmigo ni aunque estuviéramos peleados.

En muy poco tiempo, la clase de Defensa Contra las Artes Oscuras se convirtió en la favorita de la mayoría. Sólo Draco Malfoy y su banda de Slytherin criticaban a mi padre :

—Mira cómo lleva la túnica —solía decir Malfoy murmurando alto cuando pasaba el profesor—Viste como nuestro antiguo elfo doméstico.

— deja de hablar de el, es mi padre tenle respeto Malfoy —dije a voltean a verlo.

— Pero si eres hermana de Potter. El ya no es tu padre, para que preocuparte de el —dijo con un tono de superioridad.

— eres un idiota — dije volteando a la pizarra.

Sus palabras realmente me hirieron. si tal ves no es mi padre de sangre, pero me crio y eso vale mucho para mi.

Pero a nadie más le interesaba que la túnica del profesor Lupin estuviera remendada y raída. Sus siguientes clases fueron tan interesantes como la primera. Después de los boggarts estudiaron a los gorros rojos, unas criaturas pequeñas y desagradables, parecidas a los duendes, que se escondían en cualquier sitio en el que hubiera habido derramamiento de sangre, en las mazmorras de los castillos, en los agujeros de las bombas de los campos de batalla, para dar una paliza a los que se extraviaban. De los gorros rojos pasaron a los kappas, unos repugnantes moradores del agua que parecían monos con escamas y con dedos palmeados, y que disfrutaban estrangulando a los que ignorantes que cruzaban sus estanques.

La historia del boggart que había adoptado la forma de Snape y el modo en que lo había dejado Neville, con el atuendo de su abuela, se había extendido por todo el colegio. Snape no lo encontraba divertido. A la primera mención de mi padre , aparecía en sus ojos una expresión amenazadora, suele comportarse así frente de los demás aún sigo sin entenderlo. A Neville lo acosaba más que nunca.

aborrecía las horas que pasaba en la agobiante sala de la torre norte de la profesora Trelawney, descifrando símbolos y formas confusas, procurando olvidar que los ojos de la profesora Trelawney se llenaban de lágrimas cada vez que miraba a Harry. No me podía gustar la profesora Trelawney, por más  que unos cuantos de la clase la trataran con un respeto que rayaba en la reverencia. Parvati Patil y Lavender Brown habían adoptado la costumbre de rondar la sala de la torre de la profesora Trelawney a la hora de la comida, y siempre regresaban con un aire de superioridad que resultaba enojoso, cómo si supieran cosas que los demás ignoraban.

A nadie le gustaba realmente la asignatura sobre Cuidado de Criaturas mágicas, que después de la primera clase tan movida se había convertido en algo extremadamente aburrido. Hagrid había perdido la confianza. Ahora pasaban lección tras lección aprendiendo a cuidar a los gusarajos, que tenían que contarse entre las más aburridas criaturas del universo.

—¿Por qué alguien se preocuparía de cuidarlos? —preguntó Blaise traspasar otra hora embutiendo las viscosas gargantas de los gusarajos con lechuga cortada en tiras.

A comienzos de octubre, sin embargo, hubo otra cosa que me mantuvo ocupada, algo tan divertido que compensaba la insatisfacción de algunas clases. Se aproximaba la temporada de quidditch y Marcus Flint, capitán del equipo de Slytherin; convocó una reunión un jueves por la tarde para discutir las tácticas de la nueva temporada.

En un equipo de quidditch había siete personas: tres cazadores, cuya función era marcar goles metiendo el quaffle (un balón como el de fútbol, rojo)por uno de los aros que había en cada lado del campo, a una altura de quince metros; dos golpeadores equipados con fuertes bates para repeler las bludgers(dos pesadas pelotas negras que circulaban muy aprisa, zumbando de un lado para otro, intentando derribar a los jugadores); un guardián que defendía los postes sobre los que estaban los aros; y el buscador; que tenía el trabajo más difícil de todos, atrapar la dorada snitch, una pelota pequeña con alas, del tamaño de una nuez, cuya captura daba por finalizado el juego y otorgaba ciento cincuenta puntos al equipo del buscador que la hubiera atrapado.

La elegida (Alice la Hermana De Harry Potter)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora