Skirt

Fem!Damian X RoyHarper

Una habitación amplia se encontraba en silencio y no era para menos, la joven Wayne, se encontraba meditando, tenía algunos libros a un lado, los cuales había leído. Estudiaba arte, finalmente la pasión que había descubierto con el tiempo.

Su meditación fue interrumpida por una llamada, sonrió al ver el nombre en la pantalla y respondió de inmediato

— Harper — dijo con voz mas animada — ¿Harper? — volvió a preguntar porque ningún sonido era emitido

— Soy un asco — finalmente le escuchó del otro lado, calmando su preocupación pero la voz era diferente a la normal

— No lo eres ¿qué sucedió? — pronunció con voz suave, tranquila intentando entender que había sucedido con su amado

— Estoy en un bar, no quería — hizo una pausa — solo estuve enfrente y ahora estoy en una mesa con una botella — la menor entendía los fantasmas del pasado del pelirrojo y cuanto había luchado para mantenerse sobrio, para salir adelante pero las recaídas eran algo normal y estaba dispuesta a apoyar a su pareja

— No es tu enemigo, ve como lo que es realmente. Es él mejor logro — expreso sus pensamientos sobre el — has sido fuerte todo este tiempo

— Necesitaba escucharte — interrumpió, mientras jugaba con el vaso frente a él observando la botella, solo había bebido un par de tragos. Su miedo seguía presente pero estaba presente esa voluntad que le había llevado a seguir

— Amado, dime tu ubicación e iré por ti

Después de esa llamada solo tomo su casco y recorrió las calles se Gotham en su motocicleta. Vestía el uniforme de la universidad de Gotham, una falda más corta de la norma, blusa blanca y una sudadera con capucha.

Derrapó al frenar, los sonidos de los neumáticos acondicionaron el lugar y su pisar entrando a ese bar, buscando al pelirrojo. Al verlo sonrió y fue junto a él, viendo la botella con mas de la mitad del líquido, un vaso servido y un pelirrojo negándose a beberlo.

— Eres más que esa bebida — movió el vaso dejándolo de lado, quedando ella frente a él — y se que tu fuerza de voluntad te ha mantenido al margen, no te has dejado vencer — poso su mano sobre la del mayor dando una leve caricia, sus palabras tenían el mismo tono que cuando llegó a esa ciudad, un acento que lo hacían ver confiado de si mismo o que escupía sarcasmo

— En verdad pensé que no podía hacerlo, tenía esa botella frente mío y quería beberla, no saber nada más como solía hacerlo, era sencillo — empezó a desahogarse el pelirrojo

— Y sabes lo mejor que aún así lo hiciste, ahora no lo mires como algo malo, porque no fue así

— Perderme de nuevo es algo que no quiero —mostró uno de sus miedos por el ambiente

— No lo harás y yo estaré para apoyarte, no dejarte caer de nuevo — iba a sacar su cartera para pagar la cuenta pero el mayor no la dejo y fue el quien sacó su propio dinero y lo dejó sobre la mesa antes de salir

— No puedo permitirte eso, nena — en ese momento sintió el apoyo al que se refería de no dejarlo caer — pero sabes algo, necesitaré que alguien me lleve a mi casa

Damián sonrió ante esa petición y salieron de ahí, con unas cuantas miradas sobre ella, dirigidas a esa falda de los que visitaban ese bar, porque ver una "colegiala" era extraño a no ser que se dedicaran a otra actividad.

Subió a su motocicleta y le invitó a subir, para ir a su departamento ese que conocía a la perfección para esa fecha, ahí comenzaron algunos mimos de ambos, durmieron sin hacer nada más que brindarse caricias con la confianza que se daban en ese momento de debilidad.

Despertó tenía que asistir al colegio aunque quisiera quedarse más tiempo ahí, se movió para levantarse, despertando al mayor de su sueño —¿que hora es? — preguntó en un largo bostezo

— Las siete — dijo acomodándose sobre el, aún vistiendo el uniforme, había dejado otros en el departamento, por las noches que se quedaba con el — debo darme una ducha — acarició sus pectorales y se agachó para dejar un corto beso sobre sus labios

— Te he dicho que esa falda me gusta — el mayor llevo sus manos sobre sus muslos metiéndolas debajo de la prenda, esa ducha tendría que esperar, porque las caricias se fueron intensificando y la idea de tomar un baño juntos parecía tentador.