あ ; e s p e r a n z a

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Después de algunos años de felicidad y amor, su relación fue apagándose un poco más cada día. Cuando creía el rosa comenzaba a dominar como antes, el gris los envolvía y lo hacía sentirse abrumado.

Al conocer a YoonOh imaginó que el típico "Vivieron felices para siempre" de los cuentos de hadas se haría realidad. Asimismo, pensó que aquel chico era el amor de su vida, pero ¿Realmente lo era?

No lo sabía. Sin embargo, aún quería pensar que sí, que en verdad lo era y que él era el suyo.

Desde hace un mes, comenzó a caminar por la cuerda floja gracias a la inestabilidad en su relación. Constantes peleas por temas triviales abundaban gran parte de cada semana. Algunas veces debía cuidar sus palabras al momento de expresarse o peor, guardar lo que sentía para sí mismo. La noche que parecía eterna y el frío cuarto de baño eran testigos de su silencioso y habitual llanto, como ya era costumbre. Esa noche no fue la excepción.

Mirándose al espejo suspiró, y una vez más, como siempre, se preguntó si él era el único que se aferraba de aquella vieja y desgastada cuerda, que, a su vista, casi parecía un hilo. Uno que cortaba cruelmente las palmas de sus manos y las yemas de sus dedos. Haciéndole doler hasta el alma.

ꟷ Dongyoung.

Ahí estaba. La voz del dueño de su amor y martirio.

ꟷ Bebé.

Esa palabra vacía, que antes pronunciaba con dulzura.

ꟷ Llevas una hora en el baño.

Lo sé, no debes recordármelo, pensó Dongyoung.

ꟷ ¿Estás bien? ¿Te duele algo?

Y esa preocupación era lo que disipaba las dudas de su inestable amor. Lamentablemente no se encontraba en las mejores condiciones para hablar, pero cuándo a penas iba a emitir una frase coherente, la cortante voz lo calló.

ꟷ Bien, si no quieres hablar es tu puto problema.

Los firmes pasos de esos pies descalzos dejaron de escucharse cuando supuso estuvo en la habitación de ambos, y sus labios temblaron cuando una intensa presión se instaló en su pecho. Iba a llorar una vez más, pero no podía permitírselo, su cabeza dolía al grado que pequeñas punzadas se sentían por diversas áreas de esta.

ꟷ Una hora más aquí no me hará mal...

Susurró apoyándose en la puerta, se deslizó por ella hasta que su trasero quedó contra el suelo, al igual que sus piernas. Su mirada se perdió en la tina y una rota sonrisa se adueñó de sus labios. Estaba cansado, sin energías y los recuerdos preciosos abundaron desde lo más profundo de su memoria. Haciendo latir su corazón con fuerza, con ilusión y al mismo tiempo sentía pequeñas agujas atravesarlo.

Recordó los primeros días de YoonOh en la universidad, cuando lo cubrió de la lluvia y le dijo que era un superior descuidado por no llevar sombrilla. También cuando compartieron el autobús de camino al departamento del menor para apoyarlo con una materia complicada, ese día fue uno de los mejores, ¿y cómo no? Si fue la primera vez que pudo apreciar a la perfección su brillante sonrisa, una que era tan diferente a las anteriores. Una sonrisa esperanzadora, que lo ilusionó y abrasó con el más intenso sentir, ahí descubrió que estaba enamorado de él.

"Seguramente tus labios saben a fresa por el helado, Dongyoung."

Pensó con pena, tembloroso y sus dedos acariciaron sus rosados labios. Esa frase que jamás abandonaría su mente y que era una de las más dolorosas de recordar, pues fue una vaga advertencia del primer beso que YoonOh le robó. O su primera noche juntos... A ese punto estaba llorando de nuevo.

Lo amaba demasiado, y era difícil alejarse de él. Se detestaba por no tener la fuerza para alejarse de aquel chico. 

Al final esa hora más si le hizo mal. Debía regresar con su príncipe azul.

Pero fue un grave error salir del baño, tal vez, el peor de su mísera existencia. O seguramente el error fue quedarse escuchando con curiosidad la conversación de YoonOh, quién se confió en que no estaba ahí aún. En la sala estaba su novio, acostado sobre el sofá y supuso, en una llamada con algún amigo.

ꟷ Ya no lo amo. Me fastidia.

Y se congeló en el solitario pasillo. Se sintió como el gato siendo brutalmente asesinado por la curiosidad. Lentamente sus ojos fueron a la habitación, la puerta estaba abierta.

ꟷ ¿Sabes la tortura que es tenerlo abrazándome todo el tiempo? ¿De escuchar su tonta voz decirme a cada minuto que me ama?

ꟷ No creo que sea peor que soportar tus estupideces diarias, YoonOh. 

Soltó sin pensarlo, era una tormenta de sentimientos. Sus sospechas se confirmaron, y ahora no sabía si lo que haría estaba bien. Tan solo corrió a la habitación para encerrarse en ella. YoonOh logró reaccionar cuando él ya se encontraba guardando sus pocas pertenencias en su maleta, no tenía tanta ropa. Agradecía tener menos de cinco  meses ahí.

ꟷ Donyoung.

No respondió. Las lagrimas no dejaban de correr por sus mejillas y con torpeza colgó una mochila en sus hombros antes de tomar la maleta entre una de sus manos, debía salir lo más rápido que fuera de ese maldito basurero. Al abrir la puerta de la habitación se encontró con YoonOh, quién lo observó con indiferencia.

ꟷ Gracias por todo, supongo, YoonOh.

Las palabras salieron forzadas, y las saladas lagrimas murieron en sus labios. Sus ojitos negros observaban con suplica al castaño.

ꟷ Lo que escuchaste es real, Dongyoung, no te amo más.

Su pecho dolió, su corazón revoloteó del dolor y decepción, no de amor e ilusión.

Caminó hasta la puerta de aquel departamento, por los largos pasillos de ese edficio, y una vez fuera escuchaba las gotas de lluvia romperse cruelmente contra el suelo. Podía confundir ese sonido con el de su corazón rompiéndose en pedazos. Y al igual que la luna desaparecía detrás de las nubes, las palabras y recuerdos preciosos lo abandonaban.

Dicen que la esperanza es lo último que se pierde, y vaya que era real ese dicho. La última pizca de esperanza que Dongyoung tenía terminó por destruirse cuando volteó a mirar detrás de él y no encontró a YoonOh corriendo para protegerlo de la lluvia y la tristeza. 


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Holaaa. Les tengo un intento de one shot sad. No es mucho, pero es trabajo honesto, oho. Seguramente cada cierto tiempo subiré otros OS. Espero este primero sea de su agrado. 

Muchas gracias por darme una oportunidad.

ꟷ Resonance.

E s p e r a n z a ; JaedoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora