De ligas a escritorio

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De ligas al escritorio.

Deberían darle un premio por escuchar sin perder la compostura ni la concentración ante su secretaria a pesar que debajo de su escritorio el pene lo tiene erecto a causa del endemoniado escote en uve que acentúa el tamaño de sus senos.

O como la falda le marca el trasero.

—¿Kurosaki-sama?

—Eeeh... sí, todo el orden Inoue.

—Entonces dejo todo listo y nos veremos mañana.

—Claro, descansa.

—Usted también, Kurosaki-sama. — Le sonríe de esa manera que siente que todo se ilumina a su alrededor y se da la media vuelta para irse.

Aunque no sea correcto, los ojos de Ichigo se mantienen fijos en el vaivén de caderas.

Ya solo suelta un gruñido y se frota el cabello, buscando desesperadamente que las neuronas recapaciten con sólo ese acto. Pero es imposible, solo tiene en sus pensamientos la primera plana de su escote y las formas en cómo castigaría ese trasero a nalgadas antes de darle la misericordia de recibir su pene.

Sabiendo que es imposible que su pene se calme, se pone en pie, soltando un silbido de lo doloroso que está su amigo allá abajo, y va a su baño privado en busca de satisfacción con su propia mano.

Tendrá que llamar a una mujer para que lo calme.

Otra vez.

Mientras sale del baño ya calmado se plantea el por qué no ha hecho de las suyas con Inoue Orihime. No es la primera mujer que ocupa el puesto de secretaria que le ha tenido ganas y la ha engatusado a su merced. No lo entiende. Que sencillo sería seducirla y llevarla al sofá por una follada de horas o días. Pero algo tiene esa mujer que le obliga a despertar su ética.

No es justo. Son ellas las que deben caer a sus pies y suplicarle, no él.

Con otro gruñido decide terminar todo de una vez para ir rápido con una prostituta.

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Orihime se había juntado con sus amigas en el bar cerca de su casa. Estaba decidida en tener unas horas de locura con baile, alcohol y quizás una follada rápida en el baño para calmar el calor que la frustra todos los días.

Necesita un amante con urgencia.

O que el estúpido de su jefe note de una vez las señales.

¿Qué está esperando? A este paso deberá caminar en su oficina en lencería o desnuda. Más obvia que eso no puede ser.

Su deseo de llenarse en alcohol se ha cumplido sin problema, estuvo incluso haciendo una competencia con Nemu (la prometida del primo de su jefe) de quien toma más whisky. Tuvieron que dejarlo en empate porque ninguna daba su brazo a torcer y ya andaban cerca de vomitar. Ella tuvo que apaciguar el exceso de alcohol un poco con comida chatarra ya que la muy bruta no había comido.

Bailaron en grupos o con el primer desconocido que encontraron atractivo. Orihime había pescado a dos hombres aceptables y se los llevo a un baño a "divertirse". El primero era un chico de pelo negro que sólo le ha durado cuarenta minutos; el segundo, que se agarro a los diez minutos después del anterior, fue aceptable en durar una hora.

Pero no ha sido suficiente para su frustración.

O se enrolla con un negro de dos metros o drogara a su jefe para que lo pesque.

Llega a su departamento a las cuatro de la mañana. Tiene sólo cuatro horas para dormir, por eso no pierde el tiempo en que las cosas estén en orden; tira por ahí sus llaves, la cartera, zapatos y el abrigo; camina a pasos torpes a su cuarto y se tira a dormir con la ropa puesta.

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