Capítulo único.

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Amity comenzó su aburrido día con la clase de historia. Aquel profesor siempre se la pasaba hablando de su vida y lo único que exigía era estudiar de la fotocopia, solo para luego quejarse de que todos reprobamos por no prestar atención en clase. Claro que las notas de Amity siempre son de 10 pero igual le gustaría ahorrarse el sermón y las palabras "deberían ser como la señorita Brigth" que siempre la dejaban en una posición mala con sus compañeros. Ya de por si se llevaba mal con todo el mundo pero le gustaría estar al menos un día sin miradas de burla o odio clavadas en su espalda.

—Por favor que acabe este infierno pronto. —pensó, fijando su mirada en su celular para luego suspirar. Todavía quedaba media hora antes de que tocara el timbre. Jugué un rato con su lapicera, moviéndola de un lado al otro entre sus dedos. Por el rabillo del ojo pudo notar un papel mal doblado en su cartuchera. Extrañada dejó su lapicera a un lado y tomó el papel. Lo abrió, encontrando un simple "hola" seguido de: "con lo que habla este profesor ya me he leído la biblia completa". Amity cubrió su boca con la mano intentando no reír, sin creer que alguien haya terminado aquel enorme y aburrido libro de su clase de equitación. Estar en una secundaria cristiana si que era aburrido pero por lo menos el edificio era bonito y la comida buena.

La peli verde quería responder el mensaje pero no sabía cómo, ni si quiera sabía quién le había puesto ese papel en la cartuchera sin que se diera cuenta. Simplemente levantó los hombros en indiferencia y guardó el papel en la mochila, prestando atención otra vez al viejo de historia.

(...)

Al día siguiente le tocó a primera hora la clase de arte. En esta ocasión le tocó dibujar a algún compañero, pero claro, nadie quiso estar con la chupa medias de los profesores. La profesora de arte no le quedó de otra que escoger a su compañera. Esta vez le tocó con Luz Noceda, una chica alegre y un poco rara pero que lograba ganar el cariño de los demás con sus locuras y tonterías.

Amity tomó asiento enfrente de Luz y buscó un lápiz en su cartuchera, encontrando un nuevo papel dentro. Esta la abrió con una sonrisa en su cara, sintiendo sus mejillas arder cuando leyó: "eres linda cuando sonríes, me hubiera gustado sacar una foto ;-;". Si aquella persona la había visto sonreír, eso significaba que estaba en su misma clase. Se preguntó quién podría ser pero no había nadie en su clase que pereciera interesada en acercarse a ella.

Otra vez se entristeció por no poder contestarle, guardando el papel de nuevo en su cartuchera. —Eres linda cuando sonríes, deberías hacerlo más seguido. —comentó su compañera enfrente suyo. Viró su mirada hacia esos ojos cafés, notando una dulce sonrisa en la contraria. Amity apartó su mirada hacia su hoja de dibujo, sintiendo sus mejillas colorearse por sus palabras. Se puso nerviosa al escuchar las mismas palabras del papel pronunciadas por aquella chica. Volvió a levantar la mirada, esta vez sin toparse con sus ojos. Luz estaba concentrada en su dibujo y Amity aprovechó la oportunidad para observarla. Tenía una piel almendrada, unos ojos marrones que le recordaban al café o a una barra de chocolate y su pelo era de un marrón muy común -Amity también lo tenía de ese color pero le gustaba teñirlo para no parecer a sus hermanos-, pero aún con ese color le parecía muy suave a simplemente vista. Su vista pasó de nuevo hacia su hoja de dibujo, sintiéndose apenada por comer a su compañera con la mirada. Amity despejó su mente, golpeando sus mejillas para ponerse a dibujar a su compañera. Trago saliva y de nuevo paso su vista por la joven. Comenzó dibujando sus ojos, contorneando sus pestañas, luego sus párpados y por último sus cejas. Se tomó su tiempo dibujando su delgadas cejas y luego pasó a contornear su cara. Dibujo su barbilla redonda hasta su mandíbula. Pasó por su oreja, redonda y pequeña, terminando por su pelo corto y un poco parado. Cuando estaba a punto de acabar su rostro, notó un pequeño sonrojo en su modelo. Llevo su visto hacía sus ojos y se quedó un momento hipnotizada por sus ojos. No sabía cuando tiempo estuvieron así pero gracias a la voz del profesor pude desviar mi vista. Necesitaba dejar de distraerse para acabar ese maldito dibujo, sentía que su corazón se salía y que necesitaba urgentemente agua fría para bajar el sonrojo de su cara.

Dulces palabras (Lumity).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora