Naruto: Kitsune Sith Lord

Capítulo 3: Retorno Oscuro

Darth Malgus miró hacia el Templo Jedi parcialmente destruido con las fuerzas Sith restantes con él ahora que la victoria sobre la República y los Jedi estaba asegurada. Después de que todos los Jedi habían sido asesinados, Malgus había elogiado a sus Caballeros Sith y sus tropas por un trabajo bien hecho al demostrar su coraje para sobrevivir a una misión tan suicida. Le mostró al Lord Sith que se encontraban entre los guerreros más valientes de todo el Imperio y que ningún otro podía igualarlos en la batalla. Se había ganado su lealtad, su confianza, y Malgus sabía que elegirían servirlo a él antes que al Emperador si tuvieran la oportunidad.

Después de evaluar las bajas en su lado de la batalla, Darth Malgus se paró frente a su esclava, y el amor de Eleena se desplomó contra la pared en la que había sido arrojada por el Maestro Jedi Zallow. Ella lo miró, llamó a Malgus por su primer nombre frente a los demás, lo cual era tabú, y algo que el Lord Sith sabía que ella sabía al respecto. Él había estado tan enojado con ella por eso, como sin duda podría decirlo por el apretar de sus puños, y luego empujar a Eleena a sus pies sabiendo el dolor que le causaría. Fue su castigo por ser tan estúpido al decir su nombre así frente a todos y se aseguró de que el dolor que sentía durara a su máximo potencial hasta que la lanzadera la llevó a la nave médica Steadfast, donde los médicos allí podrían curar sus heridas.

"Una estructura tan magnífica, ¿no?" dijo Malgus, mientras admiraba el Templo Jedi, y no pudo evitar alabar en silencio al arquitecto que lo diseñó.

"¿Mi señor?" dijo un Caballero Sith que no estaba seguro de cómo responder a pesar de que estaba seguro de que Malgus no se había dirigido a él en particular.

"Nuestros enemigos lucharon como guerreros. Murieron como verdaderos guerreros. Honorablemente en la batalla lucharon hasta el final sin rendirse en la derrota. Es lógico que estos guerreros sean enterrados bajo las ruinas de su Templo Jedi y se les dé un entierro adecuado. Algo que todos deberíamos desear cuando llegue nuestro momento de morir con la misma valentía ", dijo Malgus antes de volverse levemente para sentir que los Caballeros Sith estaban de acuerdo con él.

Al activar el detonador, Malgus junto con los otros Caballeros Sith usaron la Fuerza para crear un escudo que los protegiera de la explosión, y pronto abordaron una lanzadera Imperial que los llevaría al Steadfast en órbita sobre Coruscant. Cuando llegó, Malgus vio que Eleena había sido remendada, su rostro ahora lucía una sonrisa por su apariencia, lo que siempre había sorprendido a quienes la rodeaban ya que nadie le sonrió a Malgus, e hizo todo lo posible para no mirar al Lord Sith a los ojos.

"¿Estas listo?" dijo Malgus al ver que Eleena veía a la mujer asentir con determinación en sus ojos.

"¡Siempre!" -dijo Eleena, mientras ignoraba el dolor de sus heridas que aún estaban curando, y vio cómo eso hacía que Malgus sonriera con aprobación ante tal resolución de soportar el dolor como él.

"¡Ven!" dijo Malgus al ver que la mujer lo seguía para regresar al planeta para reclamar un botín específico para ellos.

Después de varios días, Eleena había agravado sus heridas y tuvo que ser tratada en un hospital civil, aunque la estadía de la mujer no duró gracias a Malgus. La habían sacado de allí, como castigo por ser tan estúpida al reabrir sus heridas en primer lugar, pero la ira se dirigió a Eleena cuando la Caballero Jedi Aryn Leneer llegó a Coruscant para vengar a su antiguo Maestro Ven Zallow, y apuntó el twi'lek sabiendo que atraería al Lord Sith.

Cuando terminó la batalla, Aryn escapó de la ira del Lord Sith y dejó a Eleena sola con Malgus para decidir cómo manejar esto. Por un momento, ninguno habló con el otro y, sin embargo, las emociones de ambos hicieron que el aire se llenara de tensión.