•𝓒𝓱𝓪𝓹𝓽𝓮𝓻 𝓣𝔀𝓸

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Faltaba poco para el banquete del pueblo, lo que significaba última masacre para el azabache, lo que esté no sabía era que un invitado muy especial se preparaba para aquel día, el cantinero de nombre Terence había invitado a uno de sus queridos colegas.

-Oye Alex, que te parece si adelantamos la pequeña travesura que vamos a hacer?- Dijo el joven cantinero

-Pero si me voy en 3 días, como sería eso posible querido?- Dijo con cierto tono de burla en su voz y una sonrisa ladina decoraba su fino rostro

-Pues, sin tu consentimiento invite a mi amigo Alastor, el locutor a tu queridísimo banquete, querido~ - Agrego el mismo tono que había puesto el más joven de los dos

- Okey, entonces donde conseguimos el vestido?- Dijo mirando al más alto, el cual se quedó pensativo mirando una parte del techo de madera

-Ya se! Si salimos al puerto en este instante llegaremos a medio día a la ciudad, y podremos comprar un lindo vestido para la pequeña dama frente mio- Dijo riendo al decir lo último, el más joven solo puso un puchero en su cara, su altura era normal pero el hombre pelirrojo frente suyo era un titán, para el tamaño promedio de los hombres - Sin duda harás dudar de el mismo

- Ter, hago dudar a todos, incluso te hice dudar en ti- Río ante sus propias palabras, Terence solo optó por sonrojarse

-E-Eso no se lo puedo negar, pero no es mi culpa que parezca mujer, y una muy hermosa - Lo último lo soltó en un susurro, por lo que ____ no logro escucharlo

-No me trates de usted, somos amigos desde hace tiempo, tenemos la suficiente confianza para el tu

-Si lo se, no puedo evitarlo pequeño - Acaricio los suaves cabellos del azabache frente a el, provocando un puchero en el más bajo

-Bueno, dejando eso de lado, cuentame sobre tu amigo el locutor - Espetó quitando la mano del contrario de su cabeza

-Pues verás...

En alguna parte de Nueva Orleans, nuestro querido locutor se encontraba empacando un par de cosas para su pequeña visita a Inglaterra, pero de nuevo un escalofrío recorrió su cuerpo y un estornudo salió de el

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En alguna parte de Nueva Orleans, nuestro querido locutor se encontraba empacando un par de cosas para su pequeña visita a Inglaterra, pero de nuevo un escalofrío recorrió su cuerpo y un estornudo salió de el

-Probablemente me de un resfriado en estos días, pero nada me impedirá disfrutar de mi visita - Como siempre una sonrisa adornaba su rostro, al imaginar el pánico que generaría su visita

-Probablemente me de un resfriado en estos días, pero nada me impedirá disfrutar de mi visita - Como siempre una sonrisa adornaba su rostro, al imaginar el pánico que generaría su visita

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"Gula" AlastorxMale!ReaderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora