Vivir contigo (PruAus)

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Gilbert estaba muy preocupado, se notaba a distancia. Desde lo ocurrido aquel día, había estado más pensativo de lo normal.

Al día siguiente, en el cambio de hora, el albino pudo divisar al austríaco caminando a su próxima clase y parecía que estaba mejor. Corrió hacia él y le saludó con una sonrisa, pero le sorprendió de sobremanera lo que el joven le hizo:

Le ignoró completamente, ni siquiera se dignó a mirarle.

Insatisfecho, se puso enfrente del oji amatista para cortarle el paso, pero éste le rodeó y siguió con su camino.

Esto lo dejó tocado, nunca en la vida le había ignorado. Como mucho le saludaba y luego se marchaba. Gilbert se desanimó, no sabía qué hacer.

A la siguiente mañana, ocurrió lo mismo. Y al otro, y al otro, y al otro... Roderich no le dirigía la palabra al oji rubí y cada día que pasaba, el mayor se desesperaba. Creía que el moreno no quería verle ni en pintura.

Dia tras día pensaba en qué hacer. Día tras día intentaba llamar su atención. Y día tras día fracasaba.

Sus ideas se habían agotado, no sabía qué hacer. descubrió tiempo atrás que necesitaba de su presencia para poder ser feliz, pero el austríaco parecía no cooperar en aquella tarea.

¿Por qué le hacía eso? ¿Por qué no le hacía caso? ¿Será por estar saliendo con Elizabeta? No lo sabía. Lo único que quería en ese momento era tener al oji morado entre sus brazos y no soltarlo jamás...

Pero en su mente se decía que eso ya era imposible. Sea lo que fuere lo que le había ocurrido, el daño ya estaba hecho y no había manera de repararlo... O eso pensaba.

-¡¡Gilbert!! ¡Ya es la decimoquinta vez que te llamo!- le gritó una voz femenina, consiguiendo sacarlo de sus pensamientos.

-¡Agh!- se levantó de la mesa, asustado. Miró a la muchacha y frunció el ceño- ¡Elizabeta, no me des esos sustos!

-¿Qué sustos? ¡La culpa es tuya por estar desconectado de la realidad, pensando en quién sabe qué!- exclamó cruzándose de brazos y haciendo puchero.

El alemán, al escuchar a la oji verde hablar, volvió a pensar en ese chico moreno, poniendo una expresión triste en su rostro sin darse cuenta.

-Ya estás otra vez- murmura molesta, pero el albino no le escuchaba. Tenía su mente en...- Roderich Edelstein.

-¿Q-Qué?- susurra cuando regresó de su mundo al escuchar ese nombre.

-Estás así por Roderich, ¿me equivoco?- arquea una ceja.

-¡C-Claro que te equivocas! ¡Mi asombrosa persona nunca ha pensado en el señorito! ¡Q-Qué tontería dices!- exclama y se ríe, nervioso.

-Sí, claro. Voy yo y me lo creo- murmura entrecerrando los ojos- ¿Crees que no lo he notado? Sé perfectamente que te gusta Roderich.

-¡¿C-Cómo lo sabes?!- exaltado y ruborizado.

-No lo sabía, pero me lo acabas de confirmar- se rió al ver la palidez en el rostro del oji rubí- Es broma. Se nota con solo mirarte. Vas tras él, tratas de atraer su atención, piensas en él, sueñas con él, te tocas por él...

-¡¡¡Oye!!! ¡¡Eso es mentira!!- gritó muy sonrojado.

-Bueno, esos dos últimos me los he inventado... ¿verdad?- mira con los ojos entrecerrados a Gilbert, pero éste solo bufa y desvía la mirada.

-E-Es cierto, me gusta Rode- confiesa avergonzado.

-Pues ya sabes, ¡a por él, tigre!- sonríe muy amplio y le da una palmada en la espalda.

[CANCELADO] Pequeños One-Shots de HetaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora