GRYFFINDOR
"Flashback."
Leah sacó de su mochila el bocata de longaniza que su madre había hecho expresamente para su viaje a Hogwarts. Cualquiera podría haber jugado que estaba más emocionada que ella por poder asistir al Colegio de Magia y Hechicería más prestigioso de Europa.
Era normal viniendo de una familia muggle.
No era secreto que sus padres eran personas no-mágicas, y que tanto ellos como Leah, no habían sabido del mundo mágico hasta hacía cuestión de unos meses. Todo era nuevo y excitante para Leah. No sabía cómo actuar, no tenía amigos y todo le resultaba extraño.
Era como si todo el mundo que conocía, hubiera cambiado.
Miró su bocata y le dio el primer mordisco, pensando en qué haría al llegar a Hogwarts. Desvió su atención hacia su izquierda, mirando a través del cristal que la separaba del pasillo del varón.
Se encontraba en un compartimento, sola. Tampoco conocía a nadie y no sabía cómo actuar. Qué tenía que decir? "Hola, me llamo Leah y no sé absolutamente nada de magia, encantada. Mis padres son muggles, por cierto."
Puso una mueca. Se había informado de lo que significaba venir de una familia de gente no mágica para ciertos individuos. Había gente que no muy tolerante.
Volvió a mirar hacia su bocata y justo se atrevía a dar otro mordisco cuando la puerta del compartimento se abrió. Guardó su bocata a la velocidad de la luz y miró hacia la puerta sorprendida.
Sus ojos se encontraron con una chica de cabello castaño y corto, por debajo de los hombros. Iba con una maleta más grande que ella misma y parecía buscar algo con la mirada. Leah se dio cuenta de que la chica era muy guapa, aunque su vestimenta era bastante básica. Era más alta que ella, definitivamente.
Finalmente, sus ojos se toparon con los de la otra. Eran oscuros, casi azabache, pero parecían amables.
"Ummm..." Comentó hablando la chica. Leah tragó saliva sin saber cómo actuar. "¿Está libre este compartimento?"
Leah miró el compartimento y tartamudeó. Se abofeteó mentalmente. Volvió a mirarla, pero se quedó callada.
La chica morena permaneció unos momentos en silencio, cosa que incomodó a Leah de sobremanera. Fue a decir algo para romper el hielo, pero como por arte de magia, la chica sonrió y sus ojos se iluminaron.
"¡Era broma! ¡Me estaba quedando contigo!" Su sonrisa se hizo más grande. "Te he visto muy tímida y he sentido la tentación de hacerte una broma... Claro que está libre, no hay ni un alma aquí."
Leah dejó escapar el aire que había estado reteniendo. Pensó en decirle algunas palabras al respecto; Que no tenía gracia la bromita, pero como vio que la chica sonreía y trataba de quitarle peso al ambiente (consiguiéndolo) lo dejó pasar.