Que verguenza, como es que Scott me había escuchado hablando por telefono sobre el. Ahora tendría aun mas razones para molestarme, y eso no podía ser bueno.
Este dia sería mucho mejor, esperaba no verlo.Me levante de mi cama para ir a tomar desayuno en mi ‘’pijama’’ que eran mis braguitas y una polera que tapaba justo el trasero y me llegaba hasta la parte mas alta del muslo. Para arruinar mi día, Scott estaba en la mesa con su típica camisa a cuadros, esta vez cerrada. Mamá lo había invitado a desayunar probablemente como agradecimiento por habernos ayudado a instalarnos.
-Buenos días hija. ¿Has dormido bien? – digamos que no estaba concentrada en lo que mamá me decía, porque Scott miraba fijamente mi metro setenta, en mi pijama, deteniendose en mis piernas normalmente calificadas como eternas.
-Em…bien creo,gracias – me fui a sentar lo mas lejos posible de Scott, pero mamá me interrumpió.
-Sientate junto a Scott, hace mucho que no lo ves – dijo mamá de espaldas terminando de cocinar las tortitas.Puse los ojos en blanco, y para no ser grosera me fui a sentar a su lado.
-Lindas piernas – me dijo al oído cuando me fui a sentar, deslizando un dedo desde mi rodilla hasta la mitad de muslo.Me sonrojé como nunca.
-Detente con los ligues ¿Ok?, te odio y eso no va a cambiar – dije corriendo su mano, que seguía en una de mis piernas – Además ni siquiera quería venir.
-Eso es una lástima. Aunque en realidad, no lo es. Es bueno verte después de tanto tiempo – Justo en ese momento mamá puso las tortitas en la mesa, Scott sacó una y le dio una mordida – Están buenisimas, Señora.
-Gracias Scott – Dios mío, a mamá le agradaba – Me había preguntado si hoy podías llevar a Lily a montar – me atraganté con mi jugo, eso no había sonado bien – hace mucho que no se sube a un caballo.
- Claro, será un placer – dijo Scott mirandome, y yo me esforcé para no corresponderle con la mirada.
Apenas termino el desayuno, subí corriendo a mi habitación para poder ir a la ducha.
Al terminar, salí del baño envuelta en una toalla y entre a mi habitación. Elegí unos shorts a la cintura, una camiseta color jade y unas botas marrones.
-Que bueno que ya estes lista Lily – dijo mamá cuando pasé por el salon, donde leía una revista – Scott esta arreglando a los caballos, el establo esta saliendo y hacia la derecha.
-Bien – salí de la casa y para mi sorpresa Scott estaba ahí esperandamos con dos enormes caballos de color negro - ¿Quieres que suba a esa cosa? – dije horrorizada – Estaré en el suelo antes de subirme siquera – Scott rió y tocó la alargada nariz de los caballos.
- Este no debería tirarte ¿No lo reconoces? – caminé hacia el caballo de color negro que estaba mas cerca mío – Este solía ser tuyo – el tonto tenía razon, este caballo era mío desde que tengo memoria.
-¿Tu lo haz cuidado? – el asintió con la cabeza – Gracias. Vamos ayudame a subir – Me tendió una mano y yo a tomé. Gracias a sus musculosos brazos pude subir al instante – Gracias.
-Vamonos – dijo subiendose en medio segundo a su caballo, al que hizo corer, dejandome atras. Golpee despacio a mi caballo con el taco de mi bota y alcancé a Scott en un instante.
Corrimos por eso de una hora hasta llegar a un lugar que yo jamás había visto, era un bosque, lleno de arboles verdes y enormes. Scott bajo del caballo y lo amarró a un arbol. Yo lo imité facilmente.
-Vamos, te voy a mostrar mi mas reciente descubrimiento – me tendió la mano y yo la tomé, porque no quería perderme.
Cuando llegamos, estabamos parados frente a un lago, que se llenaba por medio de una pequeña catarata, era hermoso.
-Scott, esto es hermoso ¿Como lo descubriste? – el me contó la historia, un día Khan (su caballo) se había escapado, y lo encontró aqui, bebiendo agua del lago tranquilamente.
-No se tu, pero yo muero de calor – dijo sacandose su camisa a cuadros, sus jeans gastados y sus botas dejandome embobada – Me voy a dar un chapuzón – Yo no tenía contemplado mostrar mi ropa interior a un chico, pero era verdad que hacía un calor de muerte, asique me saqué mi camiseta dejando al descubierto la mitad de mi cuerpo perfectamente tonificado gracias al gimnasio. Luego bajé mis shorts, dejando al descubierto unas braguitas de encaje color rosa. Me sonrojé al ver que aún me miraba.
Me senté en la orilla del lago, no era de las chicas que se lanzaban de una vez, sino de las que lo hacían de a poco.Pero en un momento sentí unas manos tomar mis tobillos y tirarme hacia el lago.
-¡Maldito, que pasa contigo! – le grité a Scott, mientras el reía a carcajadas,pero arruinó mis planes con su linda y contagiosa risa.
-Que linda risa, guapa - ¿Guapa? ¿A que venía esto, tacticas de conquista del campesino? No podía ser.
-Es horrenda, yo la odio – dije intentando parar mi risa – Este lugar es bellísimo Scott, gracias por traerme.
- Cuando quieras – dijo tomandome por la cintura bajo el agua. Yo me corrí- Como has cambiado – me dijo – Aún recuerdo cuando eras una chiquita regordeta de seis años. Y miranos ahora, una guapísima chica de diecisiete y un entrenado campesino de dieciocho.
-¡Ey! – dije dandole un golpe en el hombro – no te rías de mi gordura.Aunque debo aceptar que si era gorda, pero solo yo puedo reirme de eso.
-Pues que va – dijo mirandome a los ojos – Ahora estas guapísima – me sonrojé, este chico siempre hacía que sonrojara.
-Tu tampoco estas mal, dije nadando de vuelta a la orilla de espaldas a el para ocultar mis mejillas rojas como tomate.
Nos vestimos y subimos a los caballos para correr de vuelta a casa, esta vez el llegó un poco antes, pero me estaba esperando para ayudarme a bajar. Cuando lo hice, resbalé y caí del caballo. Pero antes de tocar el suelo, estaba en los brazos de Scott, que me miraba fijamente. Me aparté.
-Lo siento – le dije – y gracias.
-Esta bien – dijo el mirando sus botas – ya llevo yo a los caballos – eso fue lo ultimo que dijo antes de alejarse.