Epsilon

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Se había tardado en llegar al siguiente destino porque en esta ocasión le había quedado hasta la otra punta del Campamento, después de todo, ir desde el lago hasta donde se hallaba el laberinto no había sido un viaje corto, lo que básicamente lo dejó ya con un poco de menos luz natural a su disposición. De menos pudo constar que hizo un menor tiempo del que de cualquier otro se esperaba porque de lo que sí se podía favorecer ChanYeol era de tener piernas largas, y ahora que no cargaba con mocosos insolentes y que lo molestaran en el camino, pues había podido apresurar un poco más el paso.

De cierto modo, también lo hizo porque sabía que el tiempo estaba apremiando, y aunque no podía decir que tuviera una hora o momento específico en el que terminar todo esto–al menos ninguna de las cartas se lo había dicho–, sí tenía esta ligera espinita de no dejar que mucho perdiera en esto si consideraba que podía haber algo importante al final que debiera ver pronto y ya había hecho esperar por demasiado. También estaba considerar que había esa pequeña posibilidad de que en algún momento se equivocara de dirección, quiso decir, hasta el momento había acertado en todos los lugares a los que debía dirigirse, unos porque fueron muy obvios, otros con ayuda y algunos solo por suerte, pero seguía abierta la posibilidad de que llegara a un lugar equivocado y que cuando se diera cuenta necesitara pensar con mayor ahínco para saber dónde podría realmente encontrar la siguiente nota.

Eso, obviamente, lo iba a hacer perder tiempo, y si volvía a tratar lo que había dicho que pensaba al respecto, bueno, era mejor que se apresurara. Entonces, aunque había tardado más de lo que pudo con otras notas, finalmente había llegado. Al laberinto.

No quiso siquiera adentrarse, en realidad, si se ponía a pensarlo, suponer que este hijo del Sol hubiera puesto su nota en uno de los pasajes del laberinto podía hacer que perdiera mucho más tiempo del esperado, y eso habría sido una verdadera dificultad, por lo que, en cambio, cuando llegó al inicio del lugar, agradeció ver que en uno de los árboles que rodeaban el lugar se encontrara pegada la nota, antes de siquiera tener que verse en la necesidad de adentrarse por completo. A pesar de eso, ChanYeol sabía que el lugar indicado al que se suponía que debía llegar según pensaba en el recuerdo que lo estaban conduciendo era este. En el exterior.

Pero estaba bien, con tal de que pudiera continuar todo esto. Ahora que la luz solar se había perdido casi por completo en ese día, ChanYeol no pudo ver bien a contraluz la firma del hijo del Sol, pero se garantizó que era justo otra de sus notas no solo por la similitud con las anteriores, sino por el contenido que había en ella. Con su típico inicio de todas.

Querido hijo del fuego,

Te he dicho que me deja un mal sabor de boca traerte hasta este lugar, sin embargo, no se debe precisamente a que es por una cuestión negativa. En realidad, si bien nos ponemos a considerar todos los momentos que has tenido que atravesar en esta importante misión de una profecía revelada por el Oráculo e interpretada por tu narrador, pues, obviamente este recuerdo podría ser uno de los que menos debería afectarte. Sin embargo, eso no quita que tenga como su parte... ¿cómo podría llamarlo realmente? ¿Peliaguda? El Oráculo te ha traído aquí, a pesar de eso, hijo del fuego, porque tiene un importante mensaje que transmitirte en este lugar. Tú debes recordarlo, ¿no? La situación que sucedió aquí, lo que involucra a otros dos semidioses importantes dentro de tu camino de vida. Algo que nos ha hecho crecer, no solo a ti, sino también a mí, debo admitir, y con eso... Tal vez hallemos la razón por la que es necesario encontrarnos en este lugar ahora. ¿Sabes a lo que me estoy refiriendo con esto, cierto? Todo lo que sucedió o, más bien, que hiciste y que pasaste gracias a ese hijo del agua e hijo del trueno...

ChanYeol tuvo que parar en ese momento, no solo para recordar, como tal lo estaba incitando la carta, sino porque la vergüenza lo había embargado de nuevo. Era otro tipo de vergüenza, a pesar de todo, no era solo por la situación en sí, ni por lo que había sucedido en general, sino lo que él específicamente había hecho. Algo tan infantil, tonto e impropio de él.

The 12 quests from the Son of the Sun [BaekYeol/ChanBaek]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora