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Encontré a Galatea en un basurero, bajo la lluvia ácida. Tenía los brazos y piernas cuarteados, pero su rostro estaba intacto. A pesar de la suciedad, se notaba que era bella. Era un modelo abandonado de la serie XR-2000, aquella que estaba extinta desde el fin de la rebelión. Un modelo teatral, supuestamente inofensivo; aun así, después de la catástrofe era un caso insólito encontrarse uno de estos. Además intacto... o casi intacto, en medio de la lluvia contaminada.

Para cualquier mortal, tener uno de estos es delito. Puede suponer hasta la pena de muerte. Yo estoy fuera de la ley y debo cuidar siempre mis espaldas. De no ser por la corruptela, asumo que debería haberme ido ya de la ciudad (o del país), pero los tratos bajos con los polis lo hacen algo más sencillo. Yo compito con ellos, pero tarde o temprano acaban necesitándome y no les queda otra que negociar.

Finalmente te llevé. Tuve que ponerme los guantes para no quemarme. Había que quitarte toda esa mierda tóxica.

Parecías triste.

GalateaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora