Capítulo 17

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(POV Kayla)

Para sorpresa mía —y de todos— la pelota dio justo en el objetivo: un vaso rojo colocado sobre una silla.

—¡Siii! —gritó Emma, dando un pequeño salto que casi la lleva al suelo de no ser porque me apoyé rápidamente en ella para sostenerla.

—¡Vaya! —exclamó Noah, entre risas—. No esperaba eso.

—¡Ni yo! —dije, todavía procesando que realmente le había atinado.

Nick alzó las cejas, sonriendo.

—Bueno, señorita Hudson... parece que me toca pagar.

Me crucé de brazos, tratando de no reírme ante su falsa expresión de resignación. Pensé por unos segundos qué reto podía ponerle. No quería ser cruel ni ridícula. Solo algo que lo hiciera pasar un poco de vergüenza divertida.

—Está bien —dije, alzando la voz—. Mi reto para ti, Nick, es que vayas con la primera persona que veas bailando sola y te le unas... pero con movimientos de robot. Durante un minuto completo.

Todos rieron de inmediato, incluso Nick, quien negó con la cabeza y se llevó una mano al pecho.

—Eso es cruel —dramatizó—. Pero acepto el desafío.

—¡Vamos, robot, vamos! —gritó Daniel, animando a los demás a hacerle coro.

Nick se giró teatralmente hacia el patio, buscó con la mirada, y al ver a una chica bailando sola cerca de una de las jardineras, se cuadró como un robot antiguo y comenzó a caminar con movimientos rígidos. La música seguía en segundo plano, pero lo que más se oía ahora eran las carcajadas de todos los que miraban el espectáculo.

Nick se movía como una mezcla entre un androide con batería baja y alguien tratando de evitar un calambre, mientras hacía una "coreografía" improvisada al lado de la chica, quien primero lo miró confundida y luego estalló en risas.

—Dios mío... —susurré, llevándome la mano a la boca para contener la risa—. No puedo creer que esté haciendo esto.

Emma aplaudía sin control a mi lado, y hasta Noah le silbó entre risas.

Nick cumplió el minuto completo con gran dignidad (bueno, casi), y luego volvió hacia nosotros haciendo una reverencia dramática.

—¿Contenta? —me dijo, sin dejar de sonreír mientras se sacudía las "piezas robóticas".

—Mucho —respondí, todavía riéndome—. Has superado todas mis expectativas.

Y aunque era solo un juego, por alguna razón, me di cuenta de que me gustaba ese lado de Nick. El que no tenía miedo de reírse de sí mismo. El que aceptaba perder y aún así se divertía.

La pelota volvió a manos de Daniel, quien sonrió con esa típica confianza de quien sabía que no fallaría. Lo vi girarla entre sus dedos como si fuera un experto antes de lanzarla con una facilidad envidiable.

No me sorprendió que acertara en el primer intento: golpeó otro vaso rojo y este cayó al suelo rodando.

—¡Uff! —exclamó Emma, aplaudiendo torpemente.

Daniel se frotó las manos, disfrutando el momento mientras miraba a su alrededor como un verdugo buscando a su víctima. Sus ojos se posaron en Emma, que apenas podía mantenerse recta de la risa y el alcohol.

—Emma, querida... —dijo con una sonrisa de lado—. Me temo que eres tú.

Emma, lejos de asustarse, levantó ambas manos en el aire en señal de victoria.

El Padre De Mi Mejor AmigaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora