My buddy - Capítulo 1

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En aquella pequeña localidad a las afueras de Buenos Aires los dias siempre eran inundados con el calor del sol y aún más en esta epoca del año, el clima invitaba a disfrutarlo sin preocupación alguna. Luego de un ajetreado dia de escuela la manera perfecta de terminar la jornada era en buena compañía, los amigos Leandro, Matías y Carla rápidamente decidieron el lugar de su reunión y se precipitaron hacia dicho sitio, en pocos minutos ya se encontraban en la piscina de la casa de la chica. Los juegos de manos entre los chicos nunca faltaban en aquellas ocasiones, Carla, quien se encontraba en el borde de la piscina aprovechando ultimos los rayos del sol, admiraba con cierta ternura como sus amigos se trataban de ahogar el uno al otro entre abrazos y muestras de fuerza.

Nunca había notado lo diferentes que sos entre sí- dijo la chica sin despegar sus manos de la superficie, lentamente los movimientos bruscos en el agua se detuvieron, ofreciendo su atencion al comentario.

Era cierto, ambos chicos eran la contraparte del otro, Leandro, era el alma de la fiestas, carismatico y sin tapujos, era querido por todos, su personalidad burbujeante era bien acompañada de su nada decepcionante apariencia, con una altura de casi 1. 80 cm, cabello ondulado, ojos castaños y cuerpo atletico, era el sueño de todas las chicas de la escuela y de cualquier chica en general.

Matias era un poco mas reservado que su mejor amigo, muchas veces siendo opacado por lo extrovertido de Leandro, su altura era solo unos centimetros menos que la del castaño, al igual que él su cuerpo esta bien formado, su cabello de color azabache combinaba perfectamente con sus ojos dispares, el mas bajo sufría de heterocromía, lo que significaba que su ojo derecho era de color cafe claro y el izquierdo de un verde oliva hipnotizante.

Muchas chicas tambien suspiraban por él.

Los contrastes entre ambos eran considerables pero aun asi se complementaban perfectamente.

¿Diferentes?- dijo Matías entre jadeos, notablemente cansado mientras que la chica agitaba su cabeza en forma afirmativa.

Si podremos ser diferentes pero somos como hermanos de la misma madre- intervino Leandro colocándole un brazo sobre los hombros del otro, siendo correspondido por él para luego tratar de sumergirlo una vez mas con su propio peso. Entre risas retomaron el juego que habían dejado de lado pero ahora también la chica se incorporaba a el.

El resto de la tarde tomó su curso y la noche al fin llegaba, ya era hora de que los dos chicos partieran a casa.

Al momento de las despedidas era la chica quien mas se tardaba - ¡Hoy la pase ge-ni-al con ustedes chicos! - el entusiasmo en la voz de Carla se apaciguo al notar que las calles de la urbanización estaban desiertas - pero... ¿se van solos? - termino de preguntar la chica mientras se apoyaba en el marco de la puerta de su casa y echaba un vistazo a los alrededores.

No, la mamá de Leandro nos pasara buscando en la parada del autobús- dijo rapidamente Matías mientras señalaba con su pulgar hacia la calle haciendo que la chica se tranquilizaara un poco ya que no habia mucha distancia hacia dicho lugar.

En la tenue oscuridad de las calles, nadie era testigo de lo que alli sucedia aún cuando estuviesen en un lugar tan transitado, esto les daba una cierta sensacion de intimidad, al menos para uno de ellos.

Como era ya costumbre, Leandro siempre lo abrazaba por los hombros y asi ya se habia acostumbrado a caminar pero aun el pelinegro simplemente no podia evitar admirar las fuertes facciones del castaño, como los angulos de su mandibula se fundian con el cuello y el perfil de su nariz era suave y hermoso, oportunidades como esa no se presentaban a diario aun cuando siempre estuviese en su compañia, siempre estaba presente alguien mas quien pudiese ser testigo de la manera de verlo. Lamentablemente su momento de deleite fue interrumpido por la siempre elocuente voz de quien lo abrazaba -¿Recordás cuando Carla tropezó con el escalon de la entrada? - comentaba el castaño - se vio re linda ¿verdad? - con deje de ... ternura.

Un respingon involuntario lo sacudio y solo atino a responder con un debil - Eeh...Si, muy linda...linda- mientras se tomaba la parte posterior del cuello, la respuesta del chico fue levemente incomoda y discretamente se solto del agarre del otro. El castaño no le presto mucha atención a esto, quizas estaba cansado y no queria mucho contacto, racionalizo.

En poco tiempo lograron llegar al lugar donde la madre de Leandro ya los estaba esperando junto al auto, a quien saludaron y emprendieron el camino a sus casas, la distancia que las separaba una de otra era minima, quizas eran dos o tres casas mas, en realidad nunca las habian contado seriamente. Al momento que llegaron a la fachada de la casa de Matias su madre estaba esperandolos en el marco de la puerta.

¡Hola amiga, ya estamos aquí!- se escuchaba la femenina voz de quien conducia el auto mientras agitaba una de sus manos, la otra mujer la imitó.

Tras una pequeña y rapida despedida, Matias abandonó el auto y entró a su hogar sin pausa.

El mas bajo casi no permitió que se despidiera de él - ¿Estará bien?- Pregunto para si la mujer, dandose cuenta de la situación, Leandro solo pudo observar el paisaje afuera de la ventana sin poder decir una palabra, el tambien noto algo extraño pero se encontraba demasiado agotado para pensar en ello -Estaba mas serio que de costumbre, oh bueno, quizás es el cansancio ¿Verdad Lean?- termino respondiéndose a si misma para luego emprender lo poco que les quedaba de camino.

Algo de ese extraño comportamiento en su mejor amigo no le gustaba al castaño - luego hablare con él - pensó y de esa manera tranquilizandose a si mismo.

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