Do not say that - Capítulo 5

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Ninguno de los dos sabia si podrian vivir sin una latente preocupacion, cada una de ellas eran originadas por diferentes situaciones pero todas lograban lo mismo, sacudirles el piso por el cual caminaban.

Como si no hubiese sido suficiente la angustia que el uno sintió por el otro, ahora debian sentirla por alguien ajeno a ellos, quizás.... era demasiado para su naciente relación -amorosa- 

Lo que quedaba de dia tomó su tranquilo curso, ignorando todas las emociones que fueron declaradas bajo su luz, haciendo lugar a la oscuridad. Por fin, luego de -muchas- semanas sin ser capaz de poner un pie en la casa del de ojos bicolor, el recorrido habia sido tortuosamente silencioso sumado a la expresión de vacío de Matías. Habían logrado evadir a su madre como por acto divino, escapando de sus tipicas preguntas, buscando información sobre sus planes del resto del dia o la noche. Unos cuantos minutos después Leandro se encontraba en la habitación del susodicho, ambos buscando solución a su... nuevo problema.

¡Joder! - Era lo que predominaba en las oraciones del castaño - ¡No podemos salir de algo sin meternos en otro algo! - sus manos revoloteaban por todo su espacio personal, distrayendo la atención de sus vanas exclamaciones. La tranquilidad de Matías era inquenbrantable, era imposible leerlo, solo se mantenía sentado en su cama con sus codos en las rodillas, inmóvil, como si en algun momento su alma abandonaría su cuerpo.

Le era imposible leer las emociones del otro y ahora que lo pensaba, la primera vez que las notó, fue esa noche después de regresar donde Carla. Maldición, volvia a pensar en ella. Pudo haber sido un error haberla involucrado demasiado sin saber lo que sucedería luego. Y sus cavilaciones fueron interrumpidas... antes de que lo carcomieran.

Quizás... - por primera vez en un rato que el de ojos bicolor abria la boca - fue un error - el tono era como su semblante, inmutable.

¿Sera posible que Matías leyera su mente? Ellos, Carla... Error.

Esto... no es natural - cerró sus ojos por enésima vez en el día en una expresion de incomodidad - Nosotros, no sé... en que estaba pensando - ahora dirigiendo su vista sin vacilar a quien se mantenia de pie a su lado.

Leandro, atónito ante la afirmacion del otro, ensanchó sus ojos, como si tal vez, pudiese escuchar a través de ellos - ¿Perdón? - fue lo único que logro expresar en ese instante, retorcediendo un paso para luego retomar con fuerza - ¡Hace unas horas me dijiste que me querias más que un amigo! ¡A mí! - señalo con su mano extendida hacia un punto imaginario lejos de ellos y luego a su pecho- ¡¿Y al primer problemas huís?! - el enojo que debio explotar antes, lo hacía ahora y el blanco era el de ojos dispares.

¡No estoy huyendo! Yo ... - su voz al fin daba indicios de quiebre, cediendo a la presión - Yo.. vos... - su tono de voz bajo unos cuantos decibeles - ¿Sabés lo que podría pasar si ella dice algo? No todo es miel sobre hojuelas Leandro - la intensidad de su voz era fluctuante, sin intención.

El castaño sabía de antemano que esta no sería una relacion convencional, ni en un millon de años lo sería pero se habia atrevido a iniciarla, quizás el sentimiento por el mas bajo... era más fuerte.

Un suspiro sonoro y su mano restregando su rostro lo hicieron meditar un poco - Mati... - con cautela acerco su cuerpo y con impulso se sitúo a la altura del otro - No podés terminar esto asi como quisiste con nuestra amistad, ni siquiera a comenzado.  No serias capaz de hacernos esto... a ambos - sus manos se posicionaron sobre las del pelinegro, siendo aceptadas y encajando perfectamente, como si hubiesen sido hechas para las suyas - ¿No querés ver en lo que esto se convertí? Vos y yo...  - una de sus manos alcanzó el rostro del otro, cada vez mas cerca, ambos siendo capaces de aspirar el aroma ajeno. Y el castaño apostaría su vida a que la mirada dispar de Matías era capaz de penetrar la más densa de sus murallas.

...Sera mejor que me vaya - logró zafarse de la mirada que lo hipnotizaba luego de unos segundos de intensa observación, levantándose de su posición cercana al suelo - descansá pequeño - acariciando suavemente su frente con su pulgar. Era la primera vez que lo llamaba por un sobrenombre... y ese le gustaba.

Cuando emprendió su camino hasta la puerta de la habitación fue detenido por una mano en su muñeca - Quedáte hoy... sólo por hoy - la petición sonaba mas como un ruego, sin dejar de fijar su mirada en los ojos castaños.

Ternura - maquinó la mente del castaño. No sería capaz decirlo en voz alta en un momento como este pero daba gracias de que el otro no pudiera leer su mente - Todo lo que vos quieras - tomó su antebrazo y haló con fuerza hasta que el de ojos dispares estuviera sobre sus pies. La cintura del otro era mas estrecha que la suya pero aún asi era masculina y como si lo hubiese hecho desde siempre, rodeo la pequeña circunferencia con sus brazos, atrayendolo hacia su abdomen, sintiendo su caja toráxica contra la suya, levantándolo un poco del suelo inclusive. A veces no media su fuerza.

El más bajo se veia incomodado por la acción del otro con un evidente sonrojo en su tez pálida. Estaba acostumbrado al contacto con él pero ahora la situación era diferente, ahora eran más que amigos.

Sólo poné tus brazos alrededor de mi cuello - sabía que Matías sentía la incomodidad de no saber donde poner sus manos o sus brazos - asi mismo - ya los susodichos se encontraban a cada lado de su cuello - ahora dame un beso de buenas noches - el pelinegro se sorprendió un poco por la petición.

Pensé que te quedarías -  un hilo se habia convertido su voz 

¿Para qué no dormás? - dijo casual, sin darse cuenta de la posible insinuación - ¡No! ¡Me refiero a que estarás incomodo! ¡No es que vos y yo...! - corrigió rapidamente, sólo empeorando lo que quiso arreglar.

Sopresivamente una suave risa dejo los labios del otro, él sabia que el castaño a veces podia ser muy torpe, como en ese preciso momento - lo sé - fue lo unico que exclamó, con una sonrisa. Ladeando lentamente su rostro por fin sellaron el momento con un beso, no muy profundo, dado el lugar en donde se encontraban y el momento. Cuando lo terminaron Leandro sabía que habia logrado Matías olvidara su anterior decisión.

Buenas noches - dijo el castaño dejando otro beso en la frente del mas bajo

Pequeño - una menuda sonrisa se asomo por las comisuras del otro

Pequeño - correspondió a su gesto, imitandolo

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Leandro ya se encontraba en su habitación, de la misma manera que evadió a la madre del otro, lo hizo con la suya. Las dos mujeres eran muy afines. Quizas eran hermanas, eso significaría que Matías y él eran primos hermanos y.... Rapidámente disipó los pensamientos que se aglutinaban en su mente, ya era suficiente ser una pareja de 2 chicos y ahora de primos... necesitaría aprender a dejar su mente en blanco, por su bien.

No todo era felicidad y enamoramiento, aún tenian rondando en su cabeza lo sucedido con Carla. Debía encontrar una solución y pronto.

Sus ojos pesaban, soñaría con la satisfacción de haber calmado al pelinegro antes de sucumbir ante el cansancio esa noche.

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