Darkness

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En las entrañas de Landis algo se estaba formando. Los siglos de luchas y desolación habían quedado atrás, pero los años de destierro seguían alimentando la sed de venganza. Los hijos del Dios Tenebris, los necromantes, siguieron buscando una manera de liberar a su padre de la prisión de fuego en el interior de Jano.
Durante la Gran Luna Nueva, que duró casi tres meses hace unos veinte años, las paredes de la prisión de Jano se habían debilitado, lo que había permitido que algo de su poder se escapara, permitiendo que sus hijos se liberaran. Se mantuvieron  en las tinieblas y gracias a la hechicería y manipulación de la energía resentida, habían logrado acumular suficiente poder para iniciar una nueva guerra. Pero debían ser precavidos, su plan consistía en destruir a los clanes y a la cofradía y eliminar de una vez por toda la descendencia divina sobre la tierra, para que solo Tenebris pudiera regir y la oscuridad se adueñara de todo.

Despertar a los cadáveres andantes y a los ghouls, eran la primera acción, comenzaron a atacar las aldeas más alejadas. De a poco fueron consumiendo algunas almas para hacerse más fuertes, todo esto bajo las narices de los Vroloks y los Lycans, que estaban más ocupados peleando entre ellos que atendiendo sus deberes como protectores. En las sombras fueron creciendo en poder, los cuatro hechiceros más poderosos entre los Necromantes, eran hijos directos de Tenebris. Siwang, Zhanzheng, Jie y el cuarto que era el más poderoso, mantenía su nombre en secreto, hasta de sus hermanos, se llamaba Wuming. Cada uno tenía un poder especial diferente. Zhanzheng, podía lograr que los humanos se enemistaran hasta matarse entre ellos, Siwang, los enfermaba hasta que sus cuerpos no podían contener más vida, Jie destruía sus cosechas haciendo sufrir a las aldeas provocando éxodos y muerte. El cuarto podía robar las almas y manipular a los muertos a su antojo y era el único que había logrado controlar a aquellos vroloks alejados de la cofradía y los usaba como soldados en su plan de destrucción y podía transformar la apariencia de cualquier ser a su antojo, siempre y cuando ayudara a su propósito. Los cuatros manejaban el ejército de monstruos,  que esperaban ansiosos sus órdenes.
Tenían espías en cada rincón, quienes les contaban los movimientos de los vroloks y lycans, así se habían enterado de la gran fiesta en la cofradía y del anuncio del compromiso, del príncipe Wei Wuxian. Sabían que era una oportunidad para mover sus fichas y empezar su plan. También sabían que los lycans estaban en una misión de reconocimiento en distintas aldeas y que se habían movido grandes grupos de lobos a lo largo del territorio.

Era el momento ideal y no lo iban a dejar pasar. Wuming sería el encargado de acertar el primer golpe.

 Wuming sería el encargado de acertar el primer golpe

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Todo el salón comenzó a darme vueltas. Jiang Wanyin... ¿realmente el era el alfa que habían elegido para mí? ¿Realmente el y su familia pidieron el matrimonio? Vi como Wanyin se acercaba cada vez más y todos los murmullos y aplausos le seguían. El caminaba altivo como siempre, sus ropajes en ese tono Violeta que resaltaban sus ojos color lavanda que nunca había visto brillar como esta noche. Miré a mi Madre quien tenía una expresión entre orgullo y lástima, como si entendiera lo que sentía mi corazón en ese momento. Mi padre en cambio sonreía orgulloso, mientras sentía como el agarre de su mano en mi hombro se tensaba. Y en todo momento, lo único que rondaba mi mente era la imagen de Lan Zhan, esperándome en el árbol junto al lago. Su mirada dorada y su sonrisa casi imperceptible, que solo yo notaba cuando me veía llegar. Mi corazón empezó a latir velozmente con  esa imagen. Respiré hondo y sacudí mi cabeza, necesitaba  concentrarme en el predicamento en el que me encontraba ahora.  Luego lidiaría con mis pensamientos y mi corazón.  
Jiang Wanyin llegó por fin y mi padre tomó nuestras manos y puso una sobre la otra. Mire a quien durante años considere un hermano, quien clavó su mirada en mis ojos. Maldito idiota, me lo ocultaste todo este tiempo. Mi único pensamiento era torcerle el brazo y romperle la nariz. No creo que sepa dónde se estaba metiendo, pero definitivamente me conocería. Dibuje media sonrisa en mi rostro para que la notara y se diera cuenta que este matrimonio, sería solo una fantasía.

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