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El lunes llegó y con ello un castaño caminaba furioso por los pasillos de su facultad, no sabía o mejor dicho, no entendía por qué SeokJin había estado actuando tan estúpidamente desde que inició el semestre, ¿será que es bipolar, ¿o tendrá algún trastorno de personalidad?
Tan metido iba en sus pensamientos que no se percató que un muchacho con varios libros venía en su camino, lo que provocó que chocara abruptamente con él.
— ¡Agh! ¡Lo que me faltaba! –Gruñó molesto y se levantó limpiando el rastro inexistente de polvo sobre su ropa. — ¡Fíjate por donde vas! –Le gritó al muchacho que aún estaba en el piso.
—Y-yo... Lo siento. –Susurró el joven con la mirada pegada al piso mientras levantaba sus libros.
El castaño por fin lo observo, el muchacho era alto, piel blanca y con cabello negro, notó que le costaba apilar los libros en sus brazos así que se decidió por ayudarle.
—Agh... Eres torpe. –Le dijo en tono suave. —Déjame ayu... –Se calló abruptamente al ver el rostro del muchacho.
El chico llevaba unas gafas redondas y grandes, pero eso no era impedimento para darse cuenta que SeokJin fue quién chocó con él, se veía cohibido ante su mirada intensa, vestía un suéter rosa pálido quizás tres tallas más grande que la que normalmente usaba, un pantalón blanco ajustado y con sus mejillas sonrojadas lucía muy diferente, parecía frágil y delicado.
—Y-yo, puedo solo... –Dijo en voz muy suave y con timidez siguió apilando los libros.
— ¿Qué demonios? –Susurró el castaño, se agachó nuevamente y le tomó del mentón con un poco de fuerza. — ¿Ahora dirás que no me conoces? ¡Ya fue suficiente, Jin! –El menor tenía ganas de llorar por la frustración.
—Pero... –El mayor estaba asustado, ese niño tan bonito le estaba gritando y él no lo conocía.
—Mira, no sé qué demonios te ocurre, primero actúas normal, después actúas como si fueras el rey del mundo, luego te comportas como un patán, y ¿ahora eres tímido y llorón? No, te estás pasando... En serio... Me estoy cansando de este juego estúpido.
—Pero yo... Usted está equivocado... –El muchacho retrocedía, temeroso ante la ira del castaño.
—Bien... Equivocado... Ajá. –Lo miraba molesto, en serio que Seok parecía otra persona.
—Yo... Usted sabe mi nombre, ¿cómo lo supo? –El azabache lo miraba curioso.
—Mira, SeokJin... Es-
— ¿SeokJin? –Interrumpió extrañado. —Oh... –Dijo como si entendiera la situación. —Usted se refiere a mi he-
— ¡JungKookie! –Un chico de cabello rosa corría hacia ellos con una enorme sonrisa.
—JiMin. –Saludó el otro con su ceño fruncido.
— ¡Oh! Jinnie cariño... –El peli rosa abrazó al contrario por la cintura y se pegó de forma posesiva a él, todo eso ante la incrédula mirada del castaño.
—Hola, Minnie... –Contestó este con una sonrisa tímida.
—No sabía que se conocían chicos. –Comentó el más bajo sin dejar de sonreír.
—De hecho, estaba por decirle que-
— ¿Desde cuándo ustedes se conocen? –Interrumpió el menor de los tres desconcertado.
—Desde el semestre pasado. –Respondió el de mejillas abultadas. —Bueno, debo irme, sólo pasé a saludar.
Dicho hecho, besó la mejilla del más alto con cariño y se despidió del otro, siguiendo su caminar.
—Mmm bueno... Yo también debo irme, perdón por las molestias. –Hizo una reverencia dispuesto a marcharse pero el otro lo detuvo.
—Espera. –Lo tomó de la mano con suavidad. Se había resignado. — ¿Te parece si vamos a almorzar? Creo estar entendiendo tu situación, Jin-hyung. –Comentó pensativo, una pequeña sonrisa se formó en sus labios y el azabache se sonrojó aún más.
— ¿Ya no está molestó? –Preguntó con tanta inocencia que el castaño casi murió de ternura.
—No... Yo... Te apoyaré ¿Está bien? Sea lo que sea que tengas, yo estaré contigo. –Susurró con cariño y besó los labios esponjosos del mayor con suavidad.
El azabache estaba en shock, el niño lo confundía con su hermanito menor, debía decirle pero... ¡Rayos! El castañito besaba muy bien, así que sin temor lo abrazó por el cuello y se pegó al menor, entregándose al beso que se volvió más apasionado.
Mientras el castaño lo abrazaba con fuerza por la cintura, podía sentir que su cuerpo era un tanto diferente, como que no sentía los mismos músculos, ¿será por la ropa tan holgada?
Al cabo de unos segundos se separaron con una sonrisa boba, ambos tomaron los libros y se dirigieron a la biblioteca de Psicología, después de dejarlos, se marcharon a una cafetería cercana y comieron bajo un ambiente muy romántico, SeokJin había adoptado una personalidad muy sumisa y adorable, cosa que lo emocionó.
Al término de la velada, caminaron hacia el estacionamiento del campus, el menor quedó estático de nuevo al ver un Ferrari color rojo estacionado, sinceramente ya no quiso preguntar así que sólo se montó dentro de SeokJin... ¡Es decir! del auto y se marcharon, no sin antes decirle por décimo quinta vez su dirección.
Si SeokJin tenía un trastorno de personalidad y lagunas mentales, él lo apoyaría, estaba decidido.