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ʀɪᴅᴅʟᴇ ʀᴏsᴇʜᴇᴀʀᴛs x ʜᴇʟɪᴏs

-Bien, ya he corregido los exámenes. Hay de todo, pero al menos la media ha subido bastante. Se nota que la Primera Guerra Mundial es un tema que os apasiona más que el resto -comentó la profesora mientras empezaba a pasearse por la clase, entregando la prueba con la nota a los estudiantes.

Algunos de los alumnos lanzaron suspiros de alivio al ver el aprobado. A otros, en cambio, se les dibujó una mueca agria en el rostro al contemplar su calificación. Y, a parte, estaba...

-Un exámen perfecto, como siempre -asintió levemente la cabeza mientras le entregaba las hojas. Se podía leer un gran 10 escrito con tinta verde en una de ellas-. Sigue así, Riddle.

El pelirrojo esbozó una leve sonrisa, pero no para fardar delante de sus compañeros o restregar su nota, solo la alegría que acompañaba a un buen resultado nacido a partir de un esfuerzo. Podría estar en otro mundo, pero sus notas seguían siendo excepcionales.

Después de que todos vieran las correcciones, la clase empezó. Al joven de orbes grises le apasionaba la historia. Era muy diferente a la que se enseñaba en Night Raven College, casi de película. Guerras entre países, máquinas de guerra... Ciencia ficción. Eso era lo que parecía.

"¡DINGGG!"

Todos empezaron a recoger cuando el timbre sonó con fuerza, indicando que aquel día lectivo había llegado a su fin. Eran pasadas las cinco de la tarde, y el chico tenía ganas de salir.

Se despidió de sus compañeros. Algunos no le respondieron, ya que sentían envidia de él y de sus notas. No obstante, prácticamente todas las chicas correspondieron a su lado con risas alegres y tímidas. Les encantaba aquel nuevo y guapo joven pelirrojo que había llegado nuevo a mitad del semestre.

Riddle salió del instituto y empezó a andar, con la mochila colgada en su hombro, por las calles de la siempre abarrotada y ocupada ciudad. El estruendo del tráfico, las obras que nunca terminaban... Todo aquel caos lo había llegado a espantar en un principio.

Mientras paseaba por la avenida, hizo memoria. El día en el que despertó y se encontró con que había viajado entre mundos seguía fresco en su memoria, nunca en su vida se había sentido tan desorientado. Habían pasado tres meses de eso.

Su visión era borrosa, pero casi podía oler el aroma a pétalos de rosa. Apareció en un jardín, lleno de rosales y... Donde al parecer se cultivaban fresas. Cuando encontró la salida, se dio cuenta enseguida de que algo estaba mal. Es más, terriblemente mal. Un paisaje como nunca lo había visto llenaba por completo su campo de visión, hasta donde le alcanzaran los ojos. Enormes rascacielos, miles de vehículos motorizados, un mundo tan tecnológico que para él era casi imposible imaginar algo así. Sin embargo, lo supo. Ese escenario era exactamente el mismo al que Helios pintaba a veces en sus cuadros, antes de que volviera a su hogar.

Logró pasar bastante desapercibido a causa de que vestía el uniforme de Night Raven College (no habría sido lo mismo si hubiera sido la ropa de líder de dormitorio, eso seguro), pero no sabía que hacer, donde ir... Quien sabe, quizá la suerte en verdad le sonrió ese día.

-...¿Ri-Riddle?

Esa voz dudosa, impactada y llena de sorpresa fue su salvación. Como si de una película se tratara, en medio de la calle se encontró con una chica que le era muy familiar, la única persona que conocía en aquel extraño lugar.

El viaje entre mundos es algo recíproco, dar y recibir. Y si puedes ir a un lado... es de lógica que se pueda hacer exactamente lo contrario. ¿El motivo? Ninguno de ambos jóvenes había logrado descubrir la razón por la que el que fue una vez líder de Heartslabyul y uno de los magos más prometedores, acabó en la Tierra.