Al revisar unas cuantas veces más la carta, Charlotte decidió que así estaba bien. Llamó a su criada, la cual apareció a los segundos en su estudio."Desea algo, joven ama?" La típica pregunta. La misma rutina. Charlotte soltó un suspiro innecesario y selló la carta.
"Asegúrate que le llegue a la reina" le entrego la carta en las manos blancas como la leche de Amie, esta reverencio ligeramente y salió de la sala sin falta del "permiso para retirarme". Charlotte se desplomó en su silla, rodeada de su pequeño estudio de madera y libros. Estaba agotada. Esta noche había sido muy larga, y después de esa persecución agotadora con ese hombre, a penas y había tenido fuerza para escribir una carta a media noche. Cerró los ojos con la afirmación de que su trabajo ya había terminado, lo demás le tocaba a el perro Phantomhive, o como se llamara, ella sólo lo llamaba así en su mente. Cada uno tenía su trabajo, y el de ella era atrapar a sus presas, tal y como un gato. El trabajo sucio era para el perro. En verdad, nunca había tenido una conversación apropiada con él, sólo lo había visto en bailes importantes (en los que sólo intercambiaban miradas) o cuando la reina hacia un llamado hacia los dos, en los que sólo debatían y discutían sobre el caso a tratar. Tenía qué admitir que el chico era un genio, no tonto como un perro, era inteligente y con grandes habilidades intuitivas. Pero no se podría decir más nada sobre él. No es que le molestara trabajar con otro, además como ya ella dijo, cada uno tenía su trabajo, no se trataba de algo compartido.
Por un momento paso por su mente la araña Alois. Su trabajo no tiene casi nada que ver con el de ella, pero el gato, el perro y la araña eran los nobles siniestros, al servicio de la reina. Todos tenían que ver entre ellos. Y Alois no era excepción, aunque a Charlotte y Phantomhive no es que le tuvieran mucha simpatía al rubio. Para ser sinceros, los dos odiaba a Alois. Era algo en que el perro y el gato coincidían, la araña era un ser insano que necesitaba ser devorado.
Sus pensamientos se fueron oscureciendo hasta dejar un vacío, señalando que se había quedado dormida.
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"Joven ama, hora de despertar" la melodiosa voz de Amie se unió con los rayos de sol pegando contra sus ojos, al pestañear unas cuantas veces vislumbró la cabellera negra de la criada para luego ver sus ojos grises brillando con la luz del día."Buenos días" dijo la criada de nuevo. Charlotte no respondió y se sentó en la orilla de la cama. Amie empezó a vestirla mientras decía el horario de hoy.
"... Una carta de la reina llego hace una hora..."
"¿¡La reina?!... Entregármela" Por alguna razón, Charlotte sintió que era urgente. La carta toco la punta de sus dedos al terminar la última frase. Despejó el sello real para abrir la hoja. La estilizada caligrafía típica de siempre se reflejó ante sus ojos.
"Mi querida niña, Charlotte Blackwell
Tu reporte de anoche fue de gran uso, agradezco de nuevo tu maravilloso trabajo, me enorgulleces cada vez más querida. Ayer uno de mis mayordomos me pregunto si tu y Ciel Phantomhive se conocían y me sorprendí al recordar que no habían tenido ni un té juntos, ¿Cuándo fue la última vez que tú y Ciel se vieron? Hace casi 5 años! Ahora que los dos tienen 18 años, sería un gran momento para un reencuentro, ¿no te parece espléndido? Mis dos niños podrán reencontrarse de nuevo. Ciel Phantomhive me ha dado su respuesta afirmativa, seguro su carta estará en camino. Espero que algún día visites tu también.
~Victoria."
"Reina chiflada" susurró con un suspiro, Charlotte pudo oír una suave carcajada de parte de Amie.
"A donde van sus respetos a la reina, joven ama?" Dijo con tono de broma la criada. La joven alzó una ceja.
"Estoy diciendo la verdad" dijo refutando Charlotte, cambio de sujeto inmediatamente " la carta de Phantomhive ya llegó?" Preguntó frunciendo el ceño, en verdad tenía cosas más importantes que hacer una visita a un perro, a un asesino. Dejó la carta en el suelo y con su vestido puesto, tomó un sorbo de té mientras recibía su otra carta.
"Charlotte Blackwell
Esta formalmente invitada a tomar el té a las 4:00 p.m a la mansión Phantomhive con la finalidad de un reencuentro.
Escrito: Sebastian Michaelis, 1er Mayordomo de la mansión Phantomhive
~ Ciel Phantomhive""Tch" dejó la carta en el suelo de nuevo. Otra carcajada de Amie." La hora, Amie" le interrumpió . La criada sacó un reloj de bolsillo de su delantal y lo reviso para guardarlo de nuevo.
"Las 3:30p.m, ama" Charlotte abrió los ojos de golpe, tanto había dormido?, más bien a que hora se quedo dormida?.
":¡¿QUÉ!? ¿Cómo se te ocurre?¡Hay que partir ya!" Dijo con rabia la duquesa, abriendo la puerta de su habitación de golpe, la criada siguiéndola por atrás.
"Se quedó dormida a las tres de la mañana, tiene que mantener un sueño de al menos 8 horas. No puede empezar un día tan cansada" se podía oír la burla a través de las educadas palabras. Una rabia le subió a Charlotte hacia su criada.
"Esta vez fueron 12 horas. Que no se repita" finalizando lo último volteo sus ojos morados hacia los grises de su criada. "Corre y prepara el carruaje, tienes 30 segundos, de aquí a la casa de Phantomhive son 30 minutos, así que apurate." Dijo si ninguna emoción en el rostro o voz, ya había mucha alteración por la mañana. La criada bajo corriendo la escaleras hacia el infinito camino por la mansión hasta el establo donde estaba el carruaje. Charlotte bajó con tranquilidad las escaleras hacia la gran puerta principal. Esperando el carruaje que salió unos 5 segundos luego de su espera. Se subió con delicadeza y suspiró al sentarse por fin en paz.
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El carruaje estuvo al frente de la entrada de la mansión Phantomhive a las 3:59 p.m. Justo a tiempo, se dijo Charlotte a sí misma. La mano blanca de Emie tendiendo se para ayudarla, la cual negó. Fijó su mirada en la de ella.
"Tu ve por la puerta principal, yo tomaré otro camino" dijo con una mueca de diversión, quería divertirse con el inútil perro. Por qué algo que todo el mundo sabe, es que la agilidad del gato no se compara con la de el perro.
Aunque ella era una noble, Amie le había hecho el favor de enseñarle maneras de defenderse así misma, tales como las artes marciales, aunque no sabía manejar un arma, nunca había matado con un arma de fuego, excepto por aquella vez. Su trabajo nunca requería matar a nadie, aunque ella a veces solo lo hacía por diversión. Era algo incómodo estando en vestido ahora mismo, pero sus ganas no le permitían renunciar sólo por su vestimenta, además que no llevaba un vestido tan voluminoso, trató de llevar uno lo más flojo posible.
Divisó una ventana grande a lo alto, con paredes llenas de libros, muy parecido a su estudio. Las probabilidades de que el duque estuviera allí la hicieron subir por cada pequeña ventana hasta llegar a la que quería, sentía como una gota de sudor pasó por su frente y la aparto con una sonrisa satisfecha. Que descuidado, la ventana estaba abierta.
A penas pisó el marco de la ventana, la silla frente suyo dio la vuelta, quedando cara a cara con un hombre apuesto, apuntando le con una pistola. Su cabello negro azulado y liso quedaba perfectamente con su ojo azul marino y su cara aporcelanada, tenía un parche cubriéndole su ojo derecho y su compostura era delgada (con tal vez un poco de músculo) y era elegantemente alto. Era totalmente apuesto. Charlotte no perdió su compostura y su cara sin emoción alguna. Se podría decir lo mismo de Ciel.
"Perro"
"Gato"
Intercambiaron sus sobrenombres a cada uno. Fruncieron el ceño ambos y quedaron unos segundo en la misma posición, si decir nada.
"¿Quien te da el derecho de apuntarme?" Dijo con autoridad Charlotte, si moverse.
"¿Quien te da el derecho de escabullirte en mi estudio?" Le respondió el duque con una sonrisa soncarrona. Charlotte le devolvió la misma sonrisa mientras poso sus pies en el suelo de la sala, Ciel guardó el arma en el gabinete de su escritorio de nuevo. "Llegas 5 minutos tarde, Blackwell" su voz grave y encantadora dijo juntó a sus ojos arrogantes.
"¿Quieres qué te de una explicación a caso, Phantomhive ?" Respondió con una ceja levantada, diciendo el apellido del muchacho despacio.
"Tu criada debe estar esperándote en la puerta principal" dijo Ciel, haciéndole una señal con la mano para que le siguiera.
"Tch".
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La Gata de la Reina (Ciel y tu)
FanfictionCharlotte Blackwell no se esperaba nada de esto, no esperaba que su vida cambiara de un día para otro, de la forma más sencilla posible, cuando aceptó la petición de la Reina Victoria de Inglaterra para trabajar en un caso junto al infame Perro gua...